El ardiente sol de verano parecía querer despedazar cada pequeño centímetro de la delicada piel de aquel chico quien, a pesar del calor y la incomodidad que sentía, no se movió un solo centímetro de su perfecta posición, su respiración al ritmo la ligera brisa que recorría su cuerpo le dictaba el ángulo que su flecha debía seguir, él era bueno, debía demostrar que era bueno si quería ser alguien en ese lugar. Su padre lo miraba con los brazos cruzados, observando ansioso al menor de sus hijos tensar la cuerda del arco como los mejores cazadores de la tribu, orgulloso se sentía de ser el que le enseñó a utilizar el arco y la flecha de aquella manera. Pero esa sería su prueba final, el pequeño omega llamado Mahamy había retado a su padre, el alfa de la tribu; esa sería su prueba final para que Mahamy pueda tener el honor de acompañar a los cazadores en su travesía, viaje que duraba algunos pocos días.
En su vida había visto a muchos ir a aquellas aventuras, escuchó historias al rededor de la hoguera sobre de los paisajes y animales que cazaban, cosas asombrosas que solo lograban sacarle sonrisas, vio a sus hermanos ir a la caza, vio a sus amigos ir y vio incluso a hombres más jóvenes que él ir, pero... ¿Por qué su padre no quería llevarlo? No era un mal cazador, era un genio en el arte del arco y la flecha, además tenía la noción de cuidarse bien. Debía haber otra razón que él no conocía, por eso retó a su padre, si lograba pasar aquella prueba acompañaría a sus hermanos a la cacería y traería orgulloso quizás su primer desdichado animal degollado.
Inhaló fuertemente aire, tensando sus brazos mientras alzaba la punta de aquella flecha, el infernal sol golpeaba su cuero cabelludo mientras veía su objetivo moverse de un lado a otro, este era el peor de todos, el que siempre fallaba, al que nunca lograba dar en el blanco: un tronco pequeño, atado a una cuerda y moviéndose en forma de péndulo de un lado a otro, era el peor de todos. Con rabia había aprendido durante sus prácticas que para objetos como ese el truco estaba en apuntar dónde estaría y no dónde está, además de tener en cuenta la distancia y la velocidad con que se movía el tronco, todo aquello estaba haciendo a la pobre cabeza del omega querer estallar, cerró los ojos, ya casi dado por vencido con aquel asunto, no podría ni aunque quisiera dar en el blanco. Jamás.
Pero luego se imaginó a él mismo trayendo un jabalí a la tribu, justo como su hermano Yasthar lo había hecho hace poco, también quería que la gente lo alabara de esa manera. Levantó de nuevo su arco y tensó su flecha, suspiró y con una intranquila paz sus delgados dedos soltaron aquella cuerda, dejando a la flecha hacer su trabajo. Apenas esta se fue de su poder cerró los ojos, no quería ver, no quería enterarse de que seguiría siendo un inútil toda su vida. Estaba reacio a abrir los ojos o separar las manos de su cara, todo hasta que escuchó unos aplausos viniendo al lado suyo. Desvió la mirada hacia aquel sonido, vio a su madre con una sonrisa de lado a lado mientras este emocionado veía a su querido hijo, estaba orgulloso pues era un niño muy inteligente.
-Felicidades Mahamy, lo has logrado -dijo abriendo los brazos hacia su hijo menor, este solo giró la mirada hacia el blanco que seguía moviéndose, esta vez el movimiento penduloso fue reemplazado por un vaivén mientras una flecha quedaba incrustada justo al medio de este, sonrió dejando salir un gran grito mientras corría hacia su madre.
-¡Si! ¡Lo he logrado madre! ¡¿Lo viste, verdad?! -su hermosa sonrisa demostraba cuán feliz se encontraba en esa situación, su madre lo abrazó y a penas lo cargó para dar media vuelta en el aire, casi eran ya de la misma estatura-. Esto significa que podré ir con padre a la caza, ¡me lo he ganado!
-Te lo has ganado, Mahamy -la voz del alfa detrás suyo obligó al joven chico y al omega adulto prestarles la atención que este requería, su respiración se volvió tranquila pues dejó de lado su celebración y solo observó a su padre. Un alfa bien formado, casi dos metros de puro músculo e imponencia, su cabello oscuro caía a los lados de su rostro mientras su tonificado cuerpo era parcialmente cubierto por túnica, su rostro era tranquilo a comparación de su carácter y esye miraba orgulloso a su cachorro más pequeño, él era tan hermoso y dulce que no quería llevarlo a la caza junto con los otros hombres, pero luego desvió la mirada hacia su pareja, un sonrojo en sus mejillas lo hizo despertar de la ensoñación con su hijo-. Ahora ve, debes prepararte para el alba cuando partamos.
El alfa había hablado, el joven Mahamy había asentido, recogió su arco y flechas y fue hacia las tiendas, se encontraban en un lugar lo suficientemente alejado como para poder practicar con las flechas sin herir a nadie. Mahamy caminó unos metros por el bosque hasta que encontró un animal extraño, este no se arrastraba sobre su abdomen como los que ya había visto, sino que tenía patas, ojos saltones y una cola larga y colorida, sonrió siguió al animal quien parecía bastante tranquilo ante el acoso de aquel pequeño humano, desviándose de su camino Mahamy dio la vuelta, casi llegando nuevamente al claro donde se encontraba con su padre hace minutos, pero no se dio a notar, no, cuando oyó la conversación ajena solo se escondió tras unas plantas y prestó oído a aquello.
-No entiendo por qué le enseñas a cazar si nunca lo llevarás a cacería, él debe aprender otras cosas más importantes -Mahamy escuchó a su madre hablar, siempre supo que él no quería que aprendiera a cazar, en cambio quería que ayudara en la recolección como las otras mujeres, pero había ganado el reto de su padre y este cumpliría con su palabra de alfa.
-Sabes bien que no lo llevaré, no soy tan permisivo y menos con él -aquello había sorprendido a Mahamy, su padre le había negado todo ese tiempo y no cumpliría con su palabra. Todo aquel esfuerzo para ser un buen cazador sería en vano, solo debía cazar bayas y huevos de desdichados pájaros por el resto de su vida. Estaba enojado, tan enojado que casi sale de su perfecto escondite para apuntar una flecha a su padre por su deshonra. Pero luego escuchó un golpe seco que le hizo desviar la mirada nuevamente hacia la pareja-. Ahora Aya, sé un buen omega y muéstrame ese culo, se nota en tu rostro que lo necesitas.
Mahamy abrió los ojos de par en par cuando vio aquella extraña posición: su madre estaba de rodillas en el suelo con el pecho apoyado sobre un tronco caído mientras tomaba con las manos sus ropas y las dejaba caer a los lados, mostrando sus muslos y dejando salir unos sonidos extraños.
-Te extraño tanto alfa... no me gustaría que vayas a cazar esta temporada, desearía un cachorro más ¡Ah! ¡M-más cuidado!
El alfa no dio ninguna respuesta a aquella petición de su omega, por el vínculo podían más que comunicarse, pero el pobre de Mahamy no lograba comprender aquella escena donde su padre embestía con rudeza al contrario. Aquella iba a ser una imagen que se impregnaría hasta en lo más profundo de su mente. Jamás olvidaría la sonrisa de su madre mientras sus ropas caían a los lados y él recostado sobre el tronco levantaba el trasero con una espalda cada vez más arqueada, mientras el alfa, su padre, solo lo tomaba de las caderas y concentrado en su labor lo embestía con rapidez. Los sonidos que salían de la boca de su madre parecían de sufrimiento, pero aquellos labios que pedían más al alfa decían todo lo contrario, ¿Se sentirá bien? Se preguntaba Mahamy, de un momento a otro deseó con demasía estar en el lugar de su madre, poder sentir aquella brutalidad contra su espalda, miró su entrepierna, se había puesto dura como en veces anteriores. Bajó la mano hasta esta mientras intentaba frotarlo lentamente por sobre sus ropas, observando a sus padres aparearse de aquella manera tan bestial. El alfa parecía perdido en aquel acto, vio cómo su padre abría su boca mostrando sus afilados dientes, lamía con gusto el cuello de su pareja para luego morderlo con tal fuerza que su madre gritó, un grito de dolor y terror heló la sangre del joven quien asustado tomó cómo pudo su arco y salió corriendo lo más rápido posible hacia la tribu, quería olvidar aquello, quería cerrar los ojos y solo recordar su gran victoria con el arco y la flecha. Pero luego recordaba las palabras de su padre y sentía una rabia inmensa hacia aquel que se hacía llamar "su alfa", la rabia, confusión y el calor del verano hacia que su cuerpo se sienta extraño, estaba intranquilo y deseaba que alguien le saque un par de risas mientras esperaba a que sus padres regresen.
Una vez en la tribu miró a todos lados asustado, los betas susurraban por el estado de Mahamy a quien le sudaban las sienes por la carrera recién hecha. Ignoró a todos aquellos mientras iba en busca de alguna fruta para pasar el rato, debía olvidar lo que acababa de ver. Pero... cada vez solo lo recordaba más, una punzante sensación de placer nacía en su vientre. Miró a todos lados buscando a sus hermanos, por no más que puro instinto dejó caer la fruta que llevaba en la mano y fue casi corriendo a la tienda de sus hermanos.
Quería sacarse de la mente aquella imagen, sabía que sus Yasthar y Loryam le sacarían unas cuantas risas para que se relaje, sí, ellos lo traquilizarían.
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Bestia [Omegaverse]
Ficção GeralTe invito a conocer a una bestia: el hombre. Historias cortas omegaverse yaoi, disfruten 💙 •§• ® Historia original, se prohíbe todo tipo de adaptaciones de la misma Si conoces algún plagio de esta historia te agradecería que me lo dijeras ♥