Capitulo IX: Nuevo comienzo

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Dos semanas después 

Aquel lugar en el que trabajaba era un grifo cerca decasa, estaba acostumbrándome y aunque parecía que todoiba bien, cada día se hacía más agotador, pues no parabande llegar clientes a cada minuto. En ese transcurrir de losdías de trabajo, conocí a una chica.

—Hola, ¿eres nuevo aquí?
—No, ya llevo un par de semanas.
—Me llamo Bryan, ¿tú?
—Johana, mucho gusto. No había notado que habíasllegado, eso es raro, no suelo pasar desapercibida a laspersonas nuevas.
—Es que suelo no estar mucho en grupo, ¿cuántotiempo trabajas aquí?
—Ya llevo tres años. Trabajo en el market del grifo, ¿quéme dices de ti?
—Bueno yo trabajo para pagarme mis estudios. Mi laborsuele ser agotadora y, a la vez, tengo que inhalar todos losdías los gases de la gasolina, eso me afecta un poco.
—Bueno, ¿qué te parece si pides que te transfieran almarket? Es mejor allí.
—Hablaré con ellos para ver si me pueden dar aquellaoferta.
—Ok, tengo que volver al trabajo, Bryan. Nos vemos,cuídate.
—Nos vemos Johana.

Terminé el trabajo, fui a ver al gerente para solicitar queme transfieran al market porque, en verdad, cada día mesentía peor. 

—Buenas noches gerente, quisiera solicitar que metransfieran al market.
—Buenas noches Bryan. ¿Por qué solicitas ello?, ¿hayalgún problema? 
—Sí, la verdad me siento mal pues los químicos mehacen daño y siento que no estoy rindiendo bien.
—Déjame pensarlo, mañana te aviso.

Al día siguiente

El gerente notificó a Johana que la transferencia quehabía solicitado fue aceptada y el día no pudo ser mejor.Aunque extrañaba a Selina y me sentía un poco deprimido,Johana me animaba pese a no conocer la historia detrás demi tristeza. Al terminar el día, decidí caminar por la mismaruta. Encontré a un relojero, era un viejo muy agraciado,trigueño y trataba de halagarte para que le compres, sumirada era un poco extraña y llamativa. Al tropezar con él,me ofreció un reloj de arena, se veía tan interesante quellegué a comprarlo (desde entonces, siempre lo llevé en mibolsillo). Llegando a casa, me puse a verlo hasta que mequedé dormido. Al día siguiente, volví a acordarme deSelina, pero sabía que ella iba a olvidarme algún día e ibaa ser feliz; además, aquella promesa se perdería en lalluvia de alguna estación. Ella merecía más que eso, puesme dio los mejores momentos de mi vida.
Conocí a muchas personas más en el grifo, mas solouna me parecía una excelente persona... Johana.

—Buenos días, ¿cómo están los muchachos, Johana? 
—Bien, Bryan. Te ves un poco mal.
—No te preocupes, me he sentido un poco cansado enestos días — respondí con una sonrisa.
—Bueno, este trabajo es así, pero vamos, hay queseguir adelante.
—Exacto, no hay de otra.

El día se tornaba cada vez mejor, trabajaba con Johanaa una velocidad impresionante y los clientes salíansatisfechos. Todo iba bien; sin embargo, sin previo aviso...

—Johana, puedes ate... 
— ¿Qué pasa Bryan? —preguntó Johana muy asustada.De pronto, vi un auto estacionarse y bajaron tres hombresarmados. Al intuir que no solo deseaban el dinero, traté dedefender a mi compañera. 
—Johana, retrocede, corre a esconderte.
—No Bryan, tienes que venir. Están disparando sinningún motivo, no quieren que quede nadie. 

Tuve que pelear con dos de ellos, las sirenas de lapolicía comenzaron a sonar y, de pronto, sentí el sonido de una bala y un dolor muy intenso en mi cabeza. El sonido sehizo más suave y escuché que el auto se iba, Johana megritaba que por favor resistiera; sin embargo, mi alrededorse veía más oscuro, sentía mucho frío. 
...
— ¿Hola? Sé que puedes oírme —dijo Johana.

No podía responder, solo tenía una visión borrosa, masno podía moverme y me sentía cada vez más desesperado.

—Bryan por favor resiste, tu familia está afuera y sé quepuedes luchar por levantarte. El doctor me ha dicho queestás en coma, tu familia no ha decidido si desconectarte odejarte así. Yo sé que te vas a levantar.

Sus lágrimas golpearon suavemente mi rostro, intentécalmarme y escuché que el doctor le decía a Johana quese retire...el tiempo de visita se había acabado.
De improviso, llegué a observar un hombre vestido denegro mirándome. ¿Quién era?

El reflejo de una vieja juventudWhere stories live. Discover now