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Los rayos del sol se colaban por la ventana en donde dormía Lena, esto provocó que ella se revolviera molesta en las blancas sábanas de la cama que peculiarmente olía a una mezcla de limón y alcohol, una mezcla bastante peculiar pero dulce al olfa...

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Los rayos del sol se colaban por la ventana en donde dormía Lena, esto provocó que ella se revolviera molesta en las blancas sábanas de la cama que peculiarmente olía a una mezcla de limón y alcohol, una mezcla bastante peculiar pero dulce al olfato de la chica.

-Así que a esto huele el dueño de la habitación, interesante- dijo en un susurro la castaña para proseguir a cambiar la pijama que Elizabeth le había prestado por el uniforme del sombrero del jabalí, ese corto y sensual uniforme que Meliodas había dejado la noche anterior en la silla de la habitación para que la chica pudiera trabajar junto a Diane y Elizabeth. La chica cepilló su largo cabello mientras recordaba las palabras de Dan. 

<¿Por qué no dejas crecer tu cabello? es hermoso.>

Lena decidió asomarse a la ventana para así intentar olvidar sus memorias y fue ahí cuando pudo ver el hermoso amanecer y la forma por la cual se colaba por las cortinas y eso logró que todos los recueros tristes se fueran mientras cerraba los ojos para sentir la suave brisa.

La chica puso sus prendas  y decidió baja a ver en qué podía ayudar a su capitán pero al no estar en sus cinco sentidos por la noche de pesadillas, esta cayó por las escaleras y fue a parar sobre algo o más bien alguien que amortiguó su caída

-Auch.- dijeron las dos personas al mismo tiempo mientras se veían fijamente.

-Lo siento mucho- dijo Lena para acto seguida levantarse del chico que aún no reconocía.

-N-no hay problema- decía un muy sonrojado caballero sacro.

-Espera, ¿eres...Howser?- cuestionó la mujer de grandes pechos mientras veía de cerca las facciones del chico, cosa que hizo sacar un sonrojo por parte del muchacho.

-¿L-lena?- se escuchó que decía una tercera voz.

-¡Gil!- decía Lena para luego lanzarse a abrazar al chico con el que solía jugar cuando volvía de sus misiones.

-Lo siento, no sé quién eres- dijo Howser posando su mirada en la chica.

-Creo que era obvio, jeje, al parecer soy diferente sin mi armadura.- decía la que en su momento fue una temida caballero sacro.

-Espera, esa voz. Eres...¡Fuerza centenar!- grito un sorprendido rubio.

-La misma- respondió Lena.

Gil y Howser se sentaron en unas de las mesas y se pusieron a pensar cuánto tiempo había pasado desde que vieron a la linda y delicada Lena hasta que su melodiosa voz los sacó de sus pensamientos.

-Aquí estan sus cervezas- entregó la ahora mesera.

-Gracias, Lena-Onnisan.- 

-Es un placer, pequeño Gil.- decía mientras acariciaba su cabello.

Un hermosos reencuentro por parte de los chicos se llevaba a cabo, momento que fue interrumpido cuando Meliodas decidió que era hora de manosear a su compañera, logrando así que este atravesara la pared de un solo golpe. 

La reencarnación de nuestro amor... (Ban y tú)(terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora