—Y uno... dos... tres... y cuatro.
Una voz juvenil se escuchaba a lo lejos en un salón vacío de Hogwarts, el salón del grupo de canto.
—Y uno, dos, tres y cuatro.
Los leves susurros apenas y hacían eco en el lugar. Cosa que no extrañaba, el salón era algo grande, y no más se encontraba una persona ahí: la joven Luna Lovegood.
No era cosa de extrañar que estuviera sola, el lugar llevaba más de cuatro meses sin usarse debido a un grave accidente con unas bombas de olor (todo el mundo suponía que fue una broma de los gemelos Weasley), así que nadie pasaba por allí, excepto ella.
La joven se encontraba ahí practicando, bailando y danzando desde hacía horas. Todo por la gran noticia que se reveló aquella tarde:
En dos meses se realizaría el baile de navidad.
¡La misma profesora McGonagall lo había anunciado!
Luna estaba anonadada. La idea de un baile escolar se le hacía algo intrigante, nunca pasaba en Hogwarts. Simplemente era como en aquellos cuentos de su infancia: la princesa y su caballero en armadura bailando.
Aunque Luna era realista, en lo que cabía. El baile era un evento exclusivo para los de cuarto año en adelante, y bueno... Ella estaba en tercer año. Entre otras opciones estaba la posibilidad de que alguien mayor te invitara al baile. Pero ella no pensaba mucho en eso, a fin de cuentas no tenía ningún amigo.
Sus posibilidades de ir eran nulas.
No obstante, Luna seguía fantaseando con la idea de un baile, justo como los que hacía con su madre y padre cuando niña. Por eso se encontraba ahí, danzando lentamente con los pies descalzos, no hay nada mejor para flotar que no llevar nada en los pies.
—Uno, dos y tres —Dijo ella cuidando el movimiento de sus pies.
Pasan así los minutos: pie izquierdo, pie derecho y luego un giro. La joven cierra los ojos a medida que lo hace. Estaba empezando a entender porque siempre los cuentos terminaban con un vals.
Tan empecinada estaba, que no se fijó en la presencia de alguien más en la sala.
—¿Qué demonios haces, lunática? —Preguntó una voz familiar.
No era la primera vez que la llamaban así, pero sólo una persona lo hacía con ese tono tan... particular.
—¿Huh?
Ella se volteó, y se encontró con lo que esperaba ver. Ojos grises, cabello platinado y bufanda verde.
Draco Malfoy en persona.
¿Se conocían? Pues sí. Pese a su actitud intolerable, Draco era conocido en prácticamente toda la escuela, era un muchacho popular. Ella, por su parte... Bueno, también era popular, aunque no por las mejores razones.
Habían cruzado palabras una que otra vez, casi siempre para preguntar algo (en caso de Luna) o para molestar (en caso de Draco). Se conocían, pero hasta ahí.
Ahora sólo tenía una pregunta en mente...
—¿Qué haces tú aquí? —Pregunta Draco, señalándola.
—Pues yo estaba...
Draco levantó la mano antes de que pudiera terminar.
—No eso — Indicó el Slytherin pasándose la mano por la frente—. Que qué haces aquí. Se supone que este salón está cerrado hasta nuevo aviso.
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Un Último Vals //Draco x Luna//
RomanceDraco encuentra finalmente un lugar en Hogwarts donde puede apartarse de los demás y ser él mismo. Sólo hay un problema: Luna Lovegood está ahí casi siempre. De mala gana, el joven acepta compartir el lugar, sin saber que terminaría acercándose poco...