CAPÍTULO 11: El día mas largo de mi vida

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Desperté. De nuevo a la universidad... el bonito finde ha terminado.. bueno, "bonito"... abrí perezosamente los ojos y escuché a Mangel decir que si no bajaba ahora llegariamos tarde...

El despertador empezó a sonar como loco. Le di un golpe y se cayó al suelo... Ups....

Cuando me iba a levantar de repente...

Rubén: Despier... Ah, ya estas despierta... ¡Mahe, que ya esta despierta!

Suspiré. ¿Asi iban a ser todas las mañanas a partir de ahora? Me dejé caer de nuevo en la cama y me pusé la almohada en la cara para no oír los gritos de Rubén a Mangel. Me pegué de nuevo las sabanas al cuerpo.

Rubén: Pero no te vuelvas a dormir.

Yo: Estoy desnuda, Rubén. ¿Me tendré que tapar, no crees?

Rubén: Bueno, a mi me da igual aunque si estas sin ropa mejor.

Era insoportable.

Yo: Vete y dejame en paz.

Rubén: Pero llegaras tar...

Yo: ¡Vete!

Escuché una risita y después un portazo. Uff... que agobio. Me levanté y rapidamente cogí el albornoz para tapar mi cuerpo desnudo. Fui al baño y me pegué una ducha rapida. Me vestí con lo primero que cogí del armario.

Salí casi corriendo con la mochila arrastrando el suelo y con la chaqueta en la boca.

Rubén me repaso con la mirada de arriba a abajo.

Rubén: ¿Podemos irnos ya?

Yo: Espera... ¿Tu tambien vienes?

Rubén: No, si te parece me quedo aquí tocandome lo que no suena. ¡Pues claro que voy!

Suspiré y rodé los ojos. Iba a ser un dia muy largo.

****

Una vez allí nos separamos para ir cada uno a su clase. Yo me quedé en el pasillo cogiendo los libros de mi taquilla. Justo cuando la cerraba sonó el timbre de entrada.

Genial, llegaré por lo menos 5 minutos tarde. Mi clase estaba al fondo del pasillo y digamos que no era corto.

Cuando llegué estaban todos sentados y cogiendo los libros. Solo quedaba un asiento libro y era... ¡Al lado de Rubén! ¿Que hacia aquí? ¿Acaso era esta su clase?

Abrí los ojos como platos y él me respondió con una sonrisa seductora. Fui arrastrando mis pies hasta mi asiento y coloqué mi chaqueta y mi mochila detras de la silla. 

Rubén: Hola de nuevo princesa.

Suspiré... y tanto que iba a ser largo este dia...

Mientras haciemos los ejercicios de Física, Rubén me pinchaba en la cintura con el boli repitiendo una y otra vez "¿Pincha?" Dios, parecía un crío de 3 años.

****

Por fin acabó aquel infierno y llegué a casa. Me encerré en mi habitación y pasé la tarde. Estaba tranquila escuchando a los austris (5sos) cuando de repente alguien tocó tres veces a la puerta con aire divertido.

Yo: ¿Quien es? - pregunté, aunque ya sabía quien era -.

Rubén: Tu príncipe azul.

Yo: ¿Que quieres?

Rubén: Pasar - dijo cuando ya había abierto la puerta y estaba dentro de mi habitación -.

Yo: Pasa... no te cortes... - dije incorporandome en la cama -.

Pegó un salto y se sentó conmigo en la cama provocando que yo pegara un bote.

Rubén: ¿Que hacias?

Yo: Disfrutando de mi tiempo sin ti a mi lado molestandome.

Rubén: Lastima... ¡Se te acabó!

Rodé los ojos... ¡No se callara nunca!

Mangel: ¡Rubiuh! ¡Ven corre!

Se escuchaba desesperado. Rubén se levantó y se fue. ¿Que querria Mangel?

Odiar para amar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora