Capítulo 17

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SwanMills13 ¡AL FIN!. RECIÉN SALIDO DE HORNO Y CON MUCHO PORNU PARA TI 😉

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Capítulo 17
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-Zelena...

-Tengo que irme-. Se colocó de pie rápidamente, pero fue detenida por la mano del castaño sobre su brazo.

-¡Por favor! No me tortures más, fingiendo que entre nosotros no existe nada-. Le pidió él con lágrimas en los ojos.

-Jefferson...

-Solo responde sí o no-. Le pidió con el corazón en la mano. La pelirroja tomó un respiro hondo, echó a un lado el miedo y simplemente se lanzó al abismo.

-Te amo-. Respondió y lo escuchó tomar aire, entonces cerró sus ojos, no quería ver el rechazo marcado en sus ojos -No me preguntes cómo. Yo solo te amo -. Al tener sus ojos cerrados, no supo que Jefferson sonreía, ni tampoco se dio cuenta que el se acercaba. Hasta que sintió sus labios presionando contra los suyos.

-Yo también te amo-. La pelirroja entones abrió sus ojos mirándolo sorprendida, Jefferson aún portaba una encantadora sonrisa, provocando que su corazón se acelerara mucho más.

-¿Tú... me amas?

-Como no te haces una idea, cariño-. Respondió el castaño acariciando su rostro suavemente. Bajó su mirada a los labios de la pelirroja, lamiéndose los suyos, moría por probar sus labios nuevamente. Y esta vez fue Zelena quien acortó la distocia para fundirlos en un beso suave que los hizo gemir a ambos.

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Emma dormía una pequeña siesta mientras Regina la observaba. ¿Cómo fue ella a tener la inmensa fortuna de conocer a Emma? Enamorarse de ella de entre miles de personas y además ser correspondida por la rubia, era maravilloso.

Sus risos dorados esparcidos sobre la almohada, enmarcando su hermoso rostro. Sus lindos labios haciendo un lindo puchero mientras arrugaba la nariz. Sus brazos definidos que a ella le encantaba acariciar, morder y rasguñar mientras hacían el amor.

Soltó un suspiro y con su mano comenzó a acariciar imperceptiblemente su rostro. Desde su frente, siguiendo el contorno de sus perfiladas cejas, bajando por su respingada nariz, la comisura de sus labios, su barbilla, su esbelto cuello, sonrió cuando la rubia se movió un poco pero siguió durmiendo, su mano siguió descendiendo, hasta llegar a la sabana que la cubría. Un fugaz pensamiento la llevó a tener sentimientos encontrados. Un cuerpo tan hermoso no debería ser cubierto por ninguna prenda, amaba ver su cuerpo desnudo, pero el simple pensamiento de alguien más viéndolo le incendiaba las entrañas de celo y cólera. Ella era suya, así como ella era de Emma. Suavemente le quitó la sabana, exponiendo su hermoso cuerpo a sus ojos. Su mano volvió a acariciar su piel, desde su cuello a entremedio de sus pechos, ahh sus pechos, sus suaves y redondos pechos. Llevó su mano hasta uno, acariciando apenas con la yema de los dedos, con su dedo índice definió el contorno de la areola para luego observar como el pezón se endurecía. Sonrió de costado, el cuerpo de su novia reaccionaba a sus toques.

Una idea surgió en su hiperactivo cerebro, no descansaría hasta que lo hiciera. Así que se decidió, se levantó de la cama y se fue a la cocina. Emma despertaría en cualquier momento y debían comer algo para reponer energías. Abrió el refrigerador encontrándose con su antojo culpable. Las fresas, estas al igual que las manzanas rojas eran su fruta favorita por lejos. Zelena era alérgica a las fresas y por eso de pequeñas nunca habían en su casa, pero cada que ella salía junto a su padre, se la pasaban el día entero comiendo furtivamente. Aunque de todas formas eran descubiertos por su madre. Guardando ese recuerdo en su mente, cogió la fuente y agarró también la lata de crema batida. ¿Qué serían las fresas sin crema?

Cuerdas del corazón (SwanQueen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora