Capítulo 4

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Dos meses después:
Si cierro mis ojos nos veo a los dos en aquel primer momento.
Tú en el coche viéndome pasar, yo intento levantarme porque en el suelo ya estaba.

Era sábado.
Al parecer juegan un papel muy divertido e importante los sábados en mi vida.

Se cierra un capítulo un sábado y se abre otro un sábado también.

Acababa de salir de tomar un parcial de matemáticas en el que me fue excelentemente bien (9/10), casi nota perfecta! Y pues tenía que celebrar, así que invité a mi motorista de confianza (Roberto) a tomarnos unas cervezas.

Me llevó a un lugar tipo barra o algo así y empezamos a tomar cervezas y hacer chistes malos sobre cualquier cosa loca que nos causara gracia, ambos reíamos cuando de repente un chico rubio, de ojos verdes y muy delgado se nos sentó al lado y me brindó unas cuántas cervezas (no fueron pocas).

Empecé a sentirme algo mareada y fue justo ahí cuando comprendí que estaba un poco ebria para entonces, debo admitir que no lo estaba en su totalidad.

Seguido de un largo rato tomando cervezas, hablar con extraños que estaban cerca y hacer chistes malos decidí decirle a Roberto que teníamos que irnos.

Nos marchamos y en todo el camino no paramos de hacer chistes y de reír como locos.

Pero como dicen: la felicidad dura poco.

Cuando pude reaccionar ya estaba metida dentro de un mini market, sentada en una silla, rodeada de muchísima gente.

Estaba sosteniendo mis labios mientras veía la sangre recorrer mis manos.

Observé a Roberto quejarse, se veía muy mal herido y estaba sangrando de las rodillas y los codos.

La gente no paraba de gritar y murmurar cosas, algunos hasta tomaban fotos.

Estaba sentada y una chica en frente mío intentaba curarme pero se le hacía difícil porque no dejaba de presionar mis labios, estaba asustada.

Lo único que se me pasó por la mente fue: "mis dientes".

Tenía mucho miedo de quitar las manos y que al hacerlo que alguno de mis dientes cayera al suelo.

Pero lo hice y no pasó nada así que supuse que mis dientes estaban bien.

__ Puedes llamar a tu mamá?- preguntó la amable chica con cara de preocupación y compasión a la vez.

Podía hacerlo pero no me sentía tan mal como para llamarla y preocuparla.

En esos breves segundos que me tardé pensando en si llamar o no apareció un chico alto, vestido totalmente de negro y con una cara de susto que espantaba.

__Estás bien? Cómo te sientes?- cuestionó muy preocupado y cómo si realmente le importara.

__Si, tranquilo, estoy bien.- le dije sin mirarlo.

Escuché a lo lejos a Roberto quejarse "me duele mucho" dijo.

__Vamos a ir al médico.- anunció el chico.

__No, estoy bien, me siento bien y solo me quiero ir a mi casa.- exclamé rápidamente.

__ Aunque te sientas bien tenemos que ir a chequearte para saber si tienes algún golpe por dentro.- dijo mientras tomaba aire y su respiración irregular volvía de a poco a la normalidad.
__ Excúsame, pensé que te había matado.- añadió y me lanzó una mirada tierna.

No dije nada.

Honestamente estaba un poco exhausta, era la primera vez que tenía un accidente, y según él también era su primera vez.

Tenía ambas rodillas  averiadas y mal heridas, el codo derecho y el tobillo derecho también.

No sé como sucedió.
Fue tan rápido.

Estábamos riendo cuando de repente el motor chocó con la parte delantera del carro blanco y se levantó de atrás, osea, la parte trasera del motor se levantó y yo rodé por encima del carro y caí al otro lado.

Me paré rápidamente y ahí se armó el tumulto, Roberto se quedó tirado en el suelo, fue el más perjudicado físicamente.

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