Observó los pequeños autos y personas que recorrían la ciudad desde su balcón en aquella tarde de otoño, ahora vivía junto a Saruhiko en el piso número 23 de un complejo de exclusivos departamentos, todo sea por su seguridad así lo decía su pareja.
Dos años habían pasado en un abrir y cerrar de ojos, dos años en los cuales hubieron risas y también llantos.
Dos años desde que su relación con Saruhiko se transformó en una relación de apoyo y entendimiento continúo, de aceptar los errores del pasado, de asimilar que en ocasiones suceden acontecimientos que nos marcan para bien o para mal pero que dejan una huella en la vida que nos hace evolucionar como personas.
Sostuvo con fuerza la tablet en su mano izquierda al recordar todo lo vivido en el pasado, especialmente en aquel suceso que lo había llenado de temores e inseguridades y pese a que aún continuaba con sus terapias no lograban desaparecer por completo, en vagos momentos podía sentir que el aire no llegaba a sus pulmones y sus manos atadas con una cuerda invisible que poco a poco perdía su fuerza, todo parecía tan reciente y vívido.
Pese a todas aquellas inseguridades y miedos en su mente también podía sentir aquel cálido hilo tirando en su interior, aquel que lo tranquilizaba y lo llenaba de amor.
Su vista viajó del atardecer que se apoderaba de la ciudad a su mano derecha donde en su dedo anular descansaba un delicado anillo de oro blanco con un zafiro azul en el centro en muestra de sinceridad, fidelidad y verdad en su unión con Saruhiko.
Un bonito ramo de peonias obstaculizo su vista y una tonta sonrisa adorno sus labios al dirigir su mirada al anillo de oro con un rubí en el centro "la piedra del sol" tal cual como lo llamaba su ahora esposo, una muestra de amor y protección.
Ahora sus orbes ámbar observaron los azules de Saruhiko recibiendo un pequeño beso en su nariz y las manos del pelinegro tomar su cintura para después esconder su rostro en su cuello.
Las peonias crujieron ante la unión de sus cuerpos.
-Te extrañé tanto, fue un día horrible -su cuerpo fue presionado contra el del azul un poco más.
En ocasiones Saruhiko solía comportarse como un bebé caprichoso que incluía pequeños berrinches.
La luz de la tablet se encendió dejando ver aquello que estaba leyendo hace un rato, la dejo sobre la mesa de madera a su lado.
Sintió a su esposo recorrer su cuello con su nariz y susurrar un "te amo".
¡Eso era!
-Te amo más -respondió con una sonrisa en su rostro para después escuchar un suave "yo más" a veces esa era una de sus tontas peleas que terminaba con ellos en la cama o en el sillón llenándose de mimos y besos.
Su mano viajó hasta el cabello negro de su esposo en donde enredó sus dedos acariciando con suavidad, de vez en cuando le costaba creer lo feliz que era.
Saruhiko era su "Ramé", significaba todo ese tiempo caótico y hermoso, todo esos momentos donde el azul y el rojo se unieron como fuegos artificiales para crear un precioso púrpura que expulsó su más puro y sincero amor.
-Eres mi ramé Saru -sonrió con aquella brillante sonrisa que lo caracterizaba.
-¿Una nueva palabra solecito? -dejó otro beso en su nariz para dejar uno más en su mejilla y otro más y luego otro para después finalizar con un piquito en sus labios.
-Si.
🌸Estoy casi llorando al escribir esto al imaginarme al Sarumi y finalizar esta historia, espero que la guarden en su corazón y la quieran tanto como yo.
Decidí finalizar porque iba a ser innecesario, tal vez quedaron algunas cosas sueltas pero que se le va a hacer. Les dije que acá el Sarumi sería feliz y lo cumplí.
Gracias por leer y espero que esté último capítulo les guste tanto como a mi. ♡
🍑Errores de acentuación, ortografía y redacción serán corregidos pronto.
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Ramé [Sarumi/K-project]
Fiksi PenggemarRamé, ese tiempo en el que lo caótico y lo hermoso sucede. 🍑Resubiendo🍑