Capítulo 3: (Repetición)

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𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂 𝑵𝒂𝒕𝒉𝒂𝒏

¿Por qué a veces todo parece repetirse como un ciclo sin fin? La vida puede ser una rutina monótona, que entre el cansancio y el estrés empiezan a encerrarte sobre un un ciclo abrumador. Dependemos de los altibajos en el mundo, de un simple adiós o un simple hola, paradójicamente nunca nos damos cuenta de cuántas veces hacemos algo en un día, las personas se acostumbran a lo que ven hasta que un día un cambio los aterroriza, porque cambiar significa quitar todo aquello a lo que nos apegamos en el día a día. 

No comprendemos que solo tenemos noción de una gota de agua, teniendo en frente el enorme océano. Quizás estamos condenados a un ciclo temporal, el pasado, presente y futuro como una opción lineal, o algo simple como la niñez, adolescencia y adultez. Etapas que convergen y repiten en cada ser humano que llega a la tierra, un ser humano muere y otro nace.

Caída la noche me sentía otra persona viviendo un extraño ciclo repetitivo. Miré hacia mis manos lentamente y noté las esposas que rodeaban mis muñecas, intenté desaferrarme de ellas mientras el policía me empujaba hacia la puerta en la casa de Sally, por primera vez me sentí prisionero de mi propia vida.

La tensión repetida se forjaba en mi interior cuando estaba saliendo de la casa y los dos uniformados que abrían la puerta del vehículo que despedía luces azules y rojas.

El hombre me aventó contra el asiento y azotó con fuerza la puerta, ambos ingresaron al auto y lo estaban encerrando, mi corazón se aceleraba a medida que cada minuto contaba, desde la ventana notaba el rostro de mi amiga inquieto y perseguido por un miedo.

Basta...— Predije mirando desde el retrovisor directo a los ojos del uniformado, comencé a concentrarme despacio y emerger finalmente mi poder.

Como si fuera magia, empecé a sentir que su mente y la mía conectaban, estiré mis manos esposadas y empecé a lograr que este no arrancara el vehículo, el uniformado perdió su mirada en el frente y momento había llegado.

Me concentré con más fuerza y el policía conductor se abrió la puerta bajándose del auto y dejándome salir de inmediato. Mi don finalmente había logrado que controlara su mente.

Jeff, ¿¡Pero que m*erda?!— Gritó su compañero notando como este extraía las llaves de las esposas y me las quitaba.

Lo siento..— Agregué mirándolo con fuerza directo a sus pupilas, sus ojos se desorbitaron al instante y ahora también lo controlaba con mis manos.

Me liberé de las esposas y volví hacia la puerta de la casa en busca de Sally, pero en vez vi una soledad completa. Mi amiga se había esfumado, los uniformados estaban confundidos detrás.

Mi poder falló por unos segundos y estos recobraron la conciencia, casi al instante extrajeron sus armas y me alcanzaron en el interior del sitio.

¡ARRIBA LAS MANOS!— Obedecí sintiendo un auténtico miedo, estos apuntaban con más fuerza a mi cráneo.

N-no...— Respondí tembloroso y sin saber que hacer, cerré mis ojos y me intenté concentrar. 

El compañero del uniformado me plantó un golpe en mi rostro que me noqueó despacio, la sangre escurría por mis labios en la medida que me sentía más en problemas.

P-por fav..— Tosí con fuerza un líquido rojo y estos siguieron pateándome sin la posibilidad de actuar.

Uno de ellos torció mi muñeca y la preparó para colocarme las esposas de nuevo, mi cuerpo estaba en el suelo adolorido.

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