Lobo original: Despertar

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Una noche fría, la nieve caía como pocas veces ocurría, en un campo despejado en medio de la oscuridad se alzaba la luna brillante que aluzaba con su luz un pequeño árbol entre todo aquel espacio plano. Debajo de este, se encontraban dos lobos, uno de pelaje platinado y otro de pelaje café oscuro. Macho y hembra, se encontraban abrazado, brindándose calor mutuo mientras los fríos vientos continuaban.

Al amanecer sus pasos eran lentos en su forma humana, él cuidaba demasiado de ella, estaban esperando a varios cachorros dentro de su vientre, para ella tener vida dentro de su cuerpo era un milagro que le habían concedido sus padres, su padre lobo y su madre la luna.

— Resiste Pandia. — Decía el hombre con esfuerzo ayudando a su mujer.

— Febo, no puedo más. No llegaré. — La mujer estaba en el límite, no podía dar un paso más.

Fue entonces que el hombre con la poca fuerza que tenía cargo a la mujer entre sus brazos mientras seguían caminando entre el bosque. Por días vagaron, se dirigían a un lugar incierto pero con cada día, la llegada de aquellos cachorros era más pronta.

Hasta que un día ambos llegaron a un lugar donde el frio era menor, aun las flores de aquel campo seguía con pétalos de hermosos colores, un gran árbol los esperaba donde su sombra era acogedora, ambos se quedaron por días hasta que la mujer tuvo labor de parto, aun con sus pocos conocimientos, Febo ayudó a Pandia en todo lo que podía, al final después de largos minutos y mucho sufrimiento 5 hermosos bebés habían nacido bajo aquel árbol. Ambos se encontraban contentos y después de un tiempo, el hombre construyó un hogar ahí mismo para su mujer y sus hijos, una pequeña morada de madera.

— Pandia es hora... — Dijo con seriedad el hombre de ojos verdes a su mujer en medio de una noche de eclipse lunar, sus hijos dormían y Febo tomó al menor de todos entre sus brazos. — Tal como nuestros padres nos dijeron, tenemos que separarnos. Yo me llevaré al menor, quien según nuestro padre llevará una parte de su alma.

— Y yo me quedaré aquí cuidando y manteniendo el legado y el linaje de nuestros padres. — Pandia no dejaba de llorar mientras se despedía de su cachorro el menor. — No se puede cambiar el destino, nuestros hermanos se fueron y ahora tú también, gracias a esto nuestra especie se extenderá y el mundo estará lleno de guardianes lobos, que protegerán la vida, la naturaleza y el equilibrio de todo. —

— Así será. Te amo Pandia. —

— Igual yo Febo. — Y fue en ese momento que Febo se llevó a su hijo dejado sola con 4 cachorros a su pareja, pero eso era solo una visión, una visión del pasado distante que veía con sus ojos Abel Sang d' Argent quien siguió a Febo por todo su camino a través tiempo por pasajes de sus descendientes...

— ¡Eres el nuevo alfa de la manada! ¡Todos den sus respetos al nuevo líder...! ¡Isaac Sang d' Argent! —

— Somos descendientes del lobo original. ¿Qué significa esto? — Se preguntaba impactado el alfa al ver a su joven padre al frente de muchos lobos en la finca donde había estado unas semanas atrás. Y a su lado una joven mujer quien lo acompañaba de su mano.

*

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— ¡Ustedes tres no podrán conmigo! ¡Yo soy una evolución superior! — Gritaba Azrael mientras peleaba en contra de tres lobos, Bull, John Miller y el mismo Isaac Sang d'Argent. Tres contra uno, apenas los lobos aliados le estaban haciendo frente al hibrido lobo-vampiro mientras su seguía en curso a travez de todo el bosque que rodeaba el gran espacio plano donde una gran cantidad de lobos se encontraban peleando entre ellos. Entre todo el lugar solo había un espacio a donde nadie se acercaba, donde se encontraba el joven alfa Miller observando todo a su alrededor. Para después observar a su pareja Hunter Black tirado en el suelo sin poder moverse.

Sin Manada: Luna Azul [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora