Annie y el Cáliz de Fuego

3. Time at the burrow

  
TIEMPO EN LA MADRIGUERA
 

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Las semanas siguientes las había pasado muy bien en compañía de Loren. Le enseñaba las reglas básicas del maquillaje, aunque a Annie no le gustase demasiado. Iban a pasear, comer por ahí..

Ron había mandado una lechuza preguntando si podía ir al mundial de Quidditch, cosa que emocionó a Annie y rogó a sus padres para poder ir.

Sus padres aceptaron, pues según su hija, aquella oportunidad era única.

La castaña ya había armado su baúl y Maya estaba tomando una siesta en su habitación. Ella había bajado a seguir con su dibujo, mientras vigilaba a Alex.

Alredededor de las cinco con cuarenta minutos se escuchó un pequeño estruendo, haciendo a Annie sobresaltar y corrió hacia Alex para protegerlo, arrepintiéndose de no llevar consigo su varita en ese momento.

Momentos después, unas llamas verdes aparecieron en la chimenea, apareciendo Fred y George con un baúl, sonrientes y entre risas.

—¿Se lo habrá comido? —preguntó Fred.

—¿Qué andan haciendo ahora? —preguntó Annie cruzada de brazos y con una sonrisa.

—Haciendo justicia, Annita —dijo George guiñando un ojo, para en ese momento aparecer Ron por la chimenea.

—¡Estuvo genial! —exclamó sacudiéndose el hollín.

—Hola a ti también, Ron —saludó Annie.

—¡Annie! —el pelirrojo se acercó y la aprisionó entre sus brazos— Hola mejor amiga.

Annie rió.— Hola mejor amigo.

Se separaron y Harry apareció por la chimenea, aterrizando en el suelo.

—Bonita llegada, Potter —saludó Annie, sonriente.

Harry se levantó y sacudió su ropa, para después mirar a Annie y sonreír.

—Ya te quiero ver a ti cuando lleguemos a La Madriguera —se burló el pelinegro, a lo que Annie le sacó la lengua.

Apareció el señor Weasley, que parecía algo enfadado.

—Hola, Annie.

—Hola, señor Weasley —saludó. En ese momento sus padres entraron a la sala, su madre con Alex en brazos. A lo mejor él los había ido a buscar.

—Hola Arthur —saludó alegremente el padre de Annie. El señor Weasley le devolvió el saludo con una sonrisa.

—Hola Harry y pelirrojos que no conozco —alzó una ceja.

—Papá, ellos son Fred y George —apuntó a los gemelos— y él es Ron.

—Buenas, señor Roberts —saludaron los Weasley y Harry.

—Hasta educados parecen —bromeó Annie.

—Somos educados, enana —fingió ofenderse George.

—Ya.. —rió Annie.

—Para que nos creas, iremos por tu baúl —ofreció Fred dejando el otro en el suelo.

—Arriba, a la derecha —señaló Annie mientras los gemelos subían.

Harry, Annie y Ron se sentaron en un sofá, mientras sus padres y el señor Weasley platicaban.

—¿Y qué has hecho, Annita? —preguntó Ron.