Tres

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En la espesura del bosque podía verse algo hermoso, y no era algo comúnmente hermoso como una flor o alguna mariposa de colores brillantes, para los ojos de aquel alfa eso era lo más hermoso que jamás había visto y se trataba de un muchachito, un bonito omega quien sentado en un riachuelo se limpiaba con delicadeza cada parte de su pálido cuerpo, parecía un cachorro, tan delicado, hermoso y pequeño que no evitó sonreír porque creyó haber encontrado a su nueva pareja, el pequeño omega balbuceaba unas cosas y se distraía con el agua, jamás en su vida aquel experimentado alfa había visto a un omega de cabellos tan claros y piel tan pálida, ni siquiera los más rubios podían compararse con aquel cabello blanco, cosa que sorprendía al alfa.

Seguro era una deidad y estaba delirando, emocionado quiso ir hasta él, quería presentarse y hacerlo suyo y solo suyo, ignorando el aroma de otro alfa en la zona. El omega acabó con su baño y salió del agua dejando ver aquellas hermosas y largas piernas, su trasero pálido y rosa a la vez y aquel... aquel crecido abdomen que daba alusión a que esperaba un cachorro, quizás del alfa que había impregnado su aroma en esa zona, pero el experimentado no tenía problemas con aquello, no, ese alfa era nuevo en el asunto, apenas y un cachorro, sería fácil quitarle tan hermosa pieza como la que era aquel omega completamente albino.

•§•

El muchachito se limpiaba cada parte de su cuerpo, en el último tiempo comenzó a sentirse enfermo y agradecía que su alfa lo cuidara con tanto esmero, le gustaba la comida que cazaba para él y también las pieles que traía y cubrían su nido, le gustaba dormir con su alfa y oler aquel hermoso aroma que desprendía este, podría vivir tranquilo por mucho tiempo de aquella manera, se levantó del riachuelo y con sus manos intentó limpiar los restos de agua que corrían por su cuerpo, tranquilamente volvió a tomar el camino a su guarida, lugar donde no se encontraba su alfa pues este había salido temprano a cazar alguna presa grande para complacer a su omega y al cachorro que esperaba.

Eso también fue algo que le sorprendió, se había dado cuenta que era un cachorro lo que estaba dentro suyo cuando comenzó a crecer, sabía que a los omegas le pasaban cosas como esas y saber que daría un cachorro a su alfa le ponía más que feliz. Con delicadeza se arrastró a través del agujero que conformaba la entrada a su guarida, fuera de esta se veía el simple castaño de las hojas secas en el suelo y también las húmedas lianas que caían de aquel gran árbol, dentro de la cámara que su alfa había hecho para que estuviera más cómodo se encontraban una cantidad considerable de pieles y algunas rocas, el lecho era suave y eso lo relajaba bastante, además del hermoso aroma que tenía aquellas pieles, le recordaba a su alfa y le relajaba, dejaba que tanto su madriguera como su cuerpo se inundara de el y cayera en un sueño profundo.

En la espesura un alfa observaba fijamente aquella entrada, podía detectar el aroma fuerte y amenazador de aquel alfa, definitivamente era un sujeto horrible. Pero no le interesaba mucho enfrentarse contra él, estaba seguro que ganaría aquella pelea, pero le parecía extraño que no apareciera por ninguna parte siendo que era obvio que no estaba dentro de la madriguera, viendo que el omega se encontraba solo con sigilo se acercó, detectaba el aroma del alfa, pero más se hacía notar el aroma de aquel dulce omega, olía a hembra, tan dulce y embriagante que quería solo agarrarlo y llevarlo consigo, eliminar a aquel cachorro que estaba dentro suyo y no le pertenecía, su cuerpo comenzaba a reaccionar, se agachó por la entrada y comenzó a gatear mientras olía aquel delicioso aroma.

El omega al escuchar ruido levantó la mirada, aunque la oscuridad del lugar no ayudaba demasiado a vislumbrar aquello que se arrastraba por la entrada, podía comenzar a temer pues el aroma que llegaba a sus fosas nasales no pertenecía a su alfa, con miedo se despertó e intentó ir a una de las esquinas, cubriéndose el vientre con recelo y abriendo los ojos enormemente, sintiendo el miedo llegar a sus entrañas, sus ojos comenzaron a dejar caer lágrimas y sus manos temblaban, incapaz siquiera de poder defenderse de alguna manera, solo con el cuello quemándole de manera horrible.

-Alfa... -susurraba, aquella figura oscura se movía entre su nido y llegaba hasta él, el aroma era horrible y amenazante, obviamente era un alfa. No se movió un solo centímetro ni dejó de abrazar su vientre hasta que aquel alfa lo tomo del tobillo, dejando que el chico saque un grito-. ¡ALFA! ¡ALFA!

Su cuerpo se agitó terriblemente y sintió un tirón que lo tiró de espaldas, golpeándolo, dejó salir una queja y un llanto, pero a la vez eso no le importó al otro alfa, solo lo tomó y lo arrastró, haciendo que su espalda y parte de su nuca se lastimaran con aquel brusco ataque, el chico lloraba y se agitaba, la mano de aquel alfa se aferró fuertemente a su tobillo y el dolor de su espalda se incrementó cuando lo arrastró por sobre unas rocas, gritando y llorando, aún así intentaba cubrirse el vientre y proteger a su cachorro mientras llamaba a su alfa a través del lazo, no podía defenderse de ninguna manera sentía que en cualquier momento moriría por aquello, no le gustaba, no le gustaba nada.

El alfa dejó el cuerpo del lastimado omega albino sobre el suelo, este intentó alejarse y huir, pero solo fue detenido por un gruñido, ese horrible gruñido hizo que su cuerpo se doblegara y quedara completamente firme, había utilizado su voz de mando y el chico comenzaba a lagrimear sin parar, incapaz de moverse o llorar, cerró los ojos y se abrazó en posición fetal mientras lagrimeaba por su alfa. Estaba seguro que no llegaría, aquel extraño ya había puesto sus manos sobre él y ya lo tomaba de las piernas para abrirlas y dejar ver aquel hermoso y fruncido ano completamente rosado... pertenecía a otro alfa, pero sería suyo nada más con enfrentarse a aquel extraño... solo quería probar, quería beber un poco de lo que era el placer de sus piernas y su cuerpo.

Emocionado empujó contra el chico, pero este solo lo rechazó, cerrando los ojos con fuerza, llorando y aún llamando a su alfa, su pierna fue tomada con fuerza y levantada sobre el hombro ajeno mientras abría aquella cavidad con sus dedos, no le importaba ese cachorro, de hecho era lo que menos le importaba en ese momento pues el único cachorro que quería ver dentro de ese omega era el suyo. Sonrió emocionado, muy emocionado porque sería suyo, el omega miró a ese alfa extraño sintiendo un dolor horrible entre las piernas y en el pecho, sus lágrimas se derramaban con rapidez mientras entrecerraba los ojos.

-Alfa... -sonrió, sonrió porque detrás de aquel horrible hombre su hermoso alfa llegaba, cargado de ira tomó su lanza y el cuerpo ajeno fue atravesado, sobre el pálido cuerpo del omega cayeron unas gotas de sangre, así como el alfa que lo estaba atacando admiraba por última vez a aquel Adonis tan hermoso entre sus piernas, el joven alfa solo sacó de nuevo su lanza y, con la ira acumulada volvió a meterla por la espalda ajena, manchando una vez más el cuerpo de su omega con la sangre de aquel desgraciado alfa quien luego cayó de lado muerto, el omega se alejó y cubrió su vientre, asustado de ver a su alfa de aquella manera.

El alfa estaba en trance, aquel extraño se había atrevido a tocar a su pareja y a dañarlo, se lo merecía, se lo merecía, merecía morir. Tomó una roca y golpeó la cabeza ajena descargando su ira en aquel inerte cuerpo, golpeándolo tanto que las cuencas de los ojos ajenos apenas y se notaban como tal, lo golpeó tanto que el cráneo ajeno se abrió y dejando salir un charco de sangre y con un par más de golpes la masa encefálica ajena que manchó el suelo y el cuerpo del joven alfa. Jadeante y cansado, así estaba su cuerpo mientras observaba aquella bestialidad que había hecho, miró a un lado y su omega de encontraba arrinconado y abrazándose, completamente temeroso por aquella actitud de su alfa, pero cuando sus miradas se juntaron solo pudieron sonreír, así como el alfa no tardó nada en llegar hasta su omega y abrazarlo, observar su espalda lacerada y acariciar aquel vientre, besar sus labios y acariciar su cabello.

Era su omega, nadie lo arrebataría de él, era suyo y de nadie más.

Bestia [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora