Medusa alzó una ceja y giró levemente su cabeza hacia la derecha. El atuendo de aquel chico le parecía extraño y aquella cosa que agarraba entre sus manos temblorosas tenía pinta de ser peligrosa, pero de lo que más sentía curiosidad era del por qué seguía sin convertirse en piedra.
Dru, vio aquella mujer joven, con cabello de serpientes, parada a unos metros de él observándole fijamente con una mueca que demostraba confusión.—¿Qué eres? — le preguntó Medusa.
— No, no... — negó Dru con la cabeza — ¿qué eres tú?, ¿por qué tienes serpientes en la cabeza? — preguntó con voz de pito debido al miedo.
Aquello a Medusa le hizo gracia y se rio un poco.
— Soy Medusa — contestó ella y Dru al instante tiró el arma al suelo asustándola un poco.
— Me- me- me... — comenzó a tartamudear — ¿Medusa? — dijo finalmente.
Ella asintió mientras se tapaba la boca con una mano para evitar emitir una carcajada.
— Imposible — negó el otro con las manos efusivamente — es totalmente imposible — volvió a negar.
Las serpientes bajaron la guardia y se miraron entre ellas confundidas, después miraron a Medusa quien al percatarse de sus miradas se encogió de hombros.
— Hace miles de años que deberías de estar muerta — habló Dru — más bien, deberías de estarlo, ¿cómo que sigues viva? — se llevó la mano a la frente confundido — ¿entonces los dioses griegos existen? — la miró impresionado.
Medusa se quedó pensativa, no es que tuviera mucho conocimientos sobre los dioses griegos, pero, el supremo, Zeus, fue el quien le hizo ser lo que era ahora, por lo que asintió afirmando a su pregunta.
— Zeus me convirtió en lo que soy — sonrió.
—¿Zeus? — frunció Dru el ceño confundido — ¿no fue Athenea?
—¿Athenea? — preguntó Medusa confundida — ¿por qué?
—¿No se supone que Athenea te convirtió en lo que eres porque Zeus te violó en su templo? — preguntó Dru recordando algo de lo que había estudiado sobre la mitología griega.
— Espera, espera, espera... — lo paró Medusa — ¿Qué yo fui qué? — preguntó horrorizada.
— Te está engañando — sisearon las serpientes.
—¡No la estoy engañando! — se molestó Dru al oír a las serpientes hablar — espera... — miró a las serpientes de su cabellera — ¡¿tus serpientes hablan?! — preguntó entre asustado e impresionado.
Ellas se miraron entre si sin comprender nada.
— Vale, creo que tengo alucinaciones — dijo Dru sentándose en una escalera cerca de la estatua que había allí — esto de la guerra va a acabar conmigo mentalmente — pensó en voz alta.
—¿Guerra? — preguntó Medusa.
— La guerra civil de Grecia — suspiró — estamos en guerra contra... — de pronto se cayó y la miró —¿qué hago hablando con una alucinación? — pensó de nuevo en voz alta.
—¡Que no soy una alucinación! — se quejó Medusa.
— Demuéstralo — pidió Dru.
Medusa frunció el ceño y ordenó a las serpientes que cazasen algo con vida. Ellas, obedecieron la orden y se estiraron hacia el exterior del templo volviendo segundos después con un pequeño pájaro indefenso que se estaba ahogando debido a la fuerza que ejercía una de las serpientes con su cuerpo escamoso para poder agarrarlo.
Medusa, cogió al pequeño pájaro con delicadeza entre sus manos y bajo la atenta mirada de Dru, sus ojos rojos miraron fijamente al podre animal, haciendo que este se convirtiera en piedra al instante.— Creo que me voy a marear — se tumbó sobre el frío suelo de mármol mientras que se llevaba la mano a la frente para recapacitar que sí, que Medusa era real, ella estaba viva.
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Medusa
Short StoryCuando comenzamos a estudiar historia, aprendemos que en la antigua Grecia tenían como Dios supremo a Zeus, pero también existían otros dioses como Atenea (diosa de la sabiduría), Poseidón (dios de los mares), Afrodita (diosa del amor, belleza y el...