CAPÍTULO 18: "¿Y que mas da lo que yo piense?"

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El fin de semana se me paso demasiado rapido. Entre risas y peleas con Rubén se me hizo corto y a la vez largo. ¡Me daba mucha rabia que no bajara la tapa del vater! Llamadme rara pero es odioso.

Llegó el tan esperado lunes, notese el sarcasmo. Me levanté lo suficientemente pronto como para no tener que correr. Siempre iba tarde y la mayoria de veces era porque me habia dormido o por culpa de Rubén. Mangel siempre es puntual, ya se le podria pegar algo.

Pero esta vez fue diferente. Después de la ducha, me vestí y salí de mi habitación. Fui a tocar la puerta de la de Rubén y nadie contestó. Suspiré. Ya empezabamos. Pero justo escuché a alguien susurrar.

Rubén: Tss... eh... estoy aquí - dijo susurrandome al oído -.

Me hizo cosquillas y me estremecí.

Yo: Joder, Rubén, que susto.

Rubén: Anda vamos - dijo ya con voz normal -.

Mangel nos esperaba en la puerta. Como siempre. Él también se sorprendió. Normal.

****

Hoy solo tendria a Rubén en una clase. Ya me estaba bien. Si que es verdad que cuando él no esta se hace todo mas aburrido pero... bueno... 

La mañana transcurrió normal. Un examen de la profesora de literatura, dos ejercicios de la de fisica, tres gritos de la de naturales y cuatro ataques al profesor de historia. Total, una mañana normal.

Tocaba justo la asignatura con Rubén y como siempre, se sentó en el sitio vacio que habia a mi lado. Como si no hubiese sitios libres se tenia que poner a mi lado. Pero claro, no iba a ser yo quien se lo impidiese.

Rubén: ¿Que tal tu mañana? 

Me preguntó mientras sacabamos los libros de francés.

Yo: Normal, ¿y la tuya?

Rubén: Bueno, me han sacado un par de veces de clase asi que... normal tambien - dijo sacando un poco su lengua -.

Reí silenciosamente. Nos dejarian salir un poco a tomar el aire ya que hoy justamente saliamos mas tarde. Nada, seria como un cuarto de hora. Sonó el timbre y el horroroso ruido de las sillas siendo arrastradas por el suelo me provocó dolor de cabeza.

Me fui sin decirle nada a Rubén. Ya me buscaria si queria. Salí y me encontré con Tess. Hacia mucho que no la veia. Se ve que habia estado con gripe en su casa.

Yo: ¡Tess!

Tess: ¡______! ¡Estas aquí!

Nos abrazamos como si hiciera años que no nos veiamos.

Yo: ¿Que ha sido de ti? - dije sonriente -.

Tess: Que apenas hace una semana que no hablamos - dijo riendo -.

Yo: ¡Lo se! Pero no he sabido de ti desde hace mucho.

Tess: Pues nada... hoy cumplo cinco meses con Mangel - dijo alegre -.

Yo: ¡Me alegro mucho!

¡Cinco meses! Eso para Tess os aseguro que es mucho. Era bastante quisquillosa y muy exigente con el tema de los chicos. 

Tess: ¡Gracias! - hubo silencio por un par de minutos - ¿y tu que tal con Rubén?

Yo: ¿Como sabes eso? - antes de que pudiera contestar lo hice yo - ah, Mangel... 

Reímos.

Yo: Me saca bastante de mis casillas y es odioso. ¿Te puedes creer que no baja nunca la tapa del vater? - dije negando con la cabeza -.

Tess: Buff, se cuanto te molesta. Yo de ti lo mataba - dijo entre risas -.

Yo: Y que lo dig... - no pude acabar la frase -.

A lo lejos pude ver a Rubén. Iba a acercarme a él para presentarle a Tess pero a medida que me iba acercando pude ver que no estaba solo. Una chica estaba con él. Y no se podria decir que estaban hablando. Bueno, si con hablando entendeis meter la lengua hasta su garganta... entonces si, estaban hablando.

Él estaba acariciando el pelo de ella mientras que con su otra mano bajaba hasta su culo. Ella no hacia mas que apretarse mas hacia él y enredar los dedos en su pelo.

Rubén aplastó su frente con la de ella y abrió los ojos mirando así los de la chica. Fue entonces cuando me vió. Sin separarse de la chica se quedó mirandome. Empecé a dar pasos hacia atras tratando de alejarme.

Me di media vuelta y eché a correr. ¿Que se supone que deberia pensar? ¿Que todo lo que habia estado pasando entre nosotros solo era una diversion mas para él? ¿O verdaderamente sentia las mismas cosas que sentia yo por él? Estaba tan sumida en mis pensamientos que no noté que las lagrimas empezaban a empapar mi rostro. Tampoco me di cuenta de que Rubén estaba agarrando mi brazo.

Me estiró de tal manera que quedé frente a él. Oculté mi rostro como pude. No queria ver como yo sufria por él mientras él se dedicaba a limpiar a fondo las gargantas de otras.

Rubén: _______...

Yo: Mira, dejalo, es evidente que pensamos diferente sobre lo nuestro. Ah, espera, si es que hay algo entre nosotros porque ahora mismo no tengo ni idea.

Intenté deshacerme de su agarre pero me fue imposible. Obviamente tenia mas fuerza que yo.

Rubén: ¿Y tu que piensas sobre lo nuestro? - dijo soltandome por fin el brazo -.

Yo: ¿Y que mas da lo que yo piense? Solo se que cuando tu estas cerca de mi parece que miles de animales se hayan escapado del zoo dentro de mi estomago. Que la cabeza me va a estallar de las enormes ganas que tengo de besar tus labios y que... - me detuve -.

¿Pero que estaba haciendo? Todo eso lo dije sin pensar pero realmente era lo que sentia. Lo habia admitido. Había admitido que mi insoportable compañero de piso me gustaba. 

Hasta el punto de no poder soportar que este con nadie mas que no sea yo...

Odiar para amar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora