Capitulo Final: Parte I

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Llevo dos días sin comer, mi rutina se basa en subir las escaleras y encerrarme en mi habitación, he dejado el instituto, y también a Tyler, le di como explicación que necesitaba tomarme algo de tiempo, vaya ironía, tomarme tiempo, yo, la chica de la cuenta atrás necesita tomarse algo de tiempo, ojalá y pudiese tomarme todo el tiempo del mundo, pero las cosas han cambiando, me quedan 9 días, bueno, hoy 8, y sinceramente, ya no espero que me pase nada, solo que llegue el día, ese maravilloso día en el que dejaré atrás este mundo para pasar a otro, o quizá no pasar a ninguno, quién sabe.

Mi padre desde que supo la noticia de mi bajada de días no hacía nada más que pasar a la habitación, sentarse a mi lado y acabábamos llorando juntos, es una gran putada saber que en 20 días todo se acaba, todo termina y por fin ese punto, será un punto y final.

Parece que tengo ganas de morirme, pero no es así, tengo ganas de que mi familia pueda vivir, vivir sin pensar en la cuenta atrás de Nensy, vivir su vida, su día a día sin mi, vivir.

Mi móvil no paraba de recibir mensajes de Tyler, uno tras otro, pidiéndome unas explicaciones que yo no tenía, quería dormir, dejar que el tiempo pasase, y es deprimente estar encerrada en esta habitación, tapada hasta arriba por el frío invierno, pero no hay nada mejor que hacer.

Desperté y era de día, me sentía diferente, fui a ducharme y poco después de salir de la ducha el cristal se empañó por completo, salvo una esquina del espejo que parecía verse como una especie de “C” tumbada, la miré extrañada y salí, bajé las escaleras con una chaqueta de Tyler, me las dejaba siempre, eran como tenerlo a él todo el tiempo a mi lado, su olor que aún recuerdo, sigue conmigo, cada día y cada hora, desde que todo comenzó.

–Papá, ¿qué hora es?

–Buenos días Nensy, son las doce y media, has estado bastante tiempo durmiendo.

–Sí, estaba un poco cansada.

–¿Quieres desayunar algo?

–Pues la verdad es que sí, me apetecen bastante unas tostadas.

Mi padre se giró por completo y me miró sorprendido, supongo que sería por mi respuesta, pero no sé me notaba feliz, distinta, como si algo o alguien me estuviese dando fuerzas que por pequeñas que fuesen me estaban devolviendo las ganas de vivir.

Ese día, decidí pasarlo al lado de a la persona que más echaré de menos en toda mi vida, hasta cuando mi vida esté apagada, y ese era el renacuajo de Elliot, lo miraba y él era feliz por no enterarse de nada, era muy pequeño para contarle todo esto, pero ahora más que nunca necesito pasar tiempo con él, aprovechar hasta el final los minutos que me queden en esta vida.

–¡Que pasa renacuajo!

–Nensyyyy, a que me das un masaje.

–¿Pero tú que te has creído enano? –Contesté.

–Va Nensy, solo uno, de verdad, no te pido más hasta el próximo mes.

–Suspiré y le sonreí, ven anda.

A Elliot le encantaban los masajes, era una de sus pasiones, a todas horas estaba cansineando a mi madre, padre, y a mi, pero conmigo siempre se llevaba una gran desilusión porque yo nunca estaba dispuesta, pero hoy, hoy era distinto, me notaba con más fuerza, y eso en realidad, me gustaba.

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⏰ Última actualización: Sep 22, 2014 ⏰

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