CAPÍTULO 13: Un gran avance

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NARRA CHARA

Han pasado cinco días desde la pelea en la torre. Sigo sin creerme que siga viva, pero no me apena. Tengo a Frisk a mi lado. El chico de ojos dorados no se ha separado de mí en ningún momento, teme que sufra un desmayo o algo parecido. Yo le estoy diciendo a todas horas que estoy bien, pero nunca se queda tranquilo. Me gusta que sea así.

Asriel sigue esperando a que Camila despierte. Deducimos que Cami estaba en un coma, ya que mamá comprobó si seguía viva, pero no mostraba ningún tipo de movimiento. Asriel sale para comer, ir al baño, y mirar cómo me encuentro y mejoro. En verdad me da pena. Pensar que hasta que conoció a Camila era alguien no querido hace que se me revuelva el estómago. Ojala la chica despierte, por el bien de Asriel.

En estos 5 días he estado recuperándome de las heridas provocadas por la explosión. No eran muy graves, pero se me infectaron debido a partículas de ceniza que cayeron dentro de los cortes y las aberturas en mi piel. No me dolían ni nada, es más, sentía cosquilleos que me hacían sonreír hasta en momentos en los que no debía sonreír. El médico le dijo a mamá y a Sans que tuviese cuidado de que no me llevase ningún susto, ya que podía afectar a mi mente debido a la gran cantidad de escenas que han ido ocurriendo desde que Frisk, Sans, Asriel y yo hicimos el último reset. Ha pasado dos meses desde ese evento, pero lo recuerdo perfectamente.

A medida que me voy recuperando, mamá, Frisk y Sans me dejan hacer más cosas. Hasta hace dos días solo podía salir de mi cuarto para comer e ir al baño. Hoy me han permitido salir al jardín acompañada de Frisk. Me puse a pensar si Frisk estaría bien, ya que debería pasar lo mismo que yo, o peor, pero llegué a la conclusión de que a Frisk le daba igual su salud mientras yo estuviese bien.

En el jardín, Frisk y yo nos hemos puesto a hablar:

-¿Te sientes mareada? –me preguntó Frisk.

-No, estoy bien. Gracias por preocuparte.

-Estoy agotado –dijo Frisk tumbándose boca abajo en la hierba del jardín- ¿Tu sabes el trabajo que da cuidarte? No te lo imaginas, créeme –señaló Frisk con una mueca en su cara.

Yo, obviamente, supe que el castaño se estaba burlando conmigo, para que le contestara y empezar una simpática discusión, para gastarnos bromas entre nosotros.

-No me digas... –dije suspirando- Es verdad, yo también estoy agotada.

-¿Y tú de qué estás agotada? ¡Si llevas en reposo cinco días seguidos!

-Pues de soportarte, ¿o es que te crees que eres un santo?

Frisk se empezó a reír, y se abalanzó encima de mí.

-Está bien, tú ganas, pero de este ataque de cosquillas no te libras.

Empecé a reírme también. Frisk sabía que en las en los pies era dónde más cosquillas tenía, y sin dudarlo empezó a hacérmelas.

Cuándo el castaño terminó, estaba llorando de la risa. Las cosquillas eran una de las cosas que más amaba pero que a la vez también odiaba. Me encantaba morirme de la risa, pero odiaba que me doliese el pecho por cada carcajada sin aire que soltaba. Era muy extraño, pero así me sentía.

Después, Frisk se sentó al lado mía, cerrando los ojos, como si intentase percibir algo. Me volteé a mirarlo. Estaba sonriendo, y el aire movía su flequillo castaño de un lado hacía otro, como la escena de una película. No pude evitar tumbarme en sus piernas. Frisk me puso la mano en la cabeza y empezó a acariciarla.

-¿Qué pasa? Parece que estés enferma, te tiembla mucho la cabeza –dijo Frisk mientras que metía su mano en mi barriga para comprobar mi temperatura.

-Sí, estoy bien. Lo único es que me sigo preguntando quien es O-Chara y que pasó para que de repente fuese tan fuerte de un momento para otro. Además, como ya sabes, sentí que te perdí para siempre.

Frisk se quedó callado por un momento. Se levantó y me dijo:

-Acompáñame.

Haciendo caso a Frisk, me levanté y le acompañé. Fuimos a la puerta del cuarto de Sans. Frisk, sin decir ni una palabra, dio una frecuencia de golpes en la puerta, haciendo que el esqueleto, con una camiseta blanca y un pantalón de chándal, saliese a la luz. Tenía más ojeras que de normal, pero con su característica sonrisa de siempre. Miró a Frisk, se dio la vuelta y nos dijo que pasáramos. El esqueleto encendió la luz de su cuarto, y se podía contemplar miles de papeles amontonados en pilas infinitas hasta el techo. Había cámaras de refrigeración modernas en las cuales había un líquido verde que soltaba burbujas. Ese cuarto parecía un laboratorio.

-Sans, es momento de que le digamos lo que está pasando. No puede desconocer la verdad. Es un hecho que nos la vamos a volver a encontrar. Y pasará antes de lo que nos esperemos. Sé que acaba de despertar, pero no puedo dejar a Chara en la duda.

Sans agachó la cabeza. Yo estaba muy extrañada, no esperaba que todo esto hubiese ocurrido tan de repente.

-Está bien. Chara, acércate –dijo el risueño esqueleto.

Me acerqué a las cámaras de refrigeración. Desde lejos no se apreciaba, pero dentro del líquido había unas manchas negras que se iban recorriendo todo el envase de un lado para otro.

-Chara, fui yo quien salvé a Frisk de su caída. Eso era algo que desconocías, y algo que necesitabas saber. Pero no es lo importante. ¿Ves esas manchas negras? Son restos que O-Chara dejó en la espalda de Frisk cuando le dio la patada. Esas manchas están en continuo movimiento por el líquido verde que hay dentro de las cámaras, alotransfergamina. Un líquido que aumenta drásticamente el crecimiento de los organismos, pero que los altera de una manera crítica, tanto que los mata. Eso es lo que estamos investigando. Si O-Chara en realidad puede morir, o se va a regenerar siempre. Frisk lleva ayudándome en mi investigación desde que salimos del subsuelo. Esta investigación comenzó por unas características y debilidades de la sombra, pero sin saber nada claro en realidad. Al paso de los días, Frisk y yo fuimos avanzando en nuestra investigación, pero sin ninguna cosa clara. Obviamente, que Frisk cayese al vacío desde la torre, no estaba para nada planeado, pero sí que es verdad que Frisk me avisó que estuviese alerta de la pelea en lo alto de la torre. Al ver que Frisk caía, me teletransporté, lo agarré y volví a desplazarme hacía el suelo. Frisk, asustado, me dijo que le diese un poco de mis poderes para poder volver a subir hacia lo alto de la torre. Le puse un poco de energía en los pies para que pudiese subir por la pared, y yo le seguí volando detrás de él. Así es como te salvó. Después, al llevarte a casa, nos dimos cuenta de que te desmayaste junto a Asriel y a la chica, así que decidimos dejarte en reposo hasta que despertaras. En esos dos días que estuviste inconsciente, Frisk y yo avanzamos mucho en la investigación, consiguiendo la alotransfergamina y causando la aceleración de las manchas. Hace cinco días no eran más que pequeñas partículas negras.

Entendí todo a la perfección. No me quedó ninguna duda al respecto.

-No te dije nada para protegerte. –dijo Frisk- Sé cómo eres, y seguramente te volverías loca buscando información o cosas para poder ayudar y acabar con O-Chara. Créeme, tengo las mismas ganas de acabar con O-Chara que tú, pero habrá que hacerlo todo poco a poco. No quiero morir, y mucho menos que muera alguien tan cercano a mí.

-No hace falta que te excuses, pequeño pacifista. Sé que todo lo que haces lo haces por mi bien –le dije a Frisk con una sonrisa.

El chico me devolvió la sonrisa. Me volteé, miré a Sans, puse mis ojos de color rojo y le dije:

-Tomaros vuestro tiempo. Hay que acabar con esta pesadilla lo antes posible. No dudes en pedirme algo si es necesario. No volverá a pasar nada más. Nadie morirá, nadie sufrirá, todos tendremos nuestro final feliz.

Sans y Frisk sonrieron a la vez, poniendo sus ojos de su color característico. Sentí como esas miradas me llenaban de determinación. Sonreí, bajé la cabeza, y grité desde el fondo de mi alma, para desahogarme.

-Ahora sí que estoy mucho más tranquila. Frisk, Sans, gracias por confiar en mí.

Almas de color dorado carmesí | (Chara x Frisk) (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora