Capítulo 27: En un palacio

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Me levanté de la cama poco después de tener ese extraño sueño, salí de la habitación dejando a Sarah aún dormida, decidí explorar un poco el castillo, en el comedor encontré a un mayordomo el cual limpiaba la mesa con un trapo, me acerqué a él y le dije:

-Buenos días-

Me miró algo sorprendido y dijo:

-Joven, ¿Qué hace despierto a esta hora?-

Le dije:

-Son como las siete de la mañana, no tenía más sueño-

El hombre tenía puesto un esmoquin de lo más formal, pulcro y ordenado, le pregunté:

-¿Eres un mayordomo? ¿Qué tal el trabajo?-

Me senté en la mesa para entablar una conversación con él, me respondió:

-No es tan malo, solo debes vestir bien, obedecer órdenes y nunca murmurar nada en presencia del príncipe, por mucho que moleste, al final de la semana el pago total es de mil dólares por nuestros servicios-

Sorprendido dije:

-Vaya, eso es mucho dinero, ¿Tratar con la reina es tan difícil como con Tadeo?-

Me dijo:

-La reina es un sol, es la mujer más amable que he conocido, pero últimamente ha estado muy callada, la muerte de su marido le ha afectado mucho-

Le pregunté:

-¿Dónde está ahora?-

Su cara se tornó en sorpresa y preguntó:

-¿Vas a hablar con ella? No creo que sea buena idea-

Le dije:

-Vamos, solo quiero contarle algo-

El hombre pensó un momento y dijo:

-Bien, ve a hablarle, pero por si acaso, yo no le di permiso-

Me indicó que debía ir al jardín donde ella entraba todas las mañanas, avancé por un pasillo hasta atravesar una puerta de cristal, pasé por ella y me encontraba en un lugar donde habían muchas plantas con flores de diversos colores, el sitio tenía forma de círculo, la disposición de las plantas hacían que hubiera un camino en forma de cruz, al final del pasillo donde estaba, vi a una mujer con vestido blanco, lloraba frente a un altar con rosas de color blanco, me acerqué con cautela pero la mujer me sintió a sus espaldas y levantó su cabeza, sin voltear me preguntó:

-¿Es verdad? ¿Es verdad lo que mi hijo cuenta?-

Giré mi cabeza a un lado en forma de confusión, le pregunté:

-¿Qué cosa alteza?-

Ella se volteó y me preguntó:

-¿Es verdad que vienes de parte de Luminios?-

Me sorprendí y le pregunté:

-¿Lo conoce?-

Se puso de pie, su vestido era ancho, casi como un paracaídas, los detalles de este eran casi imperceptibles por ser del mismo color, era una señora notablemente joven, pero no quitaba que fuera una reina, me dijo con tono gentil:

-Mi madre me contaba las leyendas de este reino, aquellas que se dicen tanto que desaparece su credulidad y terminan como mitos, la más popular es la del dios Luminios, aquella que cuenta cómo un dios oscuro se rebela contra su creador e intenta gobernarlo todo cada cierta cantidad de años, pero, Luminios siempre elige a hombres de corazón puro y estos hombres, pelean contra el dios oscuro, el hombre le pidió al dios cuando la victoria se alzó sobre ellos, que le diera algo para heredar a sus descendientes y Luminios le otorgó un cabello bastante peculiar, igual al tuyo si me permites decirlo-

Miré el brazalete que tenía en mi muñeca izquierda y le dije:

-Soy el descendiente directo de aquel hombre, me llamo Geroh Sakiba y junto a mis amigos soy elegido del dios que usted menciona-

Intenté usar la forma de hablar más formal ante la reina, ella rió un poco y dijo:

-Estoy segura que a mi marido le hubiera encantado conocerte-

Hablé con ella por bastante tiempo, lentamente los demás elegidos llegaban al jardín y se integraban a la conversación, a la reina le caímos bastante bien, todos en general, ella era amable y muy educada, no dudamos en contarle bastantes cosas sobre nuestra misión en el inframundo, tras eso, almorzamos y entre todos decidimos prepararnos para ir al reino de Darko, los días que quedaban, llevamos nuestras fuerzas y poderes al límite en el Cañón Amatista, en la tarde salíamos y regresábamos en la noche bastante tarde.

Queríamos estar listos para lo que pudiera pasar, así pasaron los cuatro días que nos quedaban, estábamos alistándonos para ir, Tadeo nos había dado ropa algo más formal que la habitual, cada uno usábamos una camisa de nuestros colores favoritos, la mía era de color rojo, la de Javier de color verde claro, la de Sarah de color amarillo y la de Olivia era de color morado, todos usábamos también unos jeans de color azul oscuro, decidimos también llevar nuestras máscaras por precaución. Me preocupaba lo que podía pasar, pero en cierta forma, sabía que todo saldría bien, nos despedimos de Tadeo y su madre y fuimos al Cañón Amatista, Luminios dijo que ese sitio era la manera más rápida de llegar al inframundo, nos paramos en el borde el acantilado y Olivia dijo:

-Lo que vamos a hacer ahora, puede significar mucho, ¿Realmente estamos listos?-

Sarah dijo:

-Lo estamos, tengamos fe en eso-

Tras eso, la voz de Luminios resonó:

-Abriré el portal ahora, buena suerte, elegidos-

Un portal enorme apareció en el cañón cuando sus palabras fueron pronunciadas, miré a los demás y juntos saltamos hacia este, casi de inmediato atravesamos el otro lado del portal y llegamos a un lugar muy caluroso, habían columnas de fuego que salían del suelo, a nuestras espaldas estaba una fosa muy parecida a el Cañón Amatista, pero en esta habían muchas sombras como las que enfrentamos en la fiesta de bienvenida, estas se lastimaban, mataban y devoraban entre sí, al ver el panorama, solo me dije a mí mismo:

-Es este ¿El inframundo?-

Fin del Capítulo 27

Luces y Sombras [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora