¿Todos los caminos llevan a Roma?

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POV NATALIA

-¿Has visto mis pantalones de nike negros? - Preguntó Elena mientras metía más ropa en su maleta.
-En la ropa de planchar - Contesté con un tono triste pues mi hermana volvía a Pamplona ya que acababan sus vacaciones de verano.
Elena vivía en Pamplona con mis abuelos maternos aunque siempre que podía se escapaba a Madrid para estar conmigo tal y como había ocurrido ese verano. 

María también abandonaba ese mismo día el piso ya que ambas habíamos decidido que lo mejor era que fuese a la ciudad Navarra a intentar hablar con el abogado de mi padre para obtener más información sobre esa misteriosa reunión. Por lo que iba a estar sola un par de semanas. Odiaba la soledad y todo lo que esta implicaba, pues necesitaba estar rodeada de gente para no pensar en el pasado.

Tras haberme despedido de ambas entre abrazos y lágrimas llamé a Miki para ir a tomar algo. No quería llegar a casa tan pronto así que intentaba alargar lo máximo posible esa situación.

Entre en la cervecería donde Miki me esperaba sentado en una mesa. Me acerqué a él y ambos nos fundimos en un abrazo.
La noche de la fiesta nos dimos unos cuantos besos, sin embargo no habíamos hablado de ello, y yo no tenía ninguna intención de hacerlo ya que no habían significado nada, solo lo había hecho para seguirle el juego a Alba.
Estuvimos hablando un rato sobre diferentes cosas, él me contaba como le iba en el bar, y yo a él sobre como eran mis días en la fashion Mode.
-¿Siempre quisiste tener tu propio bar? - Pregunté con curiosidad.
-Noo... Que va... Esto nunca había estado entre mis planes. Estudié informática y mi sueño era dedicarme a ello pero... La vida da muchas vueltas, no encontraba trabajo y se me presentó esta oportunidad.
-¿Informatica? Guauuu, no te pega nada. - Dije sorprendida.
-Ya ves... Soy un hacker de puta madre. - Respondió entre risas.

Al escuchar esa última frase algo en mi cerebro hizo clic, como si se me hubiera encendido la típica bombilla.

-¿Y sabes hacer cosas de esas.... Ya sabes... Hackear ordenadores y así?
-Soy mejor que Edward Snowden. ¿Porqué lo preguntas?
-¿Te apetece cenar en mi casa? Tengo que contarte algo muy importante y este no es el lugar adecuado.

Preparamos unas pizzas para cenar y sacamos unas cuantas cervezas (las iba a necesitar para poder hablar de aquello de lo que tanto huía). Cuando terminamos de cenar Miki volvió a preguntarme por lo que le había dicho horas antes en el bar, yo le di un trago más largo de lo habitual a mi cerveza y comencé a hablar.
-Necesito que me hagas un favor enorme, y que no le cuentes a absolutamente nadie lo que te voy a decir. ¿Puedo confiar en ti?
-Siempre. - Contestó de forma escueta.
-Aunque todos me conocéis como Eilan Bay mi nombre real es Natalia... Natalia Lacunza. - Dije con la voz temblorosa por el miedo.
-¿Lacunza? ¿De qué me suena ese nombre?
-Quizás te suene por Mikel Lacunza, el empresario...
-El empresario que murió por un accidente de coche junto con parte de su familia. - Interrumpió él acabando la frase que yo había iniciado.
-Es mi padre, bueno era. Y... Necesito que me ayudes a hackear un ordenador por él, porque se lo debo.

Miki me miró con cara de pena al ver como mi voz se resquebrajaba ligeramente. Asintió y agarró mi mano dándome un ligero apretón intentando transmitirme de algún modo que estaba ahí para lo que yo necesitase.
No volvió a hacer ninguna pregunta, sabía que yo se lo contaría todo cuando estuviera preparada. Me dio una serie de instrucciones que yo debía realizar en el ordenador que quería hackear para que él pudiera proceder a hacerlo. Debía conseguir instalar una serie de programas en dicho ordenador sin que se dieran cuenta.

POV ALBA

Estaba observando la carta vegana de mi restaurante favorito (aunque me la sabía de memoria) mientras mi hermana, Joan y mi padre esperaban a que yo me decidiese para pedir al camarero.
Mi hermana llevaba unos días buscándome con la mirada e intentando quedarse a solas conmigo ya que quería saber lo que ocurría entre Eilan y yo. Le prometí que se lo contaría pero a decir verdad estaba intentando alargar la agonía lo máximo posible.

LiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora