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El sonido de la película todavía hacía presencia en la sala, sin embargo la sonrisa de Valentina no se borraba debido a que su atención se encontraba totalmente en sus pensamientos. ¿De verdad estaba a punto de besar a Juliana? Llevó sus dedos superficialmente a sus labios al recordar, besó su frente cubierta de cabello y besó su fina nariz, el ruido más fuerte era el de sus corazones.

– Vaya – susurró con una sonrisa recostando su cuerpo en el sofá – vaya – repitió sintiéndose como una adolescente otra vez, le gustaba Juliana y lo tenía claro. Pocos días fueron suficientes para que su presencia la hiciera sentir cómoda y que su sonrisa le provocara sonrojarse, y si eso no era amor entonces no quería buscarle otra definición.

– Vaya – suspiró Juliana con una sonrisa mientras miraba el techo de su estudio. Valentina estaba a punto de besarla y a pesar de que lo evitó, no negó que quisiera hacerlo, debía estar segura. Quizá la primera persona a quien amo era hombre, pero no sabía si la última sería una mujer. Sonrió al sentir cómo se sonrojaba y llevó sus manos a su rostro para cubrirlo. Valentina era maravillosa, por lo tanto no quería perderla. No dejaría que un beso las separara, por eso, en su mente, ese beso debía unirlas más.

Juliana despertó temprano al recordar que haría el desayuno ese día, así que rápidamente fue hacia la cocina y su sonrisa no se borró cuando vio a Valentina sentada en la mesa leyendo el periódico local.

– Buenos días, Valentina – sonrió acercándose a ella. La chica sonrió al escucharla y dobló el periódico para dejarlo en la mesa para así levantarse.

– Buenos días, Juliana – respondió de igual manera – ¿Cómo dormiste? –

– Muy bien – asintió sinceramente – ¿Y tú? –

– También muy bien – respondió – ¿Qué vamos a cocinar hoy? – Juliana negó con su cabeza.

– Yo voy a cocinar, tú quédate sentada ¿Bien? – pidió tomándola de los hombros para que suavemente se volviera a sentar. Valentina solo se dejó llevar sin apartar sus ojos de su rostro – puedes verme pero no intervenir – rió.

– Como tú digas – respondió con una sonrisa. Juliana solo asintió para dirigirse al refrigerador y pensar qué cocinarle a Valentina.

Valentina no apartó su vista de la figura de Juliana mientras cocinaba, la escuchaba murmurar y maldecir en voz baja, de verdad se estaba esforzando y lo comería con una sonrisa, aunque quedara terrible. Casi una hora después, Juliana le sirvió un plato con plátano, fruta y una taza de su café negro, se veía desastroso.

– Se ve delicioso – dijo Valentina sorprendida mirando su plato. Juliana ladeó su cabeza sin creerle ni una palabra.

– Se ve quemado – dijo sentándose junto a ella. Valentina negó con su cabeza.

– Me darías un tenedor, por favor – pidió con una sonrisa y Juliana le dio uno rápidamente, expectante a que Valentina probara lo que le preparo – aquí voy – susurró acercando el tenedor al desayuno.

– ¿Y bien? – preguntó ansiosa viendo cómo masticaba.

– Wow, te quedó delicioso – respondió una vez tragó – no eres tan mala – dijo sonriente, estaba quemado pero a Valentina le pareció de verdad rico.

– ¿De verdad? – preguntó emocionada a lo que Valentina asintió – recordé que no comes carne, así que intenté prepararte algo rico sin carne – sonrió viéndola comer.

– Te luciste – rió un poco mirándola también – muchas gracias –

– A ti – respondió encogiéndose de hombros – a ti, Valentina – suspiró.

Paper Hearts  (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora