Bienvenido

184 11 3
                                    

— ¿Qué le diremos a mi hermano cuando vuelva? — dije besando su cuello.
— Puedes decirle lo que quieras si sigues haciéndome sentir así — dijo con voz rasposa apretando mi trasero.
— No estoy haciendo nada — sonreí deslizando mis manos por su espalda hacia abajo arañándola levemente al subir.
— Eres perfecto — gruñó.
— Entonces ¿Qué le diremos?.
— A tu hermano... — dijo echando su cabeza hacia atrás.
— Mhm — afirme divertido moviendo mis caderas.
— Sobre estas semanas — apretó mi cadera.
— Si — reí levemente al verlo sumergido en puro placer.
— Pues... podríamos decirle que has tenido, has tenido algún problema y has querido descansar de todo... que yo me aseguraba de que recibieras comida y otras cosas — sonrió levemente dándome una nalgada.
— Bien — sonreí — eso haremos.

Dije separándome de su cuello a lo cual gruñó disgustado.

— Bebé no pares — ordenó pero sonreí mordiendo mi labio — vamos, sabes que debes obedecer, tendré que castigarte si no lo haces pequeño.
— Oh que miedo — reí levantándome a lo cual el me miro serio.

Esa mirada llena de oscuridad e incontrolables deseos sexuales, me encantaba lo que venía después. El sujetó mis caderas encajando las uñas, apretando con demasida fuerza y la metió de golpe.

— Eres un masoquista de primera — dijo dándome una nalgada — te gusta que te duela ¿no?.

Sonreí satisfecho y el empezó a embestir fuertemente, me sujete de la pared para no ser empujado y en unos largos minutos, ambos nos corrimos, pero sabía que no era suficiente para ambos, seguimos hasta lograrlo unas doce veces más recostándonos en la cama con él abrazándome por la espalda.

— Estas listo para volver a casa — dijo besando mis hombros.
— Como quieras — sonreí.
— Pero antes debes seguir tres reglas, la primera... no debes siquiera besar a alguien más, si eres obligado dímelo y yo lo mato, la segunda... vas a pasar los fines de semana conmigo pequeño y la tercera... vas a ser mío por siempre.
— Bien, pero yo tengo una regla... — el me miró pero asintió — no debes golpear o dañar de ninguna forma a mi hermano, amigos y a Hoseok.
— No lo haré mientras no te toquen de más — susurro.
— Bien, estoy listo entonces.

Ambos tomamos una ducha que no cabe decir como termino teniendo que tomar una segunda, después cubrí mis muñecas con pulseras negras de cuero, me puse ropa nueva que el trajo para mi y ambos subimos a su camioneta roja, al llegar a la ciudad estaba todo soleado, el tomó mi mano entrelazando nuestros dedos y al llegar a casa respire profundo.

Él abrió la puerta a lo que lo abrace de inmediato.

— Si se enoja...
— No lo hará, estarán felices.
— Sobre los golpes de hyung.
— Eso ya lo arregle yo y no lo van a mencionar para nada — besó mi frente — confía en mi.
— Bien — rodeé su cuello — bésame antes de entrar.

Él sonrió besándome con profundidad separándonos jadeando un poco, le di otro corto beso y el otro para después unir nuestras frentes.

Hay amabilidad en su rudeza, me he enamorado de un psicopata y no me arrepiento de nada, nada de lo qué pasó ni nada de lo que pasará. Caminamos algo apresurados por mi ansiedad y al abrir la puerta me tope a Nam con Jin en el sofá en medio de el acto, cerramos la puerta rápido y nos reímos cubriendo nuestras bocas.

Esperamos una media hora para volver a entrar a lo cual ambos estaban sentados en el sillón viendo televisión.

— Ya volví — dije a lo bajo, Nam al verme se levantó de inmediato corriendo a mi abrazándome.
— Bienvenido Kookie — empezó a besar mis mejillas — bienvenido.
— Jungkook ah — sonrió Jin abrazándome — ¿donde estabas?.
— Esa noche sucedieron muchas cosas, quería estar solo por un tiempo y le pedí ayuda a Tae hyung — dije sonrojado abrazándolo.
— Te extrañé mucho — susurró.
— ¿Ya pararon de... — dijo Hoseok bajando, el me miró sorprendido, al ver sus ojos...

Me di cuenta, el no había olvidado nada de lo que hicimos, tampoco como Tae lo golpeó...

Sweet but pshyco (vkook). PRIMERA TEMPORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora