NARRA FRISK
Ha pasado una semana desde que Chara me encontró en el bosque. Fui al médico local, para que me recetara medicación para que todo mi cuerpo volviese a estar en forma. Debido al frío, había perdido doce kilos, y mi cálido tono de piel se había convertido en una fría palidez. Aunque todo eso no me importaba. Me recuperaría en cuestión de tiempo. Lo más importante, es que Chara y yo éramos pareja. Después de rescatarme, Chara me dijo que ella también quería pasar toda su vida conmigo, dándome antes, un cálido beso. Ese beso fue magnífico. Chara se abalanzó sobre mi boca, agarrándome de la sudadera, y junto sus suaves labios junto a los míos, intentando pasar su lengua en mi boca. Yo no opuse resistencia, y dejé que su lengua se chocara con la mía. Después, soltando sus labios de los míos, me dijo las palabras más bonitas que había escuchado nunca: "A mí también me gustaría estar contigo para siempre". Esas palabras se grabaron a fuego en mi mente. Era lo que quería oír después de un triste recuerdo de huida. Me llenaron de determinación. Noté como mi alma y mis ojos se volvían a encender a su color dorado intenso.
Para mí, la huida me parecía triste. A todos mis amigos y a mi actual novia, no les parecía lo mismo. Toriel me dio una bofetada, diciendo que nos había dado un buen susto a todos. Sans, con su característica sonrisa de siempre, puso su ojo de color azul y amarillo. No hacía falta que el esqueleto hablase, sabía muy bien lo que me quería decir. Papyrus, Alphys y Undyne me abrazaron llorando. Undyne, entre sollozos, me susurro que si volvía a huir, sería ella la que me encontraría, pero no me traería a casa con vida. Yo solté una risita, y les dije a los tres integrantes del abrazo que no se preocupasen por mí, ya que no les volvería a hacer pasar esa mala jugada. Asriel, por su parte, me dio una patada en la entrepierna, diciendo: "Cómo vuelvas a huir te juro que la próxima patada irá con un cuchillo clavado en la punta del zapato". Le levanté a Asriel el pulgar en signo de aprobación, retorciéndome por el suelo debido al dolor. Chara no dijo nada en el momento en el que estábamos todos. Cuándo se fueron todos a sus respectivas casas, Chara y yo nos subimos a nuestro dormitorio. Me senté en la cama y miré mi celular para ver qué hora era. Chara, quien entró más tarde, se sentó al lado mía, y me empezó a hablar:
-No sabes el susto que nos has dado. Sobre todo, a mí.
Se me revolvió la conciencia, pero antes de que pudiese ponerme a pensar en mi huida, Chara apoyó su cabeza en mi hombro, y siguió hablando:
-Pero ya me da igual. Lo importante es que te encontré y estas aquí, a mi lado.
Unas lágrimas se asomaron por mis ojos. Intenté no llorar, pero no pude.
-Lo siento mucho, de verdad. –dije entre sollozos– Pensaba que si tú no me querías, mi vida no iba a tener sentido. Pero veo que me equivoque.
Chara me miro y me secó las lágrimas con la manga de su jersey, y me dio un beso para tranquilizarme.
-Eh, no llores. Ya ha pasado. Lo importante es que estas aquí con nosotros –me dijo Chara tranquilizándome mientras dibujaba una sonrisa en su cara.
Le devolví el beso a Chara, agarrándola con una mano del hombro y con otra mano de la cabeza. Chara, por su parte, puso su mano en mi pecho, y la otra apoyándose en la cama, para no perder el equilibrio. Juntamos nuestras lenguas, pero duro poco, ya que Chara se abalanzó sobre mí para tirarme a la cama, poniéndose ella encima de mí. Chara volvió a mi boca, jugueteando con ella, mientras yo le ponía las manos en la espalda. Chara me hacía caricias en el pelo, dándome a entender de lo mucho que me quería. Yo le devolví las caricias, separando una mano de su espalda y poniéndola en su mejilla, haciéndole caricias con el dedo pulgar. Intenté bajar mi mano un poco más, hacia su trasero, pero la chica me paró, diciéndome:
-Frisk, te quiero, pero quiero que vayamos más despacio, ¿vale?
Me esperaba esa reacción por parte de la chica, así que asentí y volví a hacerle caricias. Chara, se tumbó a mi lado, haciéndome lo mismo en el pelo, hasta quedarse dormida. Se veía muy hermosa mientras dormía. Sus pestañas se marcaban más, y el color rosado de sus labios se veía con más claridad, debido seguramente al beso. Me acerqué a ella, le di un beso en la mejilla y le susurré:
-Te quiero.
Vi como Chara esbozaba una sonrisa, y con esa imagen me dormí.
Al día siguiente, me desperté solo en la cama. Chara estaba vistiéndose en la habitación, sin hacer ruido, para que no me despertara. En ese justo momento, la castaña estaba en ropa interior, eligiendo su conjunto. Sin hacer ruido, me levanté, y me acerqué a ella, y le susurré en el oído:
-Buenos días, mi pequeña genocida.
Chara soltó la camiseta que tenía en las manos, debido al susto, y se volteó para ver quien le había susurrado. Estaba muy sonrojada, la cual la hacía más guapa aún. Me acerqué más y le di un beso en los labios, para asegurarme de que le decía buenos días. Chara volvió a agarrar su camiseta, y me pegó con ella hasta echarme de la habitación, avergonzada. Detrás de la puerta, oí a la chica susurrar "qué vergüenza" repetidas veces. No pude evitar soltar una risita, y me bajé a desayunar. En la mesa, estaba Asriel tomándose un tazón de cereales. Al verme, me preguntó:
-¿Qué tal la noche acurrucado junto a Chara?
Me sonrojé cuándo me dijo eso, me volteé, y le dije:
-¿COMO SABES TÚ ESO?
-Porque ayer entré en vuestro cuarto para ver si estabais bien, orden de mama. Si os hice una foto y todo, mira.
Asriel sacó su celular y me enseño una foto en la que salíamos Chara y yo acurrucados. Chara tenía la mano en mi pelo y yo en su mejilla. Le dije a Asriel:
-Pasame esa foto a mi celular. YA.
-¿Qué está pasando aquí? –interrumpió Chara, la cual ya estaba arreglada y vestida.
-Anoche os hice una foto. Mira –dijo Asriel enseñándole la foto a su hermana.
Chara se sonrojó igual que yo, y dijo:
-Necesito esa foto. PASAMELA YA.
No pude evitar echarme a reír. Chara me miró mal, preguntándome el motivo de la repentina risa.
-Nada Chara, solo es que yo he dicho, prácticamente, lo mismo que tú.
Chara soltó una risita, y Asriel dijo:
-Sois tal para cual. Si fueseis cartas de una baraja clásica, seríais el rey y la reina de corazones.
Chara y yo, mirando a Asriel, dijimos a la vez:
-¿Insinúas que somos una pareja de corazones?
Asriel, riéndose a carcajadas, respondió:
-Lo que yo decía, tal para cual. Y no os preocupéis por la foto, que ya os la paso.
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Almas de color dorado carmesí | (Chara x Frisk) (FINALIZADA)
Fanfiction¡Hola! Quiero decir que esta es mi primera historia, y quiero que este lo mejor posible. Soy nuevo en esto, y siempre uso mi imaginación para todo. Obviamente, los derechos de esta historia son todos mios. Me gustaría que si algo no tiene sentido, m...