Semana 17: Mi País

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Bienvenidos a este glorioso lunes, último del mes de abril.

Me está resultando un tanto difícil poder establecer un tema en particular porque siempre hay muchas cosas de las cuales hablar y la verdad no sé muy bien como ordenarlas para que tengan algo de coherencia.

A los que leyeron el Nada – el especial del día 100- muchas gracias por ello y también espero les haya parecido bien aunque es un relato tipo poema muy triste y algo desesperanzador. Simplemente lo tome como algo que, a cualquier persona le podría pasar pero de corazón espero que nunca les ocurra, de verdad.

Quiero hablar de nuestras expresiones, si más que todo de ellas, de esas que salen naturales y puede ofender o agradar a las personas a nuestro alrededor. Cada uno de nosotros tenemos nuestra manera particular de dar a entender de manera gestual lo que nos pasa o nuestros desacuerdos. Soy una persona que uso muchos de ellos y puedo llegar a ofender más de alguno (lo siento y para algunos otros no lo siento en lo absoluto) pero es que este sistema no verbal tiene mucho poder hasta para influenciar a las demás personas. Cuentan muchas leyendas que muchas personas se enamoraron por un simple gesto o una palabra en el momento indicado; pero en esta ocasión no hablaremos de amor.

Hice la introducción sobre ese tipo d expresiones, las gestuales, de las que a veces no podemos controlar pero mi tema central (que ya lo decidí) será la que sale de nuestra boca; esa que la lengua pronuncia y merece ser interpretada como se dice.

La expresión de las palabras en general. La manera más legible y directa de comunicación porque de nuestra propia boca sale lo que queremos decir, lo que realmente sentimos, lo que nos molesta y nos atormenta.

Saben que, hablar de lo que nos pasa es de suma importancia; como el ser escuchados, el ser valorados como personas que piensan y sienten es de gran valor humano y es un derecho de cada individuo.

Pero, ¿Qué hacemos cuando ese derecho se nos ha removido?

Y es aquí donde vengo a tirar mi veneno.

Porque si señoras y señores, de alguna manera quiero expresar mi sentir ante esta gran problemática que muchos de ustedes conocen, y es la situación de mi país.

Mi país, el lugar del mundo que vio nacer una persona genio, con gran poder de análisis y una buena persona dentro de lo que cabe (alguien aquí tiene que alabar mis atributos, ¿no?). Una persona que no les hace daño a los demás y se sacrifica por su futuro que lastimosamente me quieren truncar.

Señoras y señores que hemos nacido en este país de las cinco estrellas, sépanse que nos han estado viendo la cara de idiotas desde mucho antes que naciéramos; y suena feo y hasta descabellado pero es la realidad del asunto aquí en cuestión.

Hemos sido muñequitos de trapo a los que los personajes de alto mando han jugado con nosotros y estamos sucios, por ende, de las atrocidades a nuestra humanidad que han hecho en nosotros.

Empecé hablando por mí, por esta persona ciudadana de 2 ciudades muy importantes de mi país, que son las que le brindan el sustento y el dinero (por así decirlo) a esta gente que no hace más que pagar infracciones de las mismas que siguen cometiendo, empezando por la primera: La libertad de expresión.

Hablaba de las expresiones faciales y gestuales, agradezcan que no me puede ver en estos momentos porque les puedo decir que mis arrugas son de asco e impotencia. Que mis palabras son ásperas, groseras y hasta grotescas; porque para mí corta edad, me he llevado más decepciones en la vida que las que se supone que debería de haber pasado.

Hablo por muchas personas cuando digo que hemos y estamos trabajando en la fe, independientemente de lo que creas, la fe es la convicción de lo que no ves pero esperas y las esperanzas que hemos tenido más de alguno en que todo va a cambiar se están evaporando como agua hirviendo para la sopa instantánea de vaso, que para comer solamente eso vamos a tener que llegar con esta vida que estamos padeciendo.

No namedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora