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- ¿Cómo que no la puedes despedir? - preguntó indignada luego de escuchar la negación rotunda de su padre.

- Nunca lo haré - respondió luego de tragar de su puré de papa. Estaban en un restaurante lujoso de la ciudad por la noche - y menos si al hacerlo se va con el imbécil de Connor Carter - dijo aquel nombre con todo el desprecio posible.

- ¿Y qué importa? Ella es una abogada común y corriente. Tiene un doctorado ¿Y qué? - preguntó como si no fuera nada relevante - yo también podría tener uno y ocupar su lugar. Ademas soy tu hija -

- ¿Comprendes la magnitud de la tontería que estás diciendo? - Preguntó molesto por la inmadurez de su hija - Juliana Valdés es simplemente Juliana Valdés. Connor Carter se la ha intentado llevar miles de veces, pero ella se mantiene fiel a mi firma y no la voy a despedir por tu estúpido capricho de ser mejor que ella - sentenció - ¿Te quedó claro? -

- No - respondió en voz baja jugando levemente con el tenedor de su comida. Su padre suspiró, no le gustaba ser tan duro con ella.

- ¿Por qué no le das una oportunidad a Juliana? - preguntó en una pequeña sonrisa.

- Es ella quien no me la quiere dar a mí - suspiró un poco bajo.

- La conozco, y ella es un poco dura al principio por diversidad de cosas - respondió sin querer dar muchas explicaciones - pero solo tienes que conocerla un poco. Juliana es una buena chica -

- No lo dudo - respondió recordando lo poco que pudo leer de aquel escrito de Juliana - supongo que también es muy talentosa -

- Lo es, conócela - dijo León sonriendo - a pesar de estar divorciada y hacernos creer que no tiene ganas de vivir, estoy seguro de que te sorprenderías mucho - Valentina sólo se encogió de hombros ante las palabras de su padre, tal vez sí había sido un poco ruda con Juliana y debía tratar de conocerla mejor.

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Juliana estaba en el pequeño estudio que improvisó en una de las habitaciones de su casa pensando en lo miserable que era su vida, o al menos para ella ya no había razones para pensar lo contrario.

- Está llamando al número del talento no descubierto - respondió al descolgar su celular - ¿Qué requiere de mí? -

- ¡Cariño mío! - Escuchó esa voz hablar alto - ¿Cómo estás? -

- ¿Requiere mis servicios como abogada? - preguntó tratándolo como a cualquier persona que llamaba a su número privado laboral.

- Requiero tus servicios como mujer - respondió galantemente y Juliana rió un poco.

- No tengo tiempo - suspiró rascando un poco su cabeza - ¿Qué quieres? ¿Y por qué llamas a mi número privado? -

- Escuché que te divorciaste - respondió. Juliana puso sus ojos en blanco.

- Me divorcié de ti - respondió confundida - ¿Estás ebrio? - preguntó aunque ya supiera la respuesta.

- Puede - respondió en una risa - vuelve conmigo, amor. Te extraño mucho... - Juliana suspiró.

- No gracias, pero gracias - respondió en una risa irónica antes de cortar la llamada - al parecer no soy la única con una miserable vida - susurró mirando su celular, aunque eso ya lo sabía.

Esa noche dormiría en la cómoda silla donde acostumbraba sentarse a escribir, el primer regalo de Sergio como su esposo.

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Paper Hearts  (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora