OCHO

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Me he tomado unos minutos para pensar en todo, todo lo que he vivido y le tengo que contar a este hombre en cinco minutos. Un resumen bien solido para que al fin, le pueda explicar como y porque hago lo que hago a día de hoy.

Siento como las piernas me tiemblan y es que contar todo esto es un gran paso para nuestra relación. Solo un par de personas saben todo esto de mí y sinceramente, no es que haya ido muy bien después de entrarse de todo lo que viví en mi infancia.

Los ojos azules de Asher me transmiten una confianza que me asusta, nunca me he sentido tan cerca de nadie, ni siquiera de Jared. Lo nuestro era simplemente físico.

— Solamente recuerdo algunos momentos felices en mi infancia, hasta mi sexto cumpleaños todo fue bien. Mamá y yo vivíamos en una pequeña casa del norte de Virgina, no recuerdo tener muchas cosas pero si que recuerdo el olor a galletas los domingos por la mañana. La forma en que mi madre me abrazaba cada noche para que me fuera a la cama... El uno de octubre era mi cumpleaños y después de mucho pedirle a mi madre que me llevara al circo accedió como regalo de cumpleaños. Cada año el mismo circo con una gran noria visitaba el pueblo y cada año me quedaba sin ir. Mamá decía que era muy pequeña para ir a ver lo que pasaba en ese lugar. Decidí que era lo suficientemente mayor como para montarme sola en la noria, y tan valiente me creí que era que cuando al bajar no encontré a mi madre decidí ir sola de nuevo a mi casa. Ella desapareció aquella noche...

— Sky... ¿Te quedaste sola a los seis años? –Asiento levemente y le hago una señal para que no hable más.

— Estuve sola muchos días, hasta que perdí la cuenta. En la nevera no quedaba absolutamente nada desde hacía dos días y me moría de hambre. Llamaron a la puerta y cuando abrí vi a un hombre, me miraba con despecho, con asco incluso y sin embargo me cogió en brazos y me sacó de allí rápidamente. Solo recuerdo unas palabras de ese día: Ahora eres mi problema. –Le doy un pequeño trago al café que tengo de frente.

— Una niña no es un problema. –Su expresión de incredulidad me hace sonreír levemente. Él es de esas personas que nunca abandonaría a nadie. De esas personas leales y fieles que te seguirían hasta el fin del mundo.

— Bueno, él no lo veía así. – Me encojo de hombros y esbozo una sonrisa triste. —Tan solo era una niña cuando empecé a ir de un internado a otro, eso sí, los más prestigiosos de todo el país. Los más caros, los que esconden cada cosa que pasa en su interior. He de decir que nunca fui la niña que debía ser. La echaba de menos, lloraba cada noche, me sentía triste, sola y me metía en problemas. Me peleaba con mis compañeras, con los profesores y hasta con los directores, nadie sabía que pasaba por mi cabeza. Cuando tenía trece años en unos de los ratos libres que teníamos un grupo de chicas empezó a reírse de mi, todo el mundo recibía visitas, todos menos yo. Ella dijo que estaba sola, que nadie me quería, que mi madre me había abandonado por que era una chica rara, una negra de mierda... – Una pausa hace que Asher quiera hablar pero empiezo antes de que pueda decir nada más.

— La di tal paliza que tuvieron que llamar a una ambulancia, no sabían si conseguiría vivir y por supuesto, a mi me expulsaron de inmediato. Sentía una rabia interior que me hizo explotar en mil cuando vi la risa burlona de ese que se hace llamar mi padre. Solté todo lo que llevaba dentro, le insulte, le grité y le eché en cara cada una de las cosas que había hecho mal conmigo. Le llame mal nacido. –Vuelvo a hacer una pausa para coger aire, no me es de agrado contar lo que viene a continuación.

— ¿Y? –Le veo muy interesado. Su expresión me conmueve. Mueve su silla hasta que está frente a mi y coge mis manos entre las suyas.

— Me llevó del pelo hasta la limusina. El primer impacto de su puño en mi cara me hizo perder el sentido y aunque sé que se cebo conmigo solo sentí como me dolían los moretones cuando me desperté en una cama atada. En un lugar que no conocía. Era el siguiente internado. Un lugar oscuro y alejado de la mano de dios. Un lugar donde a chicas como yo eran sometidas día tras día hasta que ya solo dejábamos pasar un día tras otro. Un toqueteo tras otro. Un cuerpo sudoroso y gordo tras otro. Un día sangrabas y al siguiente también. –Siento cómo las lágrimas se agolpan en mis ojos. — Me violaron tantas veces y por tantos sitios que no recuerdo la mitad de ellos.

Perfectos Infieles | Saga Perfectos || Hot  PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora