CAPITULO 15: CAMBIAR

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- ¿Cómo es él? - Pregunté seguido de un bostezo.

- ¿Erik? - Asentí. Sam resopló tumbado a mi lado. Eran las tres de la mañana.

- Impone. Es muy serio, le cuesta ser cariñoso... pero tiene un gran corazón y es un gran líder. El fue quién me salvó, le debo todo. - Sam miraba al techo con melancolía. Los dos estabamos tumbados en mi cama uno al lado del otro. Sentía como los párpados me pesaban cada vez más, llevábamos hablando durante horas desde que había visto el vídeo de mi madre. De cierta forma me consolaba hablar con él.

- Quiero enfrentarme a mi destino: quiero conocerle - murmuré con los ojos casi cerrados, muriéndome de sueño. Sus ojos grises se clavaron en los míos y me dedicó una sonrisa muy tierna.

- Lo harás pronto, cuando estés preparada.

-¿Porqué dices que Erik te salvó? - volví a bostezar y esta vez sentí como mis ojos se entrecerraban. Sam se tensó a mi lado.

- Algún día te lo contaré. Ahora debería irme y tu deberías dormir.

SAM

Hice un amago de levantarme pero Emma me agarró con suavidad del brazo.

- Sam no te vayas, no quiero estar sola...

Nada más decirlo se quedó plácidamente dormida sin darme tiempo a replicar. Me levanté y la tapé con una manta que había a los pies de su cama. Le acaricié el cabello apartándolo de su cara y al hacerlo suspiró plácidamente. Me di cuenta de que estaba sonriendo como un bobo mientras la observaba. Deseaba poder abrazarla y quedarme a su lado toda la noche pero aquello no era buena idea. Me levanté con cuidado y me marché con todo el dolor de mi alma, regresaría al amanecer.

Fui directo a la mansión y después de tocar en la puerta, entré en el despacho de Erik.

- Lo sabe. Quiere conocerte.

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EMMA

Abrí los ojos lentamente y me encontré con sus ojos grises mientras me dedicaba una sonrisa perfecta a centímetros de mi rostro.

- Buenos días dormilona - le devolví la sonrisa aún dormida, hasta que me di cuenta de quién era.

- ¡Sam! -me levanté de golpe tapándome con la manta -¿Qué haces aquí?

- Tú me lo pediste anoche, ¿No te acuerdas? - Sam se echó a reír con ganas al ver mi cara de sorpresa, y yo al instante me ruboricé: estaba increíblemente atractivo cuando reía.

- Tranquila, me fui cuando te quedaste dormida, aún llevas la ropa de ayer - hice memoria pero lo último que recordaba era a él diciendo que tenía que irse.

- No recuerdo en qué momento me dormí - "Y tampoco recuerdo lo que le había dicho" pensé avergonzada. Sam se rio aún más, molesta le tiré la almohada a la cara pero antes de que le diera de lleno logró esquivarla y con un rápido movimiento me tiró en la cama con él encima mío. Tenía el corazón latiendo a mil, Sam me miró travieso y sonriendo de lado, sus ojos grises brillaban. De pronto un fuerte sonido retumbó en la puerta de mi habitación.

- Hija, ¿Estás bien? - era mi padre - te he escuchado gritar, ¿Pasa algo?

- No papá - le hice un gesto de "Lárgate" a Sam, los nervios me comían. Él me miraba totalmente divertido.

- ¿Puedo pasar? ¿Hay alguien contigo? He escuchado una voz - preguntó al otro lado de la puerta.

- Es la radio, ¡Espera papá! - le logré empujar y echar de mi cama, Sam me guiñó un ojo antes de desaparecer justo cuando mi padre abrió la puerta de mi habitación.

MUÉRDEME.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora