9 Maratón 3/6

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Me gustaría decir que la vida retornó a la normalidad.

Pero estaría mintiendo.

Me gustaría decir que regresé a mi anterior vida como empresaria, costurera e hija.

Pero estaría engañando al más alto nivel.

Cada día era peor que el anterior.

Estaba perdida.

Sola.

Rechazada.

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La vida era una sentencia de muerte.

La prensa me acosaba por entrevistas acerca de mi desaparición. Mis asistentes me molestaban con cientos de nuevos diseños y pedidos. Mi padre trataba de hablar conmigo acerca de lo que sucedió. Y mi hermano me sofocaba con amor.

Todo era muchísimo.

Me condujo a punto de ebullición.

En el comienzo, sufrí la curación física del pago de la Segunda Deuda. Tosía a menudo, los doctores me revisaron por neumonía, y los moretones en mi pecho tomaron por siempre para desvanecerse. Usé el dolor como un calendario, lentamente contando las horas que Yoongi me dejó sola y sin respuesta. Esperé por un mensaje de Kite007. Me obsesioné con fantasías de él haciendo una redada y llevándome lejos del desastre de la prensa y la envidia de gente equivocada.

En las noches, yacía en un cuarto que había sido mío desde que nací. Las paredes púrpuras no cambiaron. Mis diseños sin terminar colgados en maniquís decapitados no se habían esfumado, sin embargo, ya nada era mi hogar.

Me sentía como una extraña. Una impostora. Y la sensación solo empeoraba. 

La fuerza y el poder que encontré en mí misma se disolvió. Mi gozo al sufrir unos cuantos ataques de vértigo desapareció cuando fui de manejar la enfermedad incurable a sufrir lo peor que alguna vez tuve.

Ayer, había sufrido nueve.

El día anterior, sufrí siete.

Tenía más moretones en mis rodillas, codos y columna vertebral en solo una semana de ser una verdadera Weaver de nuevo que lo que jamás soporté a manos de Yoongi.

Cada segundo las mismas preguntas me acosaban.

¿Cómo se suponía que regresara a mi antigua vida?

¿Cómo se suponía que olvidara a Yoongi?

¿Cómo se suponía que renunciara a mi fuerza para que mi hermano me adorara?

¿Y cómo se suponía que perdonara a mi padre y estuviera agradecida con él por rescatarme?

Cómo.

Cómo.

¿Cómo?

La respuesta…

No podía.

Por una semana, intenté. Volví a la perfección de mi mundo previo. Trabajé arduamente en nuestras sedes Weaver, contesté correos y acepté participar en unas presentaciones de moda dentro de dos años. Me pinté una máscara y mentí entre dientes.

Me volví una experta en ignorar lo que mi cuerpo me decía. Vomitar era una ocurrencia de dos veces a la semana y mis sueños se encontraban llenos de acusaciones. Recuerdos de Yoongi viniéndose dentro de mí se reprodujeron en modo repetición: insinuando una cosa:

¿Estoy embarazada?

¿O había escalado a vértigo-paralizante?

En todas partes que me giraba había un artículo en una revista, especulaciones en los periódicos, vallas publicitarias y transmisiones de la BBC. Tenía que enfrentar pancartas de mi madre y abuela muerta en Circus Piccadilly. Tenía que cerrar los ojos mientras los buses pasaban con el escudo de la familia Min pintado en sus costados. Y tenía que tragar la bilis mientras anunciaban el más novedoso accesorio que “debes-tener” pegado en los bancos de los parques y las paradas de taxi.

Endeudado: Tercera Deuda//MYG Y TÚ//+18 [TERMINADA T4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora