CAPÍTULO 10: Mi despiste

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Rubén: Si quieres mirar no te lo voy a impedir.

Yo: No pienso mirar -dije con la toalla en la mano intentando no matarme -.

Rubén: Te vas a caer.

Yo: Tranquilo que ya veras que no.

Me tropecé con sus zapatillas y unos brazos fuertes me sujetarón. Abri los ojos por reflejo y me encontré con sus ojos verde bosque, hechizaban...

Rubén: ¿Ves como los has abierto?

Estabamos tan cerca que solo veía su torso. Nada mas.

Yo: Yo, ehm... mejor me voy.

Di media vuelta sin mirar y me dirigí a la puerta dispuesta a irme pero Rubén me cogió por el brazo obligandome a girar hacia él. Esta vez si lo vi todo. Y con todo me refiero a ya sabéis que. Todavia no se habia puesto la toalla. De un tirón me acercó a él pero antes de que pudiera rozar mis labios me solté y me fui.

Eso no acababa de pasar. Para nada acababa de pasar. Llegó Mangel cuando yo estaba ya fuera del lavabo. Si me hubiera visto dentro habria pensado cosas que no hubiesen venido a cuento.

Roja como un tomate todavia estaba de espaldas a la puerta del lavabo cuando llegó Mangel y me vió en ese estado. Justo salió Rubén con la toalla ya puesta (ya era hora) y yo fui hacia mi habitación.

Rubén: Vaya, sera que no es de su gusto - dijo entre dientes -.

Narra Rubén

Mahe estaba alucinando.

Mahe: ¿Que ha pasado aquí? Rubén no habras...

Yo: No, no, Rubén no ha hecho nada esta vez, ha sido ella.

______ salió de su habitación.

______: Perdona pero ha sido todo culpa tuya. Tu has hecho que entrara a darte la toalla y tu has sido el culpable de que acabara abriendo los ojos - gruñó y se fue de nuevo a su habitación-.

Me gusta cuando se cabrea. Esta muy sexy. Sonreí.

Yo: Ah... esta chica va a acabar mal...

Mahe: Vais a acabar mal los dos...

Narra _____

Este chico me sacaba de mis casillas. ¡Ah! Era tan insportable... Salí de mi habitación. Mangel estaba sentado en el sofa y Rubén estaba secandose el pelo en el lavabo. Justo cuando salía yo salía Rubén del baño.

Le dirigí una mirada asesina y él sonrío. ¿Le gustaba verme cabreada o que? Me senté en el sofa con Mangel. Vi la televisión un rato y después me levanté para ir a hacer la comida.

Rubén, que estaba sentado en la mesa también viendo la tele, cuando vio que me levantaba me siguió.

Suspiré. Tranquila... no tiene porque ir al mismo sitio que tu...

Rubén: ¿Necesitas ayuda con la comida?

Mierda.

Yo: No, ve con Mangel, estoy bien.

Rubén: Bueno... como quieras.

Tenia que hacer tortilla de patatas y si, necesitaba ayuda pero no la de él. Empecé a hacerla.

Tenía que ponerla en el plato y yo sola no podía hacerlo.

Yo: Ahora si necesito ayuda, Rubén.

Oh... me arrepentiria de esto... siempre pasaba algo malo cuando precisaba la ayuda de Rubén.

Rubén: ¿Ahora si, no? ¿Que pasa si ahora digo que no...?

Yo: Oh, venga ya, Rubén, ayudame.

Rubén: Ya voy, ya voy.

Yo: Sujeta el plato por aquí. Voy, eh, venga... 

Volqué la sartén hacia el plato. Con una mano aguantaba la sarten y con la otra aguantaba el plato al igual que Rubén. Pensé que el plato caía y apoyé la mano donde la de Rubén... 

Yo: Perdona, ha sido un reflejo... pensaba que el plato se caía.

Rubén: Tranquila, he sido yo, lo habia cogido mal.

No se ni como ni porque estabamos muy cerca el uno del otro. Solté la sartén haciendo un ruido espantoso.

Me sobresalté y empecé a recoger lo que había tirado.

Rubén: ¿Cada vez que te sorprendes tiras lo que tienes en la mano? Menudo peligro...

Yo: Oh, calla y ayudame.

Entró Mangel.

Mangel: ¿Que ha pasado? ¿Estais bien?

Yo: Si, perdona el ruido yo... me sobresalté y dejé caer la sartén sin querer.

Mangel: Tranquila, no pasa nada.

Acabé de recogerlo todo. Fulminé con la mirada a Rubén y me fui con la tortilla a la mesa. 

Repartí trozos para cada uno y empezamos a comer.

No paraba de pensar en todo lo que había ocurrido durante el día. ¿No se cansaba de hacerme enfurecer? Ah... esto acabaria mal... muy mal

Odiar para amar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora