Valeria

Prólogo

La chica fregaba el suelo de la cocina cuando escuchó a alguien tocando la puerta de su casa. Era extraño, ya que eran las dos de la mañana. “Probablemente sea la señora Ana. Le prometí que le regalaría algo de azúcar”, pensó. La chica dejó el trapeador a un lado del frigorífico y luego se miró en el espejo de la sala. Se acomodó el largo cabello rubio en una coleta y dejó su móvil encima de la mesa. La puerta seguía sonando, cada vez con más insistencia.

—¡¡Deme un momento!! —gritó, molesta ante la insistencia.

Terminó de arreglarse el vestido y se dirigió a la puerta de su casa. Se llevó una gran sorpresa al darse cuenta de que no era la señora Ana. Era una persona vestida totalmente de negro y una máscara de porcelana con cara de niña que le cubría el rostro. La chica no pudo evitar sentir un poco de miedo.

—Lo siento, la fiesta era en la otra casa. De todas maneras acabó hace dos horas. Si quieres puedo darte algo de mi pastel, ya sabes, por las molestias del viaje. —Lo dijo tratando de mantener la sonrisa. El extraño le infundía un poco de miedo.

La sombra dio un ligero asentimiento de cabeza. La mujer se dio la vuelta, dispuesta a buscar el trozo de pastel para su extraño invitado. No pudo evitar comparar el parecido al asesino de una telenovela que le gustaba a su madre. Le dio escalofríos de solo pensarlo.

De pronto, sintió que le tiraban del cabello con fuerza. Seguidamente sintió su cabeza golpear la pared salvajemente y la desagradable sensación de la sangre sobre su rostro. La sombra se quitó la máscara de porcelana que llevaba. La chica miró horrorizada el rostro que tenía ante sus ojos. Fue lo último que vio.