💠Capítulo 9💠

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— Tengo frío.

— Lástima que no pueda saltar hacia tu ventana.— Jennie sabía como ponerme nerviosa con unas cuantas palabras.

Nos habíamos vuelto "amigas", claro que prometí no querer huir de ella cada vez que se me acercara solo para saludarme, ella decía que siempre daba la impresión de sufrir ataques de pánico cuando se acercaba a mí.

Y Troy, Rosé y Stefanie lo llaman "pánico gay", como una broma personal que habíamos adoptado.

Y ahora tenía algo de rareza en el cuerpo cada vez que sentía ese hormigueo en el estómago cuando la veía caminar hacia mí y saludarme con un beso en la mejilla todas la mañanas, pero sabía manejarlo sin salir huyendo y eso era un gran avance.

Aunque éramos unas amigas un tanto raras, ya que en algunas ocasiones había mucha tensión, y si le sumábamos las miradas de deseo...cualquiera que preste mucha atención a los pequeños detalles se podría dar cuenta.

— Eres tonta.— reí mientras escondía mi rostro entre mis manos, avergonzada.

— Tú eres la tonta, yo solo pensaba saltar a tu ventana para darte una mantita, malpensada.— Se hizo la inocente.— Me gustan tus ojos, déjame verlos.

— No puedes verlos muy bien desde allá, déjalo estar.

— Nop; vamos Lili, no me hagas ir para allá.— Reí de su estupidez, separando el dedo índice y el de en medio del anular y el meñique, dejando un espacio para que pudiera ver solo mis ojos.— ¡Eso es trampa!

—¡No especificaste!, dijiste que querías ver mis ojos, no mi cara.

— Muy astuta, Manoban.— Rió.— Pero ahora atente a las consecuencias.

Fruncí el ceño con confusión y lo entendí todo cuando la vi sacando medio cuerpo por la ventana.

— ¡Jennie!, ¿¡estás loca!?, ¡Por el amor de Dios!.— Entré en pánico, cada pequeño paso cauteloso que daba me hacía imaginar cosas terribles con un final nada agradable.

— Son como las 3:00 a.m, deja de gritar si no quieres despertar a tus padres.— Estaba tensa, con las manos sudorosas y en posición de alerta.— Tranquila, llegaré viva para que puedas abrazarme.— Me hubiera reído junto a ella si no me encontrara tan nerviosa y preocupada.

— Ten cuidado.

— Solo se silenciosa y evita a toda costa gritar, por favor.— Pidió con una sonrisa amable, a lo que yo respondí asintiendo con la cabeza.

Cerca de nuestras ventanas habían unas escaleras de emergencia, era como si los constructores de nuestras casas sabrían que las necesitaríamos.

Ella bajó las escaleras con cuidado, y cuando estuvo abajo subió por las mías.

Por unos minutos sentí como mi corazón paraba de latir, ella logró llegar al borde de mi ventana con agilidad, pero casi pierde el equilibrio al tener calcetines puestos, resbalándose un poco.

Tomé sus piernas, abrazándolas para darle estabilidad y ambas pudimos respirar con normalidad, me había costado mucho guardar silencio.

Entró por mi ventana y se tiró sobre mí, abrazándome y riendo muy despacio, me uní a ella, escondiendo mi rostro en su cuello.

— Maldición eres tan estúpida, casi te resbalas por la culpa de los calcetines.— Golpeé su cabeza, estaba molesta por el gran susto que me dio.

— ¿Estabas preocupada?

— Que pregunta tan...— no se me pasaba ningún otro insulto para lo que hizo, bufé y rodé los ojos.— Claro que me preocupé...eso...eso es lo que hacen las amigas.

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