Capítulo 35

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Matthew despertó en medio de la noche. A penas había conciliado el sueño unos breves minutos. Se puso de pie. Evitando que _______________ despertara. No quería molestarla, ella necesitaba descansar… joder, se lo estaba pasando tan mal… y todo era por su culpa. O al menos así lo sentía. ¿Es que iba a ser siempre su responsabilidad?… abrió la puerta de la habitación y salió de ahí…

Intentó caminar. Quería dormir al menos un poco más, necesitaba tener fuerzas para el siguiente día. El último. Aunque él siempre las tenía…pero resultaba que ahora _______________ las manejaba. Si ella estaba bien, él tendría todas las fuerzas posibles. Así funcionaba. Ahora…que la amaba más que nunca.

Abrió su laptop. Quería revisar algunas cosas. Tal vez quería percatarse en que había fallado. Que no había funcionado bien como para que los rusos encontraran su escondite tan rápido. Cuando de pronto, observó un mensaje… uno de hace unos dos días… no lo había leído, pues la bandeja estaba intacta. Esta vez, decidió leerlo.

-Washington, 12 de Diciembre.

"Matthew, te envío esto porque en estos instantes no hay otra forma en la que pueda comunicarme contigo. Las líneas están cerradas. No hay ninguna otra alternativa de comunicación en Alaska…donde me encuentro ahora. ¿Recuerdas el escondite en las islas de Alaska? Lo que voy a decirte es más que un simple pedido, es una orden. Y tienes el deber de cumplirla. Quiero que traigas a ______________ aquí mismo. Que este con su padre. Kappa ya no es un lugar seguro para ella. Quiero que llegue aquí sana y salva como según el agente Elena me indicó que estaba ______. Porque sí… me he contactado con ella, la envíe porque necesitaba saber cómo andaban las cosas en Kappa. Y sí. Me lo ha contado todo. Todo lo que tú no tuviste el valor de contarme cuando era previsto. Todo lo que… tienes con mi hija… toda esa aventura estúpida que se le va olvidar cuando vuelvan las cosas a su normalidad. ¿Lo entiendes? Conozco a mi hija… esto no es más que un simple juego para ella. Olvídala Matthew, ______________ no es para ti… no lo es… no lo será nunca. ¿Te has olvidado de que eres un militar? ¿Qué solo sirves para la fuerzas de estados unidos? No eres más que eso. Un militar, que tiene el deber de defender su nación. Y que si de verdad le importa _______________ la protegerá hasta el final. Y sobre todo… la sacará de ahí, de ese infierno y la traerá conmigo. Un militar que si sabe lo que hace… se quedará en Kappa defendiendo como le he enseñado. Que sepas que no dude ni un segundo de ti Espinosa, por eso _______ está sana y salva. Pero hay algo aquí que tú y yo sabemos perfectamente… un guardaespaldas jamás podría estar con su protegida."

Cerró la bandeja. Y una lágrima se le cayó sola. Aquello le había herido en lo más profundo de su alma. Le había costado tanto tener que asimilar cada palabra. Cada pequeña sensación se hacía más fuerte. Y sentía que se desboronaba por dentro. Sentía que la amaba. Que la amaba como un imbécil. Que la amaba con todas las putas fuerzas de su corazón. Que la adoraba. Más ahora. Más y más. Que la deseaba con todas y cada una de las partes de su ser. Que la necesitaba como un loco. Que no podría permitir que nada le sucediera por el simple hecho de que era su vida entera. Que se había convertido en su vida entera. Que era su punto débil. Aquello que lo hacía vulnerable. Que lo hacía débil. Su razón. Lo único que le importaba. No, no la nación. No estados unidos. No su carrera de militar. No la puta reputación ni los méritos que le darían por a ver protegido a la hija del presidente. Todo eso le importaba un coño. Nada se comparaba con a ver pasado ese pequeño tiempo con ella y a ver sentido que de verdad se había enamorado por primera vez. Y a ver sentido que por primera vez se enamorada de cada uno de los defectos de aquella mujer.

Y lloró. Más y más. Desvanecido. Y tenía ganas de gritar. Ganas de quitarse esa maldita carga de los hombros y ser un hombre normal. Un hombre como cualquier otro. No un militar de mierda. No. Ya no. No más. Golpeó la madera maciza de la mesa en la que estaba puesto el computador. ‘Contrólate’… pensó. Y deseó despertar a _____________. Y abrazarla. Y besarla. Hacerle el amor de nuevo. Por última vez. Y decirle que la amaba. Que la había llegado a querer muchísimo. Que era jodidamente especial para él. Y que siempre…siempre la recordaría…

-Hawaii, Kappa. 14 de Diciembre

"No puedo saber si usted leerá esto después de unos días de retraso. Solo quería avisar que _________irá a Alaska mañana mismo. La sacaré de aquí señor. Se lo prometí, le prometí que la protegería hasta el final. Y así lo haré. Como también defenderé la nación. Hasta el final. Por lo que me quedaré en Kappa hasta que la guerra haya terminado.

Fue un gusto señor, gracias por a ver confiado en mí.

Matthew Espinosa."

I'll Be Your Protector - Matthew Espinosa Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora