Capítulo 31

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__________ despertó más temprano de lo normal. Ese día, quería que fuese especial. Había escuchado en las noticias la mejoría del asunto de la guerra…lo cual…admitía, no le gustaba recordar mucho. Ese día no. Matthew no había dormido con ella, probablemente había estado ocupado anoche, haciendo quien sabe qué. Ya se lo preguntaría.

Fue hasta su habitación, con una bandeja de plata, llena de pasteles preparados por ella misma, un delicioso desayuno, que ella nunca antes había accedido a preparar. Tocó la puerta, un par de veces…incluso pensó en preguntar algo como…’¿mi amor? ¿Estás ahí?’…que bien sonaría aquello, viniendo de sus labios, y aterrizando en los oídos de Matthew. Pero solo se atrevió a tocar la puerta. 

Elena le abrió. Traía puesta una camiseta de Matthew, la reconocía por que traía su olor impregnado en ella. Despeinada. Y sin pantalones, más que con unas jodidas bragas. Abrió los ojos como platos al observar a __________.

- Señorita…lo siento, perdóneme…no quería que me vea así. – se cubrió, estrujando la camiseta de Matthew con sus manos. __________ sintió que vomitaría de la pura sorpresa.

- ¿Qué haces aquí? – preguntó ____________. Imaginándoselo todo. El corazón se le volvió pequeño, al igual que el pulso, la misma sangre, más fría que nunca.

- Solo vine a… 

- ¿Dónde está Matthew? – los ojos de ____________ se humedecieron. Maldita, maldita mil veces.

- No…no es lo que piensa. – murmuró Elena. Estupefacta.

_____________ observó la cama de él, desordenada, las mismas sábanas en donde ellos dos habían hecho el amor, ahora…envenenadas por otra aventura. Los ojos se le humedecieron, muchísimo, el nudo en la garganta creció aún más sin permitirle respirar. Quería morir. Sentía que se desvanecería de un momento a otro. Matthew era un maldito cabrón. Oh Dios… le dolía. Le dolía muchísimo.

- ¿Matthew? – preguntó re fortaleciendo la voz. - ¿Dónde está él? ¡Joder! – gritó impulsiva. Tiró la bandeja de plata, a quién sabe dónde. Sus piernas empezaron a temblar, dejándola sin fuerzas, al igual que el agujero en su corazón. Y lo que menos esperaba… Matthew salió del baño privado, con una toalla enredada al cuerpo, de la cintura para abajo. Lo miró, sin saber que mirada tener con él, con su…con Matthew. La mandíbula no tenía control en ella misma, simplemente sabía una cosa, simple y sencilla, ese mismo día, había perdido todo lo que habían comenzado.

- ________… yo…

- ¿Tú qué? – preguntó _____________. Llorando. Se volteó, no quería darle el gusto de verla llorar ni un solo jodido segundo más. – no…no me lo expliques…por favor…

- No es lo que estás pensando, mi vida. – se le acercó por detrás. Tan rápidamente que ni siquiera _______________ lo notó. – mi amor…

- ¡Suéltame! ¡No me toques! …- gritó ella. Asqueada. Sus manos, ahora habían tocado a otra, tal vez con la misma pasión. – no te atrevas a tocarme, Matthew Espinosa. – le aclaró. – que no eres más que un militar de mierda. – tragó saliva al decir esas palabras. – te odio…te odio… - balbuceó. Volteó hacia Elena, cayada, y sin saber que decir. Maldita puta. Siempre lo supo. – Te odio… - le susurró a Matthew de nuevo, otra puñalada, otro bajón, otro golpe. Cerró los ojos, escuchando aquellas palabras que le habían dado justo al corazón, cuanto le dolía. Dios mío, su vida entera se venía abajo, cuando la vio salir de su habitación, completamente diferente, completamente humillada. Un fuerte impacto, de nuevo…al darse cuenta que tal vez esto, nunca se lo perdonaría.

I'll Be Your Protector - Matthew Espinosa Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora