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-Bien, creo que todo está hecho. Cuando ustedes estén listos, los esperamos.- Dijo la pelinaranja, dirigiéndose a la puerta de la habitación.- Rogers, ni se te ocurra ser cursi y hacerla llorar, no quiero que la novia se parezca Bucky.- Amenazó mientras lo apuntaba con el dedo índice y salía de allí.

-Y... am... ¿cómo estás?

-¿Qué clase de pregunta es esa? ¿No escuchaste a Pepper?- Bromeó Natasha.

-Lo siento, no soy bueno en estas situaciones.- Contestó el rubio con una sonrisa, mientras se acercaba a su amiga, se paraba detrás de ella y besaba su hombro.- Luces hermosa. El blanco te sienta bien.

-Gracias Steve. Por cierto, ese traje te va de maravillas. Apuesto a que Stark te ayudó a elegirlo.

-¿Cómo lo supiste?

-Por Dios, si fuese por tí, usarías el traje militar.

-Cierto.- Concordó y luego la miró a los ojos.- ¿Qué sucede Nat? Puedo ver la duda que te atraviesa la garganta, suéltala.- Ella suspiró al encontrarse descubierta.

-¿Estoy haciendo lo correcto?

-¿Amas a Bruce?

-Como a nadie en el mundo.

-¿Sientes que él te ama? ¿Te sientes amada por él?

-Sí, lo hago. Pero no es un amor como el de Clint o el tuyo, y eso es lo que me asusta. Jamás me había sentido amada de esta manera.- El rubio sonrió de lado.

-Natalia Alianova Romanova, esta es la mejor decisión que tomarás en mucho tiempo. Puedo asegurártelo y si me equivoco, puedes golpearme ahora mismo.

-Gracias, eres el mejor amigo fósil que alguien puede pedir.- La pelirroja abrazó a su compañero y este devolvió el gesto.

-¿Vamos por tu hombre?- Preguntó, ofreciendo su brazo.

-Vamos por mi hombre.- Contestó mientras se aferraba al cuerpo del contrario y salían caminando hacia el salón.

***

Los nervios de Bruce iban en aumento con cada segundo que pasaba. Sentía como sus manos sudaban y estaba luchando con todas sus fuerzas por no comerse las uñas.

-Tranquilo amigo, no quiero que saques al otro tipo. Ese traje me costó mucho como para que lo rompas.- El moreno rodó los ojos.

-¿No va a dejarme plantado en el altar?

-No empieces Banner.- Lo regañó.

-Dios ¿cómo soportaste tanta ansiedad cuando te casaste?

-Sigo preguntándome eso hasta ahora. Y sigo enojado contigo por no estar presente ese día ¡pude haber tenido un colapso mental!

-Disculpa, estaba en un planeta totalmente desconocido, atrapado dentro del otro sujeto.

-Sólo bromeo, no te enojes. Escucha, los nervios se extinguirán en cuanto la veas entrar por esa puerta. Te lo aseguro. Cuando la veas caminar hacia tí, con esa sonrisa encantadora, las mejillas sonrojadas y esa mirada que te vuelve loco, ahí amigo mio, es cuando olvidas todos tus demonios internos y te conviertes en el hombre más feliz del universo.- Bruce observó a Tony, el castaño tenía la mirada fija en su esposa, quien estaba en la otra punta del salón, terminando de acomodar el moño de Harley.

-Gracias.- Su amigo sonrió.

Minutos más tarde, cuando Natasha entró por la puerta junto a Steve, Bruce comprobó lo ciertas que eran las palabras de Tony. La paz y la felicidad que sintió en el momento en que Fury los declaró marido y mujer inundó cada célula de su cuerpo y supo que nadie en todo el basto universo se sentía tan bien. Solamente la mujer que en ese instante besaba lo comprendía.

***

-¿No bailas enana?- La castaña volteó.

-Soy malísima en eso Pet.

-Oh, vamos, busca otra excusa mejor.- La menor hizo un puchero.

-No tengo con quién.- Apuntó a la pista.- Mi hermano está muy entretenido con Shuri y Pietro con esa chica...- Hizo un gesto extraño, tratando de recordar el nombre de la pelinegra.- Cali... Calliope.

-Oh, si, los veo... pues, yo no soy el mejor bailarín de todos, pero ¿me concederías esta pieza?

-Será un honor.- Contestó sonriendo.

Ambos castaños se dirigieron a la pista de baile, una vez allí comenzaron a moverse al ritmo de la música, al igual que los demás.

-¿Cómo van las cosas con Gwen?

-Oh bien, ya sabes, al principio todo es color de rosas. Pero sé que cuando las cosas vayan mal, podremos resolver los problemas. Ella es, es magnífica. De verdad.

-Wow, suenas muy enamorado.

-Lo estoy.- Aseguró mientras la hacía dar una vuelta.- ¿Qué tal estan Harry y tú?

-De maravillas.

-Comunícale eso a tu rostro.- Ella sonrió.

-Lo siento, es que últimamente ha estado un poco más... distante. Entiendo que su padre repentinamente quiera reafianzar su buena relación, pero siento que hay algo más.

-¿Hablas de otra chica?

-No sé.

-April, conozco a Harry desde siempre, puede ser que esté pasando algo pero puedo jurar que él jamás te engañaría con otra.

-¿De verdad?

-De verdad.- La música cambió en ese instante. Una melodía lenta empezó a sonar. Ambos jóvenes vieron a todas las parejas del lugar acercarse entre ellas. Se miraron, incómodos.- ¿Te molesta bailar así?

-Sonará tonto, pero nunca bailé un lento.

-Siempre hay una primera vez para todo ¿no crees?- Sin decir más, bajó sus manos hasta la cintura de la chica, mientras ella las colocaba detrás de su cuello. Podían sentir como sus respiraciones se chocaban.
Y fue allí, en el preciso momento en que sus miradas se encontraron, cuando cualquier otra persona del mundo desapareció. No existian Harry ni Gwen, nadie. Simplemente eran ellos dos, bailando.

-¿Crees que esto acabará bien?- No hacían falta explicaciones, el mayor ya sabía a lo que se refería.

-No lo sé. Pero, pase lo que pase, siempre estaré para tí. Nunca lo dudes.

-Te quiero Peter.- Susurró mientras apoyaba la cabeza entre su cuello y pecho.

-También te quiero April.- Contestó.

Avengers: Social Media.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora