CAPÍTULO 6: Tess y Mangel se conocen

617 14 1
                                    

Pasaron los días, las semanas y cada vez iba conociendo mejor a Mangel. Me caía muy bien, de hecho, en un par de días nos hicimos íntimos.

Ya sé lo que dicen, que un chico y una chica no pueden ser íntimos sin llegar a ser más, pero con él es diferente, es más un hermano, un buen amigo en quien confiar.

Bueno, un día le comente que estaba intentando ganar dinero para poder alquilar un piso. Fue entonces cuando me dijo que me fuera a vivir con él. No penséis mal. Era para hacerme un favor. Ya no podía vivir más con Tess. Me lo estaba pagando todo desde que nos mudamos y no podía hacerle eso.

Tenía que valerme por mi misma, pero antes viviría con Mangel que por cierto, tenía un compañero de piso. Si, un compañero de piso pero que está de viaje. Me iré antes de que vuelva. No queria ser un incordio.

De todas formas, aunque viviera alli pagaria mis gastos con lo poco que ganaba atendiendo en la ferreteria. Pude cambiar los horarios ya que ahora estudiaba en la universidad y no tenia tanto tiempo como en verano.

Después de salir de clases le comente lo que me acababan de proponer a Tess. Le pareció bien pero que primero quería conocerle. Siempre he pensado en Tess como mi hermana mayor. Y en cuestión de meses, lo es.

Habíamos quedado esta tarde los tres juntos para que los dos se pudieran conocer mejor.

Nos veriamos en el bar “Sick Street”. Entramos y ahí estaba él. Nos sentamos en los asientos de en frente.

Yo: Mangel, ella es Tess mi actual compañera de piso.

Se dieron dos besos y seguimos hablando.

Tess: ¿Y cómo os conocisteis?

Yo: Pues… conociéndonos.

Reímos.

Mangel: Tiene razón, fue casual solo… nos conocimos. Ambos éramos nuevos y bueno, ya era algo que tuviésemos en común.

Curiosamente, Tess y él parecía que se conociesen de toda la vida. Se habían dado el número de teléfono así que esto no sería una simple tarde para ellos.

Cuando empezó a oscurecer nos marchamos y ya mañana nos veríamos en la uni.

Llegamos a casa y lo primero que hicimos fue poner al microondas cualquier cosa que hubiese en la nevera. No teníamos ganas de cocinar.

Me estuve fijando en Tess. Estaba pensativa y a veces sonreía sin motivo.

 ¿Por qué seria?

Odiar para amar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora