capítulo 4.

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Tenía la vista puesta en su café, algo pensativa. Escucha una voz gruesa llamándola, la saca de sus pensamientos, así que casi inmediatamente Hannah levanta su cabeza y se encuentra con Sebastián. Sus miradas chocaron por unos segundos.

Sebastían rompe el silencio.

–Hola Hannah, ¿qué haces aquí sola?–dice sentándose en la silla que quedaba justo al frente de la de ella.

–Hola...oh, nada, vine a leer un poco–dice con algo de pena ya que tiene la mirada de Sebas plantada en ella, causándole nervios–y tú, ¿qué haces por aquí? En un martes por la tarde.

–No lo sé, sólo quería salir y por suerte me encontré con una linda muchacha–dice con una mirada fija, y un sonrojo en sus mejillas.

–Entiendo... –contesta con una ligera sonrisa, riendo nerviosamente.

–Dime; ¿qué lees? Se ve interesante–se mostró interesado–Se llama "El arte del asesino."

–Oh, suena interesante–deja una pausa de unos segundos–aunque en lo personal no me gusta leer mucho, prefiero las series–dice Sebas con un puchero.

–¿Qué tipo de serie?–responde con intriga.

–De todo un poco la verdad, me gusta ver cosas diferentes, variadas, con alguna gran historia–responde Sebas algo pensativo.

Se ve tierno cuando se concentra, y sus pucheros hacen que quiera morir de sobredosis de ternura–piensa, dulcemente la pelinegra.

–Ooh entiendo–sonríe–¿a qué te dedicas, estudias o algo por el estilo?–Hannah se queda pensando si fue muy directa o no, ya que por su timidez duda de la mayoría de cosas que dice, todavía si no las piensa, y sabe lo impulsiva que podría llegar a ser.

–Por el momento no me dedico a nada, pero estoy esperando un trabajo que, en realidad, en pocos meses comienza.

–¿Qué clase de trabajo ?

–de enfermero. Siempre he querido ayudar a las personas y desde pequeño me ha interesado esa área –sonríe dejando ver los hoyuelos de su mejilla.

–Wow, que increíble. Es bueno que quieras ayudar a las personas, de seguro serás un buen enfermero–dijo con una sonrisa sincera.

–Gracias, linda–agradeció–¿y tú que quieres? o mejor dicho; ¿a qué te te dedicas–demuestra interés.

Hannah se quedó inmóvil al escuchar lo primero, pues causó inmediatamente un cosquilleo por todo su cuerpo, logrando así obtener un carmín en sus redondas mejillas, todavía el color rozando casi sus pómulos.

–Por el momento estudio, y cuando termine me gustaría estudiar psicológia o derecho–quedó pensativa y admitió:–la verdad no estoy segura de que quiero.

–En verdad si que eres interesante, ¿y eso? ¿qué te llama la atención para que quieras ser psicológa? –pregunta Sebastián.

–No lo sé, talvez sea igual que tú, queriendo ayudar a los demás–suspira–desde pequeña tengo ese pensamiento.

Él suspira.

–Definitivamente eres alguien interesante, Hannah.

Dicho lo anterior, Sebastián dirige su vista a su muñeca derecha, en la que se encuentra un reloj oscuro; negro con algunos diseños en tonos grises.

9:00pm.

Hace un puchero.

–Hannah, disculpame, ya me tengo que ir, ¿hablamos después, linda?

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