Tahi (+18) || Aristemo (PAUSADA)

Primera vez (II)

-Temo: Creo que me prendiste más al escuchar eso -se mordió el labio-.

-Ari: Y tú no debiste haberme provocado con ese traje amarillo -lo miró con deseo-.

-Temo: Admito que si fue mi culpa, perdón.

-Ari: Eso es lo de menos, ¿quieres hacerlo entonces? -dijo en tono deleitoso-.

-Temo: Ya tenemos protección, estoy listo Tahi -se levantó de la cama y se sentó encima de Aristóteles-.

Aristóteles se aferró a la cintura de Temo y se comenzaron a besar apasionadamente como aquella vez en la alberca, sólo que esta vez nadie podía distraerlos. Tenían una habitación sola para ellos dos, no podían dejar ir esa oportunidad.

-Temo: Ponte el condón, ahora mismo -ordenó-.

-Ari: Uff Temo, no sabes lo excitante que te escuchaste, me gusta cuando eres mandón -buscó el paquete de condones y sacó uno-.

-Temo: Yo te lo pongo -agarró el condón-.

-Ari: Me parece bien Tahi -afirmó-.

Temo fue colocando el condón en el miembro de Aristóteles lentamente, admirando el gran tamaño de este.

-Temo: Aún no puedo con tanto, está enorme... -comentó-.

-Ari: Lo sé, la mejor parte es que es sólo tuyo, de nadie más -sonrió malicioso-.

-Temo: Espero que no me falle.

-Ari: Oh, así será.

-Temo: -Terminó de colocar el condón- Listo, más vale prevenir.

-Ari: -Abalanzó a Temo hacia él- Ahora si Cuauhtémoc López, te arrepentirás de haberme provocado, y nadie podrá ayudarte -al terminar lo dicho, cargó a Temo, lo acostó boca bajo y abrió un poco sus piernas-.

Desde la vista de Aristóteles, se podía ver con claridad lo fornidas que eran las nalgas de Temo, y eso lo excitó bastante.

-Ari: Creo que alguien cenará muy bien esta noche -bromeó-.

-Temo: ¿A qué te refieres? -confesó desconcertado-.

-Ari: -Se dirgió hacia Temo y le apretó una nalga- A esto -finalizó con una nalgada-.

-Temo: Mmm -se quejó-.

Una mano de Aristóteles bajó hasta la entrada de Temo, y metió el primer dedo en esta.

-Temo: Ah, Ari -gimió-.

Aristóteles metió el segundo dedo y finalizó con un tercero.

-Temo: -jadeó- Ari, ahh, no hagas esto más difícil y cógeme, te necesito ya.

-Ari: A sus órdenes.

A pesar de que Temo podría ser tímido a veces, al parecer en la cama no lo era, sino lo contrario.

-Temo: P-pero hazlo despacio, con calma, no te emociones, por favor -habló con inseguridad-.

-Ari: Okay, dame mi tiempo -suspiró-.

Aristóteles fue introduciendo su miembro poco a poco en la entrada de Temo.

-Temo: Así, poco a poco, como te dije.

De un golpe, Aristóteles insertó todo su miembro en él.

-Temo: ¡Te dije que despacio! -gritó- ¡ahh!

-Ari: Perdóname, ¿estás bien? -se detuvo-.

-Temo: Sí, estoy bien, sólo lo hubieras hecho con más cuidado -carcajeó-.