¿Recuerdas? #14

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Dulce

Había sido el mejor día en mucho tiempo. Sobretodo el reto que me habían hecho los juniors del Mercedes Benz que se encontraban a lado mío.
Sólo nos miramos y después una sonrisa se dibujó en el conductor cuando comenzó a calentar el motor, yo no podía quedarme atrás, tenía que ganar y lo hice.

Mi Annie se había metido a bañar hace unos minutos cuando escuché que tocaban la puerta.

—Hola, espero y ya estés lista para salir. La vas a pasar genial. Es la mejor opción para cerrar tu noche.

No encontré las fuerzas para cerrar la puerta y darle con ella en la cara. Ese hombre ya me estaba llenando de bilis el hígado.

—No, no puedo ir porque ya tengo plan para ésta noche.

—Perfecto. Yo me uno al plan y no se diga más. ¿Adónde vamos? –preguntó dirigiéndose a la sala. No había de otra, tendría que salir.– Aún no sé, pero quédate aquí, yo me voy a arreglar.

—Pero si así te ves bien.

Dulce le rodó los ojos y siguió su camino hasta su habitación.

Anahí

Me estaba dando un baño para limpiar el sudor que me provocó el miedo y la adrenalina de las carreras, es eso mi celular volvió a sonar. No quería contestar, pero ¿si era Gonzalo para avisar un cambio de planes?

—Cariño, estoy tomando un baño, llámame en 10 minutos más.

—¿Cariño? —Alfonso estaba que reventaba de celos pero no podía arruinar el momento. Tenía un fin su llamada y no desaprovecharia la oportunidad–  No sabía que también me llamaras así. –¿Que hice? No es Gons.

—Que se te ofrece –salio un tono frío y no es para menos estoy molesta– Estoy ocupada.

— Sí, ya escuché que te estás bañando. Estoy cerca de tu departamento y quisiera pasar por los CD'S que olvidé en tu carro.

—ok. Te mando las llaves con Dulce. Y por favor deja de mandarme mensajes.

Alfonso se quedó en silencio un buen rato, yo no sabía qué hacer, si colgar o pedirle una disculpa por hablarle así.

—Ojitos, por favor hablemos. Si quieres puedo esperar el tiempo que te falte pero porfavor dame unos minutos.

Se me rompió el corazón escucharlo así. Jamás imaginé esto y no sabía qué contestar.

—Te espero en 20 minutos y te pido que seas breve en lo que tengas que decir.

Me apresuré a buscar algo que ponerme, estaba tan concentrada  que no había escuchado que  abrieron mi puerta.

—Annie, te esperan en la sala.

—me espantaste. Dile que pase, me voy a vestir. —unos segundos más y ya estaba detrás de mí–

—Hola ¿Cómo has estado? –preguntó Alfonso. Es ridículo que lo pregunte después de todo lo que nos dijimos la última vez.

—Bien, pero no creo que te importe. Dime qué es lo que  quieres hablar. –no quería mirarlo por lo que le dí la espalda y caminé hasta mi cama.–

Me miró como si tuviera dos cabezas. Creo que nunca me había escuchado molesta y sobretodo con seguridad. Él sólo se limitó a quedarse parado cerca de mi cama mirándome.

—No sé como empezar. –respiro profundo– Anahí, ya entendí que no he sido la mejor decisión en tu vida y debes estar odiando me, pero por favor tratemos de arreglarlo. Te extraño mucho y si tú quieres ésto será diferente.
Esta vez no haré nada de lo que te hacía enojar conmigo. Es más podemos irnos a vivir juntos como planeavas

—Alfonso, yo no quiero que dejes de hacer lo que a ti te gusta. Yo solo te pedía que me dieras la importancia que, como tu novia, merecía.
La propuesta que te hice fue en un momento de euforia, además tenía miedo a perderte, pero mi temor ya se cumplió y ví que puedo estar sin tí.

—No, no vuelvas a mencionarlo. Eso duele mucho aquí –señalo el lado izquierdo en su pecho – Tu amor no pudo irse en tres días.

— No se fue, pero me dí cuenta que no éramos felices. Solo nos hacíamos daño. ¿Recuerdas que una vez me contaste que no eras de los chicos que rogaran a una mujer por amor? Y yo te contesté que no pensaba volver a permitirme sufrir por nadie.

—Eso lo dije porque no sabía lo que significaría perderte. Debes entender que yo nunca antes había sentido algo como lo que siento por ti.

—Alfonso, fue bonito miento duró, pero no pienso y no quiero seguir confundiendo tus sentimientos. Y no niegues que lo estás porque ahora mismo no eres capaz de reconocer lo que sientes.

—Tienes razón, talves, no sé que siento pero si me alejas tampoco lo sabré. –despues de unos instantes en que dudó si debía acercarse a mí– Ahora entiendo. No quieres regresar conmigo porque andas con alguien más ¿no es cierto?
Si es porque estás embarazada déjame decirte que estoy dispuesto a estar contigo y apoyarte.

No sabía que contestar. En primera porque tenía una “salida” pendiente con Gonzalo en menos de dos horas.
Segunda, porque no le había quedado claro lo del embarazo.
Tercera, su regreso de Gonzalo me está confundiendo.
Pensaba qué contestar cuando llamaron a mi puerta y detrás de ella estaba mi amiga.

—Disculpame por entrar asi Annie, ya es tarde y hay un problema esperando en la sala.

—Dame 5 minutos. Alfonso está por irse. –Dulce salió no sin antes analizar un poco de lo que pasa en ésta habitación. Yo estoy más que nerviosa pues no sé a qué o quién es el problema.

—¿Tienes planes para más tarde? –no tengo valor para contarle nada. Además no tengo porqué sentirme mal puesto que ya no estamos juntos.– Tengo una carrera más tarde y me gustaría que fueras.

—En otra circunstancia me habría encantado ir a verte ganar como siempre y después quedarnos solos festejando.

—No insisto más. Te dejo atender tu problema. –su tono era un poco hostil– Tal vez otro día podamos vernos. –se acercó esta vez y me tomó con ambas manos de la cabeza para evitar que me separara de él y poder darme un beso en los labios, el que me habría encantado seguirlo pero eso empeoraría el panoramas.

Así se fue sin más...

Así se fue sin más

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