Ocho

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James Barnes se dirigía a la plaza central para asistir al sorteo de posiciones. A su alrededor había numerosas Dora Milaje con su clásica vestimenta. James no caminaba como los otros, viajaba sobre una base formada sin techo improvisada. Repartía sonrisas tímidas y se mantenía abrazado a una inmensa tela que le dio Thor como ofrenda, los asgardianos tienen costumbres extrañas.

Al redor varios niños, niñas y adolescentes corren junto a la comitiva curiosos. Las personas le ven sin juzgarle, Wakanda no es como el resto del mundo lleno de prejuicios, ellos viven para Bast, si Bucky gana será por que así lo decidió su Diosa, si pierde, nada habrá por hacer y cada quien continuará su camino. Conocen a James Barnes, no a Bucky o al soldado del invierno, ellos no tienen ese conocimiento más allá de que es un amigo del rey que habita en lo profundo de la selva y come ciruelas.

James hubiera preferido llegar con discreción, sin tanto clamor pero también sabe que él no es solo un luchador y que aquello no es solo un torneo.

Algunos le gritaban palabras de aliento, otros solo observaban, las personas no estaban pintadas ni vestidas como en la coronación de T'Challa, aquellos eran dos eventos completamente distintos y más liberal.

—¡Lobo Blanco! ¡Lobo Blanco!—gritaba la muchedumbre para su vergüenza.

—¡Lindo! ¡Tesoro! ¡Bonito y...!—bueno, algunas personas repetían eso incesantes, a James le sorprendió reconocer unos gritos y ahí estaban ellos. Los amigos de Steve y, bueno, supone que también los suyos. Tony Stark tenía una cinta amarrada en el cabello con su nombre escrito en tinta roja, Steve usaba una camisa que decía «Lobo Blanco en mi cuarto» mientras le mira con el rostro rojo a no poder, los demás vengadores estaban pintados de la cara o brazos, Clint se divertía de lo lindo y Peter trataba de bajarse de los hombros de Thor. Sin duda aquello fue parte de la reconciliación de esos dos, no había manera que Steve Rogers hubiera accedido a eso si no.

Era un griterío tan fuerte y vibrante que quien no estaba en la calle salía a averiguar que ocurría y terminaban gritando o aplaudiendo.

James Barnes vio entonces a T'Challa tratar de pasar desapercibido en la multitud, el rey estaba ahí solo para presenciar el recibimiento de su gente con su pareja.

—Su majestad, el Lobo Blanco le señala—Nakia estaba riéndose por dentro casi tanto como lloraba, ella quería mucho a T'Challa pero por sus inseguridades le habían robado su corazón, ahora solo podía permanecer a su lado en calidez de amiga.

T'Challa le vio, todos le vieron. Era imposible de notarle, la música estaba sonando y los gritos ahora parecían lejanos. Él rey golpeó tres veces su pecho con una mano y le señaló, James sin saber que hacer imitó el gesto.

T'Challa sonrió y James Barnes avistó al fondo de la plaza central—ahí no sería el lugar de pelea, pero si donde se llevaría a cabo la selección—, y sintió frío en el estómago. Su confianza personal se puso a prueba y se cuestionó si él era en verdad la mejor opción como "reina" o pareja del rey. No encontró ninguna respuesta positiva para tal pregunta, pero sabía que era demasiado tarde como para arrepentirse.

Los dieciséis luchadores estaban reunidos en el centro del lugar.

Sus líderes les observan. Cientos de ojos también y podrían haber sido miles si el campo de fuerza que les aísla no estuviese presente. Gente de Wakanda, de otros lugares pertenecientes a África—personas de fuera—, después de todo intentan restablecer la comunicación entre ellos y el mundo, el consejo decidió que esa podría ser una buena manera de iniciar y T'Challa aceptó.

—Dime la verdad, ¿cuántos besos le diste al rey para que te tocara el peor competidor?

James ríe, acababan de nombrarles uno por uno con su competidor, hubo gritos y abucheos más ninguno fue para él; el nombre aparecía en una brillante pantalla que Shuri debió hacer después de un complicado método de elección con baile incluido. Hay hombres fuertes y grandes o pequeños y algo debiluchos que a James le recuerda a Steve antes del suero.

—No menosprecio a mis adversarios, Erik—le sonríe al contrario.

—¿Estás nervioso?

—¿Tú no?

—Le di una paliza a tu novio antes, ahora solo debo dártela a ti—Erik, el primo de T'Challa tiene un humor extraño, del tipo retorcido que James a veces le causa escalofríos pero es un buen hombre dañado como él. Se conocieron en una de las caminatas que realizaba James y ambos congeniaron bien.

—¿Lo golpeaste?—James no sabe muy bien la historia, solo pequeños fragmentos pero el asume debe haber sido parecido a lo que cuentan los vengadores de Loki y Thor.

—Tienes todos los motivos del mundo para estarlo—cambia de tema—. Yo tengo menos que perder.

James pensó que el comentario era curioso. Tomó una toalla y se secó el cabello, ¡como extrañaba su larga melena!

—Pensé que lo estarías.

—Lo estoy, pero mis responsabilidades son menores que las tuyas.

—¿Por qué soy la pareja del rey?

—Por qué desde que aceptaste ese título, estás a nada de ser una nación.

—¿No deberías serlo tú también?

—Créeme—sonrió irónico —, estamos mejor así.

—¿Y yo?

—Tú, James Barnes, Lobo Blanco o el nombre que quieras—inicia—, darás a Wakanda y al mundo una vista previa de aquel que será el gobernante de este lugar durante la próxima era. Defenderás la moral de T'Challa o fracasarás en forma estruendosa.

James Barnes se mantiene en silencio viéndole, Thor llega seguido de los vengadores pero el primero en hacerse paso es T'Challa quien se congela viendo a su familiar y a James.

—Entonces, Lobo Blanco, ¿qué destino le espera a Wakanda?

White WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora