Capítulo 15

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Regina sacó un espejo de bolsillo y lo partió en dos. Los demás la observaron con intriga. Devian estaba parado a un lado de ella, su rostro no tenía emoción alguna, parecía vacío. Sin decir palabra alguna tomó la parte del espejo que Regina le ofreció.

-Bien, Devian necesitamos que le mandes un mensaje a Henry-

-No va a ser necesario-interrumpió Regina a Emma-.No vamos a mandarle ningún mensaje, vamos a verlo con esto-señaló su espejo.

Sin tener que decir más, Regina susurró unas palabras en el corazón de Devian y él se marchó sin más, ocultando el pequeño espejo en uno de sus bolsillos y perdiendose de vista en la jungla. Los demás permanecieron ahí, sin decir nada.

David sintió una punzada en su costado, donde tiempo antes una de las flechas de los niños perdidos le había rasguñado y se quejó en voz baja por el dolor, solamente Garfio se dio cuenta de aquello.

-No estamos tan lejos de un río, y si mal no recuerdo ya no tenemos tanta agua en el campamento. ¿Por qué no me acompañas David a por agua, mientras ellas terminan con esto?-preguntó el pirata.

-No parece mala idea, vayan-aceptó Blancanieves antes de que David pudiera decir algo.

-Nosotras regresaremos al campamento, no solo a esperar a que Devian contacte a Henry, tenemos que seguir planeando cómo le vamos a hacer para introducirnos al campamento de Pan con el poco polvo de hadas que conseguímos-comentó Campanita.

El grupo se dividió en dos, las mujeres regresaron al campamento, mientras los dos hombres se dirigieron al río más cercano. Caminaron durante 15 minutos aproximadamente sin decir palabra alguna, llevando consigo los recipientes que Regina apareció para que pudieran cargar con el agua.

-Ese río tan cercano no está tan cerca como habías dicho-comentó David detrás de Garfio.

-Lo siento, me equivoqué, aun así ya no estamos tan lejos. Si regresamos habría sido una pérdida de tiempo-respondió el pirata mientras apartaba unos helechos de su camino revelando un sendero de agua frente a sus ojos.

Sin intercambiar más palabras los dos hombres se acercaron a rellenar los recipientes con agua. David terminó antes que el pirata y lo observó mientras rellanaba el segundo recipiente. Garfio soltó un suspiro y se detuvo.

-¿Qué haces? No debemos perder tiempo, termina eso-le reprochó David.

-¿Cómo está la herida?-preguntó el pirata sin observarlo.

-¿De qué hablas?

-No te hagas el tonto, sé que una flecha te hirió y también me di cuenta cuando te quejaste. Fue por eso que te traje aquí-le respondió el pirata con dureza mientras se acercaba a él-¿Por qué no quieres decirles?

David suspiró derrotado-No quiero preocuparlas más, ya tienen suficiente con Henry. Además qué esperanza tengo, es de los venenos más poderosos, voy a morir de todos modos.

-Dejame ver la herida-ordenó el pirata.

David levantó su playera dejando a la vista una horrible cicatriz negra que recorría todo su pecho hasta llegar a un punto cercano al corazón. Garfio hizo una mueca de desagrado. Claramente David tenía razón, no estaba tan cerca de la muerte. Le sorprendía que a pesar de la gravedad de la herida, él pudiera mantenerse de pie y seguirles el ritmo a todos.

-Tienes razón, no te queda mucho de vida. Es por eso que debes decirles a los demás-insistió el pirata, pero David negó rotundamente con la cabeza.

-No, no puedo decirles aún-

David no pudo acabar su frase, la herida volvió a punzarle fuertemente y lo tiró al suelo.

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