Ramé [Sarumi/K-project]

Capítulo diecinueve

Mentiría al decir que nunca le ha arrebatado la vida a alguien, siempre lo disfruta y lo hace aún más cuando se toma su tiempo.

Aprieta el cálido cuerpo que abraza contra el suyo. 

No quiere abrir los ojos, quiere pasar todo el día así, sosteniendo a Misaki, sintiéndose tranquilo y en paz, aspirando su olor, escuchando los latidos de su corazón.

Ahora siente cómo todo el peso que tenía se esfuma, sabe que ahora Misaki ya no correrá ningún peligro, ni él ni nadie más.

No le importa mancharse las manos de sangre por Misaki, lo haría una y mil veces más si fuera necesario.

Y es cuando se trata de Misaki que todo cambia, todo se vuelve irreal y de un brillante amarillo que lo deslumbra y lo lleva a la locura.

Porque Misaki es su todo y él desea ser su todo.

Abre sus cansados ojos azules encontrándose con el desordenado largo cabello rojizo que le recuerda al Misaki de la escuela media.

Recorre con su nariz deteniendo su recorrido en donde el cabello cae y su piel canela es expuesta, inhala profundo embriagándose con el olor a frutos rojos de su shampoo y el delicioso olor a hogar que desprende.

Un hogar que nunca tuvo pero que sabe cómo es estar en uno, un pequeño lugar en el cual refugiarse y ser quien es sin ninguna preocupación.

Un pequeño y dulce hogar que es sostenido entre sus manos.