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Luis Valdés murió antes de cumplir cuatro años de edad. Murió a causa del golpe que recibió por parte de un auto. Murió antes de aprender a hablar sin balbucear. Murió sin comprender el significado de la muerte. Murió sin entender por qué dolía tanto. Murió sin despedirse de mamá y papá. Murió con una sonrisa. Murió demasiado pronto.

La habitación de Luis Valdés estaba vacía.

– Ahora tendría casi siete años – susurró Juliana mirando la habitación totalmente impecable, sin ningún cristal en el suelo o juguete en las repisas. Sus ojos se cristalizaron ¿Era acaso el fin de aquel ciclo? No quería dejar atrás a su hijo, a pesar de estar muerto, lo sentía con ella – oh por Dios, lo extraño tanto – susurró llevando sus manos a su rostro para intentar sollozar en silencio.

– No llores, Juls – le susurró Valentina abrazándola un poco – lo estás haciendo muy bien – le sonrió con ternura – no puedes retroceder ahora –

– Cada vez que siento que avanzo un paso, retrocedo dos – susurró bajando un poco sus manos, dando paso a la expresión de su rostro, tenía miedo, miedo de dejar ir a Luis – no sé sí pueda hacerlo – la miró. Valentina no dejó de sonreír suavemente.

– Sí puedes – le respondió – puedes porque ya lo estás haciendo. No te rindas ahora, Juls – Juliana la miraba en realidad asustada, no sabía sí podía hacerlo – por Luis tienes que hacerlo – como sí Valentina supiera lo que necesitaba escuchar – por ti misma tienes que hacerlo –

– Mi hijo murió – susurró, era un hecho – nada va a devolvérmelo, nada – suspiró – sin embargo lo estoy reteniendo – Valentina asintió – quiero volver a comenzar – susurró mientras que se quitaba su anillo de casada, sorprendiendo enormemente a Valentina – no olvidaré a Luis jamás, y a pesar de que este anillo representa mi unión con él, también representa mi unión con mi ex esposo – dijo envolviendo el anillo con su mano – amaré a mi hijo por lo que me queda de vida, lo amaré por siempre. Pero ya no amo a Sergio, ahora te amo a ti – la miró – y debo dejar de ser hipócrita – asintió muy segura de sus palabras.

– Eso quiere decir que...– comenzó Valentina.

– Se acabó – interrumpió notando que la marca del anillo había quedado en su dedo anular – quiero comenzar de nuevo, comenzar de nuevo contigo, Valentina – dijo un poco nerviosa – ¿Quisieras hacerlo también? –

– No hay nada más que quisiera hacer ahora – respondió sinceramente, entonces Juliana volvió a sonreír para unir sus labios con los de ella, sellando un nuevo comienzo, sellando su nuevo comienzo.

3 meses después.

Juliana y Valentina, Valentina y Juliana.

Dos meses fueron suficientes para que Juliana aprendiera a manejar bicicleta, sin embargo no lo fueron para que Valentina aprendiera a conducir un auto.

– ¡Detén el auto, Valentina! – volvió a pedir Juliana nerviosa. Valentina sin saber cómo simplemente dejó de pisar el acelerador, provocando que se detuvieran un poco fuerte.

– Lo siento – repitió por enésima vez.

– Voy a terminar quedando sin auto – fue su respuesta, asustada por eso – ¿Cómo no has aprendido a detener el auto en tres meses? – no pudo evitar reír.

– No lo sé – respondió sonrojada – supongo que no soy muy buena conduciendo –

– No, eres terrible – volvió a reír – pero no te preocupes, yo soy pésima cocinando, tú eres increíble – asintió sonriendo.

– Gracias – respondió encogiéndose de hombros – tú también eres increíble – Juliana ladeó su cabeza sin dejar de sonreír, sin dejar de mirarla.

– Te amo – le dijo sinceramente – te amo muchísimo –

– Yo te amo incluso más – le sonrió

Juliana miraba a Valentina de la manera más pura, cualquiera querría un amor así, cualquiera querría que alguien le mirara así. Juliana adoraba a Valentina, estaba segura de eso, sin embargo quería decirle algo, o mejor, quería proponerle algo, sin saber cómo hacerlo.

Al verla sentada frente a la mesa leyendo el periódico, pensó que no debía perder más tiempo. Quizá era un poco apresurado, quizá debía esperar un poco más, sin embargo la vida le enseñó que cualquier momento puede ser el último, y con Valentina no quería arriesgarse.

– Valentina – dijo Juliana en realidad nerviosa, una vez se sentó a un lado de la mesa.

– Dime, Juls – respondió sin dejar de leer aquella noticia interesante, pero no tanto como lo que estaba a punto de escuchar.

– Eh... bueno... he estado pensando en muchas cosas – comenzó un poco bajo mientras que jugaba nerviosa con sus manos – y te he amado desde hace meses y meses, casi un año... –

– Y yo a ti – le dijo Valentina pasando la página. Juliana asintió.

– Lo sé, por eso quería comentarte sobre lo que he estado pensando – respondió sin alzar el tono de su voz – yo quiero estar contigo, estoy segura de eso... –

– Y yo contigo – volvió a interrumpir. Juliana rió, no la dejaba terminar y eso solo la llenaba más de nervios.

– Sí, yo me siento lista ahora – dijo por fin mientras que Valentina tomaba la taza de café para darle un sorbo – Valentina – dijo firme, incorporándose – quiero tener otro bebé – Valentina sintió cómo el café se detenía en su garganta, no se esperaba esa declaración – ¿Val, estás bien? – le preguntó Juliana preocupada mientras que se acercaba a ella. Valentina, tosiendo, colocó el periódico sobre la mesa y Juliana con una servilleta comenzó a limpiar sus labios ahora llenos de café.

– ¿Un bebé? – preguntó impresionada. Juliana asintió con una sonrisa y mejillas sonrojadas.

– Contigo – respondió. Valentina miraba la sonrisa de Juliana y por fin un brillo en sus ojos, por fin expresando algo, sin darse cuenta tenía los suyos cristalizados. Por fin, Juliana había decidido darse una oportunidad de ser feliz, ser feliz con ella – ¿Por qué lloras? – preguntó tiernamente.

– Tus ojitos están brillando – susurró sin poder dejar de verlos – Juliana, eres perfecta – dijo derramando la primer lágrima – ¿Quieres tener un bebé? –

– ¿Tú lo quieres? – preguntó aún nerviosa. Valentina simplemente asintió sin dejar de sonreír, no podía decirle que no. Juliana sonrió ampliamente antes de envolver el cuello de Valentina con sus brazos – gracias, gracias, gracias – dijo emocionada.

Valentina correspondió su abrazo sin saber todo lo que vendría en camino, sin embargo ver a Juliana sonreír de esa manera, era suficiente para enfrentar cualquier cosa.

Tenía una motivación, y muy pronto tendría dos.

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¡¡¡JULIANTINAS TENEMOS PELÍCULA Y PRÓXIMAMENTE SERIE!!! Valió la pena esperar.

Ésta hermosa historia NO ES MÍA, todos los créditos son de Paper_Crush que amablemente me dejo adaptarla a Juliantina.

Paper Hearts  (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora