Capítulo VII: La Familia

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Hoy es navidad. En esta época se suele juntar mi familiay mis hermanos mayores nos visitan. La verdad es quesiento mucho apego con ellos y con mis padres, aunque aveces no suelo expresarlo. Son las 11:55 pm y solo somostres hermanos en una sala y mis padres, faltaban dos demis hermanos e iba a comenzar la tradición de hablar enmedio de la sala. Como siempre, papá dando unaspalabras de aliento para este año, mamá hablándonossobre la unión, mis dos hermanos apoyándonos. Ahora metocaba a mí.

—Bueno, solo quería decirles que, a pesar de que faltandos de nuestros hermanos, me siento alegre de estar conustedes. Sé que he cometido errores y me disculpo... —Enese momento brotaron lágrimas de mis ojos, comenzarona caer incesablemente. Mi voz se fue quebrando y soloatiné a seguir hablando—. Lamento mucho, padre, si no hesido lo que tú querías. Me duele mucho haber fracasadodemasiado y sé que es mi segundo año en unapreparatoria. Agradezco mucho la oportunidad que me hasdado y me siento orgulloso de que sean mis padres. 

En ese momento, mi padre sugirió que me calmara, queno debía llorar y mi madre me abrazó como nunca. Mislágrimas seguían brotando de mis ojos y yo me sentía muyaliviado con ese abrazo. Junto a ella, se sumaron mishermanos presentes y una vez que terminé de llorar, nosfuimos a la calle a disfrutar viendo los fuegos artificiales enel cielo. Sé que lloré por los fracasos que había cometido,creo que nadie es perfecto y solemos equivocarnos mucho;lejos de eso, me sentía también triste de no tener a mis doshermanos restantes en esa sala. Como ya lo he dicho, nosoy de expresar mucho cariño por mi familia, pero son mimayor tesoro. Lo hermoso de esta vida es sentir un abrazocálido de nuestra madre; aunque a veces solemos renegarde ella, debemos de tener paciencia y comprensión con losaños, pues los padres, sea uno o dos, nos brindan uncariño irreemplazable y estarán allí para apoyarnos ennuestros triunfos y caídas. Disfruta el momento con ellos, porque sabemos muy bien que no serán eternos. 

Decidí llamar a Selina, aún quedaba ese sentimientomelancólico en mí.

—La verdad es que me puse a llorar en mi sala, mesentí melancólico.

—Sabes que yo te quiero mucho. Te apoyaré en lasbuenas y en las malas. Te amo demasiado
como para dejarque estés triste. A veces, las cosas no salen comoqueremos, mas tenemos que seguir luchando y recuerdaque no estás solo.

—Sí, lo sé. Mañana te iré a visitar, pásala bonito con tufamilia y gracias por tus palabras, yo también estarécontigo en las buenas y en las malas. Te amo, adiós ycuídate mucho.

Fue un día hermoso, comimos pavo y pasamos unmomento muy ameno con mi familia. Mi padre comenzó acontar aquellos recuerdos sobre mamá y cómo llegaron afortalecerse poco a poco, me dijo que los problemas sesolucionan y nunca es tarde como para darse por vencido,que apoyaba cada decisión que iba a tomar. Asimismo mimamá, con un abrazo tierno, dijo que no importaba loserrores que cometieran sus hijos, siempre los perdonaría yque aprendiéramos a perdonar también los errores que unpadre puede cometer, pues nadie nos enseña a ser padre.Es cierto, los padres se equivocan y muchas vecesllegamos a juzgarlos de una manera dura e incomprensible;pero, ¿cuántas veces los hemos dañado y ellos nos hanperdonado? Esa es mi reflexión de hoy.

El reflejo de una vieja juventudWhere stories live. Discover now