Capítulo 10

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Sasha no podía entender el terror de Claire. Por más que lo intentaba no lo conseguía.

Frotó el arma que llevaba en la mano derecha con su mano y la guardó, esperando que aquello lograra calmar el miedo de Claire.

Sus ojos grises aún fijos en los de ella.

—¿Por qué has hecho todo esto, Sasha? —dijo Claire, mientras miraba al suelo, con la mirada llena de odio, rencor y de la sangre que caía de su frente—. Has matado a tu familia. Eres una enferma.

Sasha miró a su prima, con una mirada tan hueca y vacía como su alma. Miró luego al maltrecho cadáver de su madre y de la otra pobre chica, y sin pensarlo, habló.

—Claire, algún día entenderás que la muerte arregla muchas cosas —respondió, con la mirada aún fija en los cadáveres—. Ya era hora de comenzar a arreglar los errores… y nuestra familia tiene demasiados.

Volvió la vista a la mujer con el rostro bañado en sangre.

—Creo que te debo respuestas. Verás, no soy tan mala persona como parezco. —Tomó asiento en una de las sillas frente a Claire y, obligándose a mantener a raya las emociones que despertaba aquello, comenzó a hablar—. Pregunta lo que quieras. Responderé lo mejor posible.

Dedicó una amistosa sonrisa a Claire, obligándole con aquel gesto a que hablara. Quería descargarse.

—¿Valeria alguna vez estuvo viva? Me es imposible encontrar parecidos, pero en el momento que entré a su casa y tú me golpeaste me resultaron totalmente iguales.

Sasha miró a Claire con extrañeza. No recordaba haber entrado jamás a la casa de Valeria, y menos con Claire dentro. Sí era cierto que, la noche que había matado a la joven decapitada que estaba junto a ella, había visto a Claire salir de la casa de su hermana; pero nunca había llegado a entrar.

—¿A qué te refieres? No estuve contigo en la casa de Valeria. —Hizo una pausa, visiblemente consternada—. Aunque ese día, mientras esperaba a que salieras vi luces en el piso superior. 

—Dijiste que me responderías con la verdad —dijo la otra, con el dolor de la herida marcado en el rostro.

Sasha se acercó más al rostro de su prima, hasta que pudo sentir su respiración.

—Querida prima, es lo que estoy haciendo.

El dolor del disparo se reflejaba en el rostro de David. Aun con la herida en el estómago había sido capaz de levantarse.

Sabía que todo aquello había sido una locura. Una locura que se les había escapado de las manos… al menos a él.

Sabía que Sasha había armado un plan desde el principio, pero las razones le resultaban ahora tan extrañas que ahora estaba arrepentido. Lamentablemente era demasiado tarde.

Caminó todo lo que pudo, tratando de silenciar los dolorosos gemidos de dolor. Alcanzó la puerta de la casa y salió al frío aire nocturno.

La herida le dolía demasiado.

Mientras caminaba dejaba un rastro de sangre en el oscuro suelo del bosque. Metió la mano libre en uno de los bolsillos de su suéter negro y sacó la llave del vehículo en donde, minutos atrás, había llegado junto a Sasha.

Su irregular respiración se condensaba en su rostro. Caminó varios metros hasta alcanzar el auto negro como su ropa.

Abrió la puerta rápidamente con una mano, mientras que con la otra apretaba la herida fuertemente.

ValeriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora