Bestia [Omegaverse]

Tres

Mahamy cerraba los ojos delicadamente mientras dejaba que los delicados dedos de Ahugra pasaran sobre sus mejillas y cuello como todas aquellas anteriores veces era marcado con figuras sagradas para la tribu, en total silencio aceptaba aquellas marcas siendo consciente de su don y de su responsabilidad cuando los jefes intentaban concebir. Ahugra sonrió satisfecha con su trabajo, ayudó al joven príncipe a vestirse con las mejores pieles y plumas, su piel perlada se veía casi bronceada por el color de aquella pequeña llama contenida en un tazón. Mahamy no quería hacer eso, se sentía cansado y frustrado, no sabía por qué debía rendir sus respetos y bendecir la unión de sus padres siendo que sabía que el jefe era un traidor; un alfa jamás debía faltar a su palabra, bajo ninguna circunstancia debía hacerlo, pero el joven omega no dejaba de pensar el porqué de que su padre lo había hecho, siempre fue considerado por todos como el mejor alfa que existía. Mahamy sabía que no era así.

—Estás listo, hermosa inkosazana —de nuevo Ahugra lo llamaba de aquella manera, Mahamy rodó los ojos con fastidio.

—No es necesario que me llames así, soy Mahamy a secas, ya te lo he repetido Ahugra —si algo odiaba el joven príncipe es que lo trataran como alguien diferente al resto, incluso a veces se sentía avergonzado de que le dieran más comida que a otros que no habían logrado cazar suficiente para ellos, pero ese era un peso con el que tenía que vivir, incluso sus hermanos mayores.

—Bien, Mahamy a secas, espero que esta vez no termines borrando las runas, esta es una pintura diferente y creo que durará más tiempo, intenta no hacer nada estúpido ¿Vale?

Mahamy bajó la cabeza, lo culpaban de la falta de un nuevo heredero porque la última vez acabó borrando las runas sagradas y otras cosas que realmente su joven mente no comprendía del todo, pero para los de la tribu todo era culpa de Mahamy, el joven se encontraba harto de aquellas personas que durante los rituales lo miraban reacios a creer que podría llegar a honrar a sus padres. Incluso en ese momento sentía el pesar de ser la "desgracia" de la tribu, contrario a lo que un omega debía ser.

Fuera de la tienda la oscuridad se cernía sobre la tribu, el silencio inundaba el frío ambiente, a lo lejos se escuchaban a los extraños animales nocturnos cantando y haciendo llamados que solo ellos entendían. Mahamy se miró las muñecas notando la gran cantidad de bellos ornamentos que llevaba. Del otro lado de las tiendas un fuego se levantaba inmenso, los betas lacayos de los jóvenes alfas colocaban pieles y preciados frutos a un lado, donde Loryam y Yasthar pasarían aquella velada. Todos se sentaron alrededor de la fogata, los alfas se sentaron sobre las pieles y miraban las llamas arder esperando el espectáculo que su pecaminoso hermano debía darles. Mahamy caminaba lentamente hacia aquel círculo de hombres y mujeres que lo miraban, su piel brillaba hermosamente al encontrarse con las llamas, tras suyo un séquito de lindas mujeres lo seguían vestidas de una forma menos ostentosa que el omega, el cuerpo del joven se tensó al ver a sus hermanos, ambos le dirigieron una sonrisa ladina y lo observaron intensamente, pero Mahamy guardó compostura y en silencio se sentó de rodillas frente a las llamas, recibiendo entre sus manos un cuenco con polvo de un brillante color naranja, este se trataba de un compuesto apreciado por la tribu, extraído de las cavernas más profundas del valle y tratado por las manos más finas de las mujeres más hermosas de la tribu, se trataba de una sustancia afrodisiaca a los que pocos podían acceder. Mahamy miró al fuego intensamente mientras con su pequeña mano tomaba un puño de aquel polvo sagrado.

—Soy símbolo de fertilidad y lujuria, soy amor y bondad, soy vida y bendición para mi pueblo y para los jefes, siendo digno de este don suplico a los dioses que la unión de los jefes sea bendecida y bien concebida —luego de aquellas palabras lanzó a las llamas aquel polvo, estas se tornaron de un brillante azul que iluminó con su peculiar resplandor a las personas reunidas alrededor, un delicioso aroma escapó de las llamas y todos inhalaron profundamente aquella embriagadora esencia que hacía a sus cuerpos responder ante el poder del joven omega que se encontraba allí, esa sustancia hacía a los betas sentir las mismas sensaciones que las feromonas omegas podían provocar en los alfas, en cambio no surtía efecto en los verdaderos alfas quienes se encontraban allí para defender al omega.