Epílogo: James Barnes

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James Barnes había salido muy cansado de estar—irónicamente—acostado. Hoy finalmente tendría el "alta"

Sin embargo, un curioso recado encima de una mesa le dio instrucciones que le quitaron el aliento, pues tenía recuerdos demasiado poderosos para ser olvidados.

"¿Tú...me sorprenderías? A la misma hora. En el mismo lugar."

Eso decía el recado y como si fuera un interruptor, su cansancio desapareció quedando en segundo plano.  A lado del pergamino había un paquete junto a él, que contenía la mejor ropa que James vio en su vida y que parecía sacado de sus sueños. Un pantalón negro que al movimiento y la luz parecía traslucirse a púrpura, la camisa es de color hueso con bordados simbolizando al sol y a la pantera.

Y zapatos. Zapatos negros con un curioso lobo en la parte trasera y la palabra "Hazlo" escrita en Xhosa.

Y ahí estaba él, en ese momento, vestido como la estrella de un gran baile, a la espera de algo que parecía un intenso dejá vu. Se siente como una colegiala mientras espera en el mismo lugar donde mantuvieron una conversación—real— por primera vez desde que llegó a Wakanda. Es un detalle tan romántico y cursi que siente ganas de vomitar.

En el cielo brillaban estrellas cuyos nombres él ya había aprendido.

T'Challa vestía un traje que le daba una apariencia semidivina. Había una máscara en sus ojos. Y algo en sus hombros. Pero él lo reconocía. Lo habría reconocido aunque le quitaran la vista y solo le dejaran tocar aquel rostro.

Había algo en su mano, algo que le ofreció apenas llegó a su altura y él no pudo contener la pequeña risa que se escapó de sus labios al ver el broche de una pantera negra con una amatista en el centro que prendió de su camisa.

—¿Sorprendido?—preguntó él y la pregunta le arrancó una sonrisa y casi lágrimas—. Lo lamento—mencionó entonces, mirando apenado el lugar de su brazo.

A su alrededor las estrellas titilaban como fuegos artificiales.

James le besó. T'Challa quiso decir algo pero estaba demasiado conmocionado como para recordar como se hablaba siquiera.

—¿Un carruaje?—preguntó James al separarse y subir con increíble agilidad en la parte del conductor.

—Te mereces un transporte digno de ti, mi James—y le sonrío para subirse a su lado iniciando la marcha.

James escuchó el vals que comenzaba a sonar al fondo. Estaba de pie y su vestimenta desbordaba belleza, al igual que él. En ese momento bailaba con su amado y flotaba en sus manos. Aquello no era solo un sueño o alucinación de su dañada mente. Aquello consistía en compartir un momento íntimo con otra persona. Estar ante Bast y conocer la verdad.

La música terminó de sonar y los ejecutantes de ésta se retiraron como si no existieran. T'Challa dejó que él le quitara la máscara que le cubría los ojos y James vio que había fragilidad e incluso cierto temor en los ojos del rey.

"Sé que todos creen que acostumbro a tener las cosas bajo control solo por ser el rey, y a mi me gusta parecer que es así, pero no siempre puedo mostrarme tan seguro como quiero demostrar..."

T'Challa le jaló fuerte y le besó en una forma diferente. En una forma que nunca hizo antes. Y aquello fue bueno.

"¿Y de qué depende esa inseguridad?"

James Barnes se sentía único. Y preparado. Listo para él, para entregarse a él, para otorgarle toda su confianza. Antes T'Challa representaba para él un mito inalcanzable. Ahora, con sólo pensar en su vida sin él, experimentaba dolor.

"Del valor de la otra persona."

Y era posible que en él, el conflicto era el mismo. Pero lo que comenzó a asustar a James fue que las lágrimas comenzaron a nacer en él las expresiones de él eran distintas. No eran las de alguien asustado. Ni las de alguien emocionado.

Eran las lágrimas de un hombre angustiado.

"Lo sé. Y eso es lo que nos da temor."

—¿T'Challa?—preguntó él, con la voz temblorosa—. ¿Sientes temor respecto de mí?

T'Challa dejó que las lágrimas cayeran, como si ya sintiera el dolor que sus palabras causarían.

—Te amo...—dijo él, y el corazón de James se detuvo—. Mucho... James, quiero que sepas que, durante toda mi vida, tú serás la persona que conquistó mi corazón por derecho y que eres lo primero que se posa en mis pensamientos al despertar, y la última imagen que veo antes de dormir. ¿Puedes... comprender eso?—le era difícil completar sus frases en medio de sus lágrimas. James también lloraba, pero esta vez era un llanto que temía lo que sería dicho. James asintió—. Estar lejos de ti, y sólo pensar en ese estado de alejamiento, me causa una violencia que me perfora las entrañas y me hace desear nunca haber nacido noble ni rey.

—Challa...

—Hoy debería ser el día más feliz de tu vida. Y por eso el día más feliz de la mía. Por que el día que yo te hiciera la persona más feliz del mundo, será el día más valioso de mi existencia. Finalmente habré sido el mejor del mundo... en algo por lo que vale la pena vivir—James Barnes era sólo lágrimas—. Pero no puedo huir... de la responsabilidad... que mi destino exige. No puedo fallarles. No puedo poner... mi felicidad... antes que la de una nación... ¿entiendes...mi amor?—James asintió, calmando su mar de lágrimas de a poco—. Y por eso no puedo continuar a partir de aquí—había un mar de lágrimas también en los ojos de T'Challa—. No sería justo. No para ti. No para ti...

—T'Challa, ¿por qué estás...?

El rey apretó los párpados y exprimió las últimas lágrimas antes de decir:

—Lamento todo este circo al cuál no tuviste opción ni voz para discernir. Lo siento, por subirte a las estrellas y dejarte caer sin aviso, James... Pero lo nuestro no puede ser.

James Barnes sintió que el mundo giraba diferente, más despacio. Su estómago se le quiso salir por la boca y la de adentro de su pecho le dolió. James quiso decir algo pero, ante lo que sentía, sabía que sólo emitiría gruñidos o vomitaría por el estrés al que fue sometido. En la escala del estrés, aquella sensación de ruptura amorosa solo quedaba detrás de la conmoción provocada por despertar en otra época o de recuperar sus memorias y con ello el de todas las muertes que provocó.

Su reflejo consistió entonces en limpiarse las lágrimas y correr. Correr lejos de él. Correr hacia Steve. Correr hacia lo único que siempre había tenido. Volver a la maldita vida qué tenía y que le parecía buena antes de conocer aquella otra. Correr de vuelta a la concreto en vez de hacerlo hacia lo abstracto. A la realidad, en vez del sueño.

T'Challa no fue tras él. Sabía que no debía hacerlo. Okoye vigilaría que llegase a su habitación mientras él se quedaba ante las estrellas de las que casi no recordaba sus nombres. Entonces, entre lágrimas y frustraciones, se arrancó la tela que cubría sus hombros y caminó con pasos pesados en dirección a la escalinata que daba acceso a aquel salón. Notó que había algo en el decimotercer escalón y fue a recogerlo.

Era uno de los gemelos de James Barnes.

"Entonces...¿eso significa qué yo...tengo valor para ti?"

En las alturas, la estrella que un día les alumbró parecía haberse apagado en aquella noche inolvidable.

White WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora