Capítulo 9

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Se formó un gran silencio en alrededor de todo el abandonado campamento. Emma y su grupo de rescate habían quedado estupefactos. Si bien creían que al hacer trampa y utilizar la magia de Regina evitarían caer en la trampa de Pan, se habían equivocado, pues habían caído directo en la red de Peter Pan.

-¿Dónde diablos está Henry?-Emma fue la primera en romper el silencio. Pan sonrió.

-Rompiste las reglas, no es justo, es descortés-respondió el chico caminando, manteniendo el espacio entre él y el grupito-Esperaba más de ti, capitán.

Observó a Garfio con altivez.

-Y lo tendrás-respondió el hombre con enojo.

-Dame a Henry-presionó Emma.

-Lo siento, no puedo-Pan se detuvo- ¿Acaso no saben? Los tramposos nunca ganan.

Solo falto con que saliera la última palabra de la boca del líder, para que alrededor de Emma y sus compañeros, una gran cantidad de niños perdidos aparecieran, cargando en sus manos arcos, lanzas, espadas y dagas, todas apuntando a los intrusos.

Instintivamente, el grupo de adultos se puso en guardia ante la aparición de los niños perdidos. Y chocando sus espaldas se colocaron en posición de ataque, Regina preparando su magia, Emma y David sacaron sus espadas, Mary Margaret preparó el arco y el pirata, su filoso garfio.

-Cuidado con las flechas, están envenenadas con Sombra del Sueño-advirtió Garfio al ver el liquido oscuro en la punta de la flecha.

Pan sonrió con malicia,

Los niños perdidos comenzaron a disparar sus flechas, David las detenía con el metal de su arma, Mary Margaret contratacó.

-¡Cuidado!-gritó David al la flecha ser disparada contra la espalda de su esposa.

Saltó y la empujó justo antes de que le diera, pero logró causarle un rasguño en su costado.

-¡David!-exclamó Mary con preocupación.

-Estoy bien-le aseguró y ambos siguieron luchando.

Regina utilizaba su magia para inmovilizar a los niños perdidos lanzándolos o deteniéndolos, sin matar o lastimar severamente a uno.

Killian detuvo con su garfio el martillo de Félix justo antes de que golpeara su cara.

-Ha pasado un tiempo, capitán-dijo el rubio.

-No el suficiente-respondió Garfio y se movió soltándose de su agresor.

Hubo unos cuantos choques entre la espada, el garfio y el martillo, pero volvieron a detenerse, viéndose cara a cara.

-¿Recuerdas lo que le hice a Rufio?-preguntó Garfio, intentando molestar al chico. Félix gruñó con furia, recordando la triste y desagradable imagen de su amigo-Te espera un destino mucho peor a ti.

Con las últimas palabras del pirata, el niño perdido atacó con más fuerza y determinación. Sin importar el hecho de que en un pasado se habían ayudado piratas y niños perdidos, ante la amenaza de Orson, el rubio aún seguía con el enojo de la pérdida de uno de sus mejores amigos, y la culpa era completa del pirata.

Sabía que Melania se decepcionaría, pero Félix no permitiría que Garfio se escapara, debía vengar o hacerle justicia a Rufio.

Emma se defendía más, que atacar a sus agresores. Blandía la espada con habilidad, evitando que los ataques fuertes lograran generarle una herida. Corrió intentando llegar a donde Pan observaba todo con satisfacción, pero antes de lograrlo, un niño se abalanzó contra ella y la tiró a la tierra. Rodaron por el suelo, y Emma logró quedar encima, tomando una daga, la presionó contra el cuello.

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