Dos

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El aroma de ese omega aumentaba gradualmente, tanto como aumentaba la excitación del alfa quien lo llevaba entre brazos hacia lo que era su guarida, se escucharon un par de gruñidos de parte del mayor y el pequeño solo entrecerró los ojos sintiendo aquel tacto que quemaba cada parte de su cuerpo, casi partiéndose en pequeños fragmentos el cuerpo del omega fue depositado sobre la cama que había hecho el día anterior, el aroma de su alfa lo llamaba y hacía que sienta un tibio placer en su vientre. Incapaz de mantener la compostura el omega solo abrió ambas piernas, dejando ver su intimidad a aquel alfa quien tenía más que despierto su miembro, fluidos se escurrían entre las piernas del muchacho y el mayor no evitó agacharse hasta él y tomarlo de las caderas, levantarlo y hundir su rostro en aquel hermoso vértice que olía a los frutos más dulces del valle, pasando su lengua por su periné el omega solo se sacudió mientras su cuerpo era brutalmente curvado por la fuerza de ese alfa, dejándose llevar por él y por la cálida lengua que jugaba a hacerse paso en su cuerpo, su vientre se contrajo con justo y sentía que su pene explotaría en cualquier momento.

-Aaah... Ahh -el niño solo gemía mientras aquel alfa incluso jugaba con llevar sus dedos a aquella virgen cavidad y meterlos dentro, tan caliente y húmeda que moría por hacer todo suyo y marcarlo. El pequeño omega estaba en su límite y el alfa notó aquello, se separó de él y lo tomó por las caderas, girándolo entre la hierba y haciendo que este coloque las rodillas sobre la superficie, levantando el trasero y dejando a un jadeante y cansado omega apoyado con el pecho sobre su nido. El alfa tomó su gordo miembro y penetró al muchachito de una sola embestida, este abrió los ojos enormemente y pegó un grito mientras extendía los brazos hacia el frente y comenzaba a retorcerse por aquella intromisión, su vientre se contrajo mientras sentía que su trasero era abierto de aquella manera, de sus ojos se escaparon un par de lágrimas a pesar de que el alfa no se movía ni un centímetro sobre él, este solo se apoyó sobre su espalda e inhaló el aroma del cuello de su omega, estaba completamente rendido ante él y eso lo excitaba aún más. Acariciando sus caderas y subiendo las manos por sus pechos fue sintiendo cada parte del caliente cuerpo de su omega, fascinado estaba con aquel trasero que lo engullía con facilidad, encantado con el aroma y comenzando a lamer el cuello de su omega, quería marcarlo.

-Mío... -susurró el alfa, aquellas palabras solo hicieron que el pequeño omega temblara de placer, era un ritual antiguo, donde el alfa debía preparar a su pareja para su unión, algo casi sagrado. El chico solo bajó la cabeza mostrando aún más el cuello, emocionado por las lamidas de su alfa y con el cuerpo cansado cubierto de sudor. Con razón sus padres ya lo habían dejado marchar: su primer celo estaba muy cerca y debía conseguirse un alfa, los alfas en cambio vivían más tiempo junto con sus padres, ya que debían aprender a cazar y a pelear para defender a sus omegas.

Y allí estaban la nueva pareja independiente, creando un vínculo en medio de uno de los rituales más antiguos y sangrados de su raza, mientras el alfa embestía con ferocidad el cuerpo de su omega y este solo recibía completamente a su alfa, uno y el otro unidos de la manera más carnal que podrían comprender. El alfa golpeando sus caderas contra el chico solo provocaba que cada parte del ser de su querido omega se vuelva más y más vulnerable, llegando incluso a gritos de placer donde con emoción mostraba el cuello y el alfa continuaba golpeando dentro, muy adentro y casi llegando al clímax cuando tomó a su omega de la barbilla y le obligó a levantar el cuello para hincar los dientes sobre este, dejando salir una gran cantidad de sangre y embistiendo una última vez dentro de su pareja, de una manera más profunda y con un fuerte golpe.

El pequeño estaba jadeando fuertemente, su cuello siendo sostenido por la mordida de su alfa y su trasero empinado contra él, casi con dolor sintió que algo dentro suyo comenzaba a hincharse y a crecer, con miedo se retorció, intentó separarse del alfa, pero la mordida que lo sostenía y aquellas manos que lo tomaban de las caderas evitaban que el muchacho escape de las manos ajenas, sintiendo cómo aquella cosa que había invadido su interior se agrandaba y calentaba su vientre de una manera increíble, su corazón palpitaba rápidamente, tan rápidamente que comenzaba a sentirse débil y confundido, su cuello no dolía a pesar de que notaba una gran cantidad de sangre caer de él y su vientre se sentía demasiado lleno a pesar de no saber si lo que acababa de suceder era real. Solo cerró los ojos dejándose caer entre aquellas hojas, tranquilo y dormido.

El alfa no lo había notado al principio, pero su pareja se había quedado dormido en medio de todo el trabajo, pasando lamidas por su cuello para limpiar la sangre y la herida lograba relajar a su omega lo suficiente, se recostó a su lado aún unido al cuerpo ajeno y dejó que el cuerpo de su pequeño descansara sobre sus brazos, lo miró con curiosidad y sintió añoranza pues le recordaba a su hermano, un pequeño hermano omega de quien se había separado para comenzar una vida independiente, ¿Será acaso que también le pasaría lo mismo?

Cuando pudo separarse de su omega lo dejó reposando tranquilamente en la madriguera, allí estaría por el resto de su celo y su alfa debía cuidarlo, no debería salir de allí pues era algo peligroso a pesar de estar marcado, por el momento el alfa debía conseguir los alimentos más deliciosos para su nueva pareja así como las más lindas pieles para la nueva madriguera, lugar que el omega había decidido tomar para tener a sus cachorros.

Cuando el omega despertó horas más tarde se encontró solo en aquel lugar, miró por ambos lados buscando a su alfa y solo sentía el cuerpo caliente y sus caderas entumidas, cerró los ojos estirando su cuerpo y desperezándose, miró la entrada de su guarida y le pareció extraño ver la oscuridad de la noche, se acercó a la salida y miró con curiosidad que su alfa se encontraba sentado en unas hojas mientras parecía muy ocupado en algo, el chico bastante confundido solo continuó observándolo hasta darse cuenta que estaba trabajando sobre el cuerpo de aquel desdichado ciervo, sonriendo ligeramente intentó salir de la guarida, pero no quería hacerlo pues su cuerpo seguía adolorido.

-Alfa... -susurró el pequeño, solo una ligera vocecita salieron de sus rosados labios y fue suficiente para que su alfa girara y sonriera mientras se acercaba a él, el pequeño se veía cansado y parecía bastante hambriento así que le llevó un poco de carne, cosa que aceptó con gusto pues venía de su alfa, se miraban y sonreían.

Esa noche también la pasarían juntos, y así hasta que el celo del pequeño omega termine.

Bestia [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora