capítulo 7.

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Se encontraba nerviosa, sentía como una energia pasaba por todo su cuerpo, una sensación tan cálida y pasmosa, como terrorífica, siendo la última la que la llenaba en más cantidad, haciendola sentirse preocupada, sintiéndo su corazón acelerado.

Pues el motivo era Sebastián, y es que él la había invitado a salir.

No sabe con exactitud hace cuanto conoció a este chico, pero ya había pasado cierto tiempo desde que recibió aquella notificación. La manera en la que despertaba algo en ella era peculiar.

Y eso le agradaba a Hannah, no era necesario conocerse de toda la vida para saber que tenían una conexión, o eso juraba creer.

Desde el día que lo conoció un interes en el chico fue creciendo dia a dia. El provocaba que su piel se erizara, irritando los poros de su piel, suguiendo a sonrojar sus abultadas mejillas, como si su inmediata sonrisa no fuera suficiente. Realmente no entendía del todo estas sensaciones, no podía, pero en realidad no le molestaba, lo disfrutaba, porque él le llamaba la atención demasiado. Hannah no esperaba lo que sucedería con esos sentimientos, y probablemente no le hubiera importado demasiado.

Llevaban días hablando, intercambiando ideas y conociéndose cada vez un poco más.

Se mira al espejo, sonríe, se siente extrañamente segura, muy pocas veces se siente así, y hoy dichosamente lo estaba.

Hannah no sabía como vestirse en realidad, quería lucir bien, quería sentirse así.

Sebastián la invitó a un tipo de café muy delicioso, que contenía repizas llenas de libros y cómics, aunque sabía que irían simplemente a hablar, en realidad después comerían, y es que al parecer querían pasar el mayor tiempo posible juntos; conocerse más.

Hannah tomó unos jeans con un dobladillo simple en la parte de abajo, siendo este de un tono un poco claro. Hacía frío, por lo que optó por ponerse un sueter tejido color vino, que finalizaba arriba de sus caderas, siendo corto, pero en realidad no mostraba piel, perfecto para el clima, pero podría estar cómoda; que era lo que necesitaba por si sus nervios le ganaban.

Se roció un perfume de olor ligeramente dulce, para después ponerse sus tennis "Vans" negras, las que le facilitarían el estar caminando con Sebas.

Sebastián: ¿Hannah? ¿Estás lista?

Hannah: Sí, ya lo estoy.

Sebastián: De acuerdo, te espero.❤

La chica sonrió, y salió de su casa, caminando un poco lento, por el extraño vacío que sentía revolotear en su vientre.

"Mariposas en el estómago." Comprendía la expresión.

Sebastián la esperaría en un parque cercano a su casa, en donde anteriormente se ha visto con su amiga, con la cual hace un tiempo no tenía contacto, pues esta estaba en el hospital.

Caminó escuchando música, acomodando su oscuro y suelto cabello en varias ocasiones.

De lejos reconoció la figura del chico, sintiendo una calma extraña, como si esta se revolviera, mientras luchaba con sus "insectos voladores", que no la dejaban en paz.

Limpió el sudor de sus manos en la parte interna de su sueter, y caminó con más rápidez, y cuando finalmente estaba cerca de él, sonrió inmediatamente.

–Hola Sebas.

Su sonrisa realmente grande quería aparecer, y mínimamente lo hizo, achinando los ojos de Hannah.

–Hola, linda.

–¿Linda?–dudó Hannah, con una risa nerviosa.

–Me gusta como te ves hoy, en realidad siempre me pareces así.

Ya no eran mariposas, probablemente sentía amor.

–Me veo cachetona–se quejó cuando él tomó una de sus mejillas, poniendose cariñoso.

Él sonrió, y se alejo lentamente, y envolvió su brazo sobre su hombre, siendo la chica bastante más pequeña que él.

–¿Caminamos por el parque o lo rodeamos?

Caminar por el lugar sería más rápido, pero era más satisfactorio que simplemente pisar el asfalto.

–Por aquí, por el parque, talvez–respondía con duda, lo hacía con tímidez.

Realmente no fue algo muy interesante, sus pasos fueron lentos, compartieron anécdotas en ese lugar, y alguna que otra risa, buscando un tema de conversación sin importar si los nervios los comían; a ambos.

Tomaron el autobús, sentandose ella en la ventana, sintiendo su corazón explotar mientras él rozó por un momento su mano. Su dedo indice inmediatamente envió una respuesta, y toda su anatomía parecía estar petrificada, y sentía como si Sebastián se acercara más a ella...

1/2.

Jesstonem

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