𝒑𝒓𝒐𝒍𝒐𝒈𝒖𝒆

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La fría temperatura de Francia se sentía hasta en los huesos y la blanquecina nieve chocando contra el rostro de HyunJin por los fuertes vientos no ayudaba; al salir de su trabajo, se refugió dentro de una armoniosa cafetería que quedaba de camino hacia su casa.

Estaba relativamente vacía, habían pocas mesas ocupadas y para su suerte la que estaba cerca del ventanal estaba disponible; se desabrigó y tomó asiento para luego empezar a leer el menú.

Una vez que supo qué pedir, levantó la vista y su corazón se detuvo cuando vio al amor de su vida acercarse con una pequeña libreta hacia su mesa.
El mismísimo Yang JeongIn estaba atendiéndolo, sentía los nervios a flor de piel y cómo comenzaban a transpirarle las manos.

—Buenas tardes, ¿ya sabe qué pedirá? — Por el tiempo que había pasado, ya ni recordaba cómo era su voz y escuchar de nuevo el tono angelical que tenía lo hizo derretirse un poco.

—S-sí, un té y... y un pan de chocolate... por favor.

Anotó todo y cerró la libretita. —Ya se lo traigo.

Con las manos aún temblorosas le escribió a ChangBin, él era al único al que le había contado años atrás lo ocurrido al final.

JeongIn vino con una bandeja y depositó lo pedido por HyunJin en la mesa. El último nombrado le agradeció sin siquiera mirarlo, parecía irrespetuoso pero simplemente no podía.

Mientras comía, se relajó mientras hablaba con ChangBin.

SYUDAA <
debería hacer algo??? <
17:12 p.m.

Binnie 웃
> escríbele tu número en el ticket.
17:12 p.m.

JDJFJS <
no. <
17:13 p.m.

Binnie 웃
> no seas un bolas tristes.
> vas a desperdiciar la mejor oportunidad de estar otra vez con la persona que mas amaste y probablemente amarás???
17:13 p.m.

Pero )): <
y si es distinto? <
17:13 p.m.

Binnie 웃
> al menos inténtalo.
17:14 p.m.

Cuando le trajo la cuenta, agarró una lapicera y escribió rápidamente antes de que pudiera arrepentirse "Perdón por no poder decírtelo cara a cara pero eres bellísimo." y debajo escribió su número telefónico. Dejó propina y se esfumó de ahí antes de que volviera el mesero.

Mientras se iba, pasó por el ventanal y vio cómo se guardaba el ticket; acelerando increíblemente sus latidos cardíacos, se fue hacia su casa con una sonrisa estúpida, sumada a aquél sentimiento cálido que solía sentir dentro del invernadero.

En la noche del mismo día, le llegó un mensaje de un número que desconocía.

Hola, soy el mesero de fleur de caféine
20:37
No sé muy bien qué decir pero :(( tú eres bellísimo.
20:38

No mentiría si dijera que HyunJin revoleó su móvil para comenzar a chillar.
Con manos temblorosas, contestó los mensajes y, con el paso del tiempo, los resultados fueron mejor de los esperados.

La cálida primavera traía consigo todas las citas que podrían imaginar y hasta más, aprovechaban cada momento para estar juntos; era como una forma de recargar energía para ambos.
De más está aclarar los sentimientos que sentían resurgir cada vez que se veían, no importa cuándo, el sentimiento de estar completos pero a la vez poder complementarse era el indicado para describirlo.

¿Qué ocurrió en la realidad de JeongIn? Bueno, para su suerte, lo suyo ocurrió antes.
Cuando terminó el año escolar, así terminando la secundaria, lo esperaban unos tres meses de puro aburrimiento hasta empezar la carrera que deseaba. Hasta que el mismísimo Hwang HyunJin se contactó con él para que lo ayudara a rendir unas materias que tenía previas, a lo que accedió deseando lo mejor.

En los primeros días le pareció tan insoportable, extrañaba muchisimo al HyunJin que solía ver. Éste se quejaba de todo, nunca le prestaba atención y al ser estúpidamente hermoso, se notaba que nunca le reclamaban nada. Hasta el día en el que no lo aguantó más.

—¿Vas a estar todo el tiempo quejándote? Estoy harto, ¿al menos me prestas atención? eres un caso totalmente perdido Hwang, madura de una vez. — Luego de decirle todo eso, agarró sus cosas y se fue, dejando detrás a un confundido HyunJin.

Le tomó días recapacitar las palabras del menor, los cambios no se hacían de un día para el otro pero al menos se había dado cuenta que lo tenía que hacer.
Algo desesperado, fue hasta la casa de JeongIn a disculparse con una bolsita de regalos y unas flores, sintiéndose genuinamente arrepentido por sus molestas actitudes.

El progreso, por suerte, no se hizo de esperar. Cada noche de verano que pasaban juntos hacía que quisieran estar así todo lo que restaba de sus vidas.

Les dio igual que hayan tenido que volver a empezar la relación totalmente de cero, y les daría igual si lo tendrían que volver a hacer porque, realmente, estaban dispuestos a hacer cualquier cosa para estar con quien consideraban el amor de su vida.
Después de todo, aunque las realidades se hayan distorsionado, el destino siempre los terminó juntando; porque, al fin y al cabo, las almas gemelas siempre podrán encontrarse.

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irréalité florissante ; hyunjeongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora