De regreso a ti - Tsunade & Tu

Aquel reencuentro esperado.

Sus rostros estaban lo suficientemente cerca para volver a tentar a la mujer mayor probar, luego de tantos años, aquellos labios. Esos ojos que tanto la llamaban para acercarse más y más, dejó que todas sus dudas se esfumaran para ponerse de puntas y llegar a su rostro.

Pero cuando eso sucede, aquel cuerpo se esfuma.

No era su Jutsu especial, no era ningún truco. Tsunade se lo había imaginado.

—Esto no puede estar pasándome— se tomó el rostro suspirando con fuerza y colocando sus brazos en su cintura.

¿Acaso se estaba volviendo loca?

Imaginarla a su lado era lo último que le faltaba para terminar con su mente.

—Tsunade — murmura una voz a metros de ella en dirección al camino hacia el muelle. Se trataba de su asistente quien se acercaba mirándola cautelosamente.

—Shizune — expresa en voz baja, con una notable tristeza. Había sido descubierta y no tenía forma de ocultarlo.

—Dime que le ocurre de una vez— le suplicó —La he notado todo este tiempo con una tristeza enorme, usted no es así y me preocupa.

—No es nada— negó mirando hacia el agua, dándole la espalda para ocultar su nerviosismo —Puedes irte a dormir, es tarde.

Pero la Kunoichi no iba a desistir—Es por ____ ¿Cierto?

—Estoy cansada Shizune...

—Deje de hacerla tan difícil y arriésguese una vez en su vida.

La mujer se sorprendió por aquel reclamo, obligándola a voltearse y mirarla seriamente —¿Cómo?

—Lo siento — se arrepintió enseguida pero luego negó —Tiene a alguien que la ama de verdad. No deje que sus miedos le ganen.

Sin querer negar su situación, mira hacia abajo con pena notando lo obvia que había sido con sus emociones. Aunque Shizune era de las únicas personas que la conocía casi a la perfección.

—Eres la Quinta Hokage de la aldea, la legendaria Sannin— continuó —¿Qué importa a quien quiere a su lado? Se merece ser feliz. Se merece a alguien que la respete y la cuide. Y ____ es la indicada, lo sabes.

Con sus ojos ardiendo bufa divertida —Me conoces bien, gracias Shizune.

—Ahora, ella está en los campos de entrenamiento. Parece que no es la única en no poder dormir por las noches.

—Yo...

—Solo olvida por una vez lo que te dice tu cerebro, y hazle caso a lo que sientes.

—Tienes razón.

Sonriendo sale del territorio de su Clan y se dispone a caminar rápidamente para las calles de la aldea. Respirando con fuerza, siendo inútil el intento de sacar sus nervios, apura su paso para llegar a los campos de entrenamiento.

Y allí estaba, bajo la gran luna, la figura de ____ entrenaba junto a tres clones. Siendo determinada, siendo fuerte y veloz. Concentrada en sus técnicas, dejó en cuestión de minutos a sus clones fuera de juego, quedando a espaldas de la rubia.

Entonces avanzando ahora hacia ella, pero más lentamente, se dejó presenciar por la joven quien la miró exhausta. Su rostro estaba algo traspirado, su respiración agitada, pero no dejaba de verse bien.

Al conectar con sus ojos, estos grises miraron hacia el cielo con estrés. Y luego volvió a ver los almendrados esperando que se acercara para hablarle.

—¿Qué quieres? —suelta abriendo sus brazos — ¿Acaso vas a encerrarme ahora para poder deshacerte al fin de mí?

Sin hacerle caso alguno a su pregunta, se detiene cuando sus cuerpos están a medio metro de distancia y la observa. Recorre sus ojos, su boca, su nariz hasta llegar a su pequeña cicatriz en el mentón, pensando y asegurando porqué valía la pena estar allí y arriesgarse.