MUÉRDEME.

CAPITULO 1: EL ACCIDENTE.

Salí del estudio de danza, había bailado danza clásica durante casi diez años de mi vida pero nunca me acostumbraba a los entrenamientos tan tarde, eran eternos, y odiaba regresar a casa de noche.

- ¡Venga ya Emma! Deberías estar más que acostumbrada - Me sonrió Sue, mi mejor amiga, respiré hondo: Tenía razón.

-Lo sé pero me da tanta pereza coger el metro ahora... Creo que nunca me voy a acostumbrar al nuevo horario y menos aún en invierno, encima mañana tenemos examen y aún ni he abierto un libro...- Miré distraída como caían algunos copos de nieve en mi mano.

- ¡Ánimo! la universidad está casi a la vuelta de la esquina - me dio un codazo y me volvió a sonreír, "Sue como siempre tan positiva" pensé - Son los últimos exámenes y después
¡Seremos libres!, daremos una buena fiesta en mi casa para celebrarlo ¿Si?.

La devolví la sonrisa -Tienes razón, ya queda poco... Bueno me voy, o sino de verdad no voy a estudiar nada de nada- Me despedí dando a Sue un beso en la mejilla y empecé a caminar hacia la estación a paso ligero.

Mi vida era una rutina constante: siempre me despertaba temprano e iba con el moño repeinado a clase porque al salir del instituto iba directa al estudio de danza. En el fondo éste estilo de vida me gustaba pero aveces se hacía cuesta arriba compaginarlo con los exámenes. Gire en la avenida principal y cogí un atajo por una pequeña calle, donde dos farolas iluminaban la acera ligeramente. Me puse la capucha del abrigo y empecé a caminar rápido, no me gustaba nada ese barrio y menos a esas horas de la noche.

-Emma...- Me giré sobresaltada hacía donde provenía la voz.

Había sido una voz femenina, como un susurro, pero allí no había nadie. Me quedé mirando por donde había entrado a la calle, totalmente paralizada por el miedo, pero allí no había ninguna persona ni ningún ruido, solamente un par de gatos encima del cubo de la basura. "Habrá sido mi imaginación" pensé y me giré dispuesta a continuar, pero me tope de bruces con una mujer, al instante pegué un grito y me eché hacía atrás del susto.

-¿Perdona te he asustado? No era mi intención- por un momento me pareció que era la misma voz que había escuchado antes.

Negué con la cabeza sonriendo avergonzada, pero mi respiración agitada me delataba. Era una mujer con el cabello largo y negro como la noche, su piel era de un tono tostado, sus facciones eran preciosas y sus ojos... sus ojos eran... ¿Rojos?, me quedé paralizada al verlos y mi sonrisa se desvaneció al instante: ¿Qué era aquella mujer?.

- Vaya, vaya... la pequeña Emma. Erik si que te ha escondido bien ¿eh? - Camino a mi alrededor, mirándome de arriba a abajo y sonriendo maliciosamente.

- Perdona, pero creo que te has equivocado, tengo que irme me están esperando...- dije nerviosa intentado no mirar a sus ojos fijamente.

- Lo dudo, Emma Stone - Me dio un vuelco el corazón, "¡¿Cómo sabía quién era?!".

Repitió mi nombre sonriendo de una forma que me puso los pelos de punta. Me fijé en sus colmillos afilados mientras retrocedía

- ¡¿Qué...qué eres?! - Mi corazón quería salir de mi pecho.

-Adivina- sonrío entre dientes y se abalanzó sobre mí a una velocidad de vértigo.

Logré esquivarla y eché a correr todo lo rápido que pude, en ese momento agradecí todos los años en danza: me habían dado buenos reflejos. "Esos colmillos sólo puede ser.... ser...¡¿Una vampira?! ¡Imposible! Eso sólo ocurre en cuentos y películas" me dije a mi misma pero estaba claro que aquella mujer muy normal no era. Corría rapidísimo y escuchaba su risa alrededor mío.